CAPITULO 145: PLACER Y SUMISIÓN.Enzo seguía abrazando a Lana con fuerza, aun procesando la noticia del bebé. Su risa baja y entrecortada mostraba la mezcla de emociones que lo invadían. La miró a los ojos, con una ternura que pocas veces dejaba ver, y acarició su rostro como si quisiera asegurarse de que todo era real.—No puedo creerlo, amore... otro bebé. Me haces más feliz de lo que merezco —le susurró, mientras sus labios rozaban su frente.Lana sonrió y sus dedos acariciaron la mano de Enzo, se apartó un poco y él lo notó al instante. Había algo más que ella quería decir.—Esposo... —comenzó, su tono siendo más serio ahora—. Hay algo más que quiero hablar contigo.Él frunció el ceño, aún con la emoción del momento brillando en sus ojos.—¿Qué pasa, amore? —preguntó, aunque habia un ligero tono de preocupación,Lana tomó aire, buscando las palabras correctas. Sus dedos subieron hasta acariciar la mejilla de su marido y lo miró con una intensidad que lo dejó inmóvil.—He tomado un
CAPITULO 146: ¡REPITELO, MALDITO BASTARDO!Svetlana y Enzo estaban en la consulta del médico. Ese día era su primera ecografía, un momento que habían esperado con ansias. Había pasado un mes desde que Svetlana le dio la noticia a Enzo, y sus vidas habían cambiado significativamente. Enzo había asumido el papel de capo otra vez, y todos en su círculo estaban felices por ello. Cassio, por otro lado, por orden de Enzo, se había establecido en Italia para encargarse de las operaciones allá, dejando todo perfectamente organizado. Todo marchaba sobre ruedas, pero ese día tenía un significado especial. Ambos estaban emocionados por ver al pequeño bebé que crecía en el vientre de Svetlana.Mientras esperaban, Enzo, no podía ocultar su felicidad, tomó la mano de su esposa y la miró con ternura. —Amore mio, estoy seguro de que es una bambina. Una princesa, igual que tú —dijo mientras se inclinaba y depositaba un suave beso en su frente.Svetlana sonrió, sus ojos brillaban de felicidad mientras
CAPÍTULO 147: DIFERENTES OPINIONES.El doctor Huich levantó las manos instintivamente, intentando calmarlo mientras luchaba por respirar.—¡Señor Bianchi, por favor! Entienda que esto no es algo que diga a la ligera. Solo estoy pensando en la salud de su esposa, no hay otra opción médica viable… —intentó explicar, aunque su voz se quebraba bajo la presión de la mano de Enzo.Svetlana, aunque devastada por lo que acababa de escuchar, reaccionó rápidamente. Se levantó de la silla y puso una mano en el brazo de él.—¡Enzo, basta! Por favor, suéltalo. Esto no va a resolver nada… —dijo con un tono suplicante, intentando calmarlo.Enzo respiraba con dificultad, sus músculos tensos mientras miraba fijamente al médico. Finalmente, soltó al doctor, quien cayó de pie pero visiblemente afectado. Se giró hacia Svetlana, con el rostro aún lleno de rabia, pero también de algo más: miedo. Miedo de perderla.La sala quedó en silencio nuevamente, con una tensión que parecía imposible de romper. El doc
CAPITULO 148: UN SUSTO INESPERADO.Los días pasaron pesados, llenos de silencios incómodos y miradas evitadas. Después de la confrontación en el dormitorio, Enzo y Svetlana apenas se dirigieron la palabra. Solo hablaban lo estrictamente necesario, y cuando lo hacían, sus voces eran frías, distantes. Esa noche, Enzo llegó tarde de nuevo. La casa estaba en completo silencio, como si nadie estuviera allí. Subió las escaleras con el corazón pesado, sintiéndose más perdido que nunca. Pensó en ir directo a su habitación, pero algo lo llevó a la de Matteo. Necesitaba verlo, aunque fuera dormido. Tal vez eso lo ayudaría a calmar el caos en su cabeza.Abrió la puerta con cuidado pero se detuvo en seco al ver a Svetlana sentada junto a la cuna. No lo había escuchado entrar. Ella estaba inclinada hacia adelante, sus hombros temblaban ligeramente, pero no hacía ningún ruido. Lloraba en silencio, mientras sus ojos estaban fijos en Matteo, que dormía, ajeno a todo.Enzo se quedó en la puerta, si
CAPITULO 149: QUE ESTÉS CONMIGO.El sol de la mañana se filtraba tímidamente por las persianas de la habitación. Enzo empujó la puerta sosteniendo un ramo de flores en una mano. Tenía el cabello desordenado, las mismas ropas del día anterior y unas profundas ojeras que delataban que no había dormido en toda la noche. Había pasado cada minuto sentado junto a la cama, velando por Svetlana, asegurándose de que no estuviera sola ni un instante.Cuando entró sus ojos se encontraron con algo que lo detuvo en seco: Svetlana estaba despierta. Ella lo miraba con una mezcla de sorpresa y ternura. Y por un momento, Enzo sintió cómo su corazón se detenía y luego latía con fuerza renovada. —Amore… —murmuró.Svetlana, al verlo allí, no pudo evitar sonreír también. Sintió una calidez que no había sentido en días. No dijo nada, pero esa sonrisa fue suficiente para que Enzo supiera que ella también estaba feliz de verlo.—¿Cómo te sientes? —preguntó el, acercándose a la cama con pasos lentos pero fir
CAPITULO 150: ESPOSO SOBREPROTECTOR.Así que desde el momento en que Enzo tomó la decisión de apoyar a Svetlana y algo dentro de él cambió. Se sentía responsable no solo de cuidar a su esposa, sino de asegurarse de que nada, absolutamente nada, pudiera poner en peligro su embarazo. Canceló un viaje de trabajo importante que tenía programado para la semana siguiente y reorganizó su agenda de manera que pudiera trabajar desde casa la mayor parte del tiempo. Contrató a una enfermera para que estuviera disponible las 24 horas, asegurándose de que Svetlana tuviera toda la ayuda que pudiera necesitar.Al principio, ella agradeció su dedicación. Ver a Enzo tan involucrado y preocupado por ella y el bebé le llenaba el corazón de alegría. Pero con el paso de los días, su actitud comenzó a convertirse en algo más. Si ella intentaba levantarse de la cama para ir al baño, Enzo ya estaba allí, ofreciéndole el brazo como si fuera incapaz de caminar sola. Si quería salir al jardín a tomar aire fre
CAPITULO 152: NO TE ATREVAS A DEJARME.La tarde estaba iluminada por un sol cálido que se colaba por la ventana de la pequeña habitación. El suave olor a pintura llenaba el aire, mientras Enzo, con una camiseta vieja y unos pantalones desgastados, pasaba la brocha con precisión sobre la pared que habían decidido pintar de un suave tono lila. Svetlana, con su cabello recogido en un moño desordenado y un overol que apenas abotonaba sobre su creciente barriga, estaba en la esquina opuesta, haciendo lo mismo, aunque con menos cuidado.—¿Y qué te parece Alina? —preguntó Svetlana de repente, ladeando la cabeza mientras observaba la pared con ojos críticos.—Suena bien… pero no sé. Alina… ¿qué más? —respondió Enzo sin apartar la vista de su trabajo.—Alina Enzo-Svetlanovna. —Lana soltó una carcajada, claramente burlándose de la idea.Enzo la miró de reojo, con una sonrisa que intentó ocultar. —No le arruines la vida antes de nacer, mujer.Svetlana rió aún más fuerte, y en un descuido, la bro
CAPÍTULO 153: LA SÚPLICA DE UN PECADOR.La capilla del hospital estaba vacía, salvo por la tenue luz de las velas que iluminaban el altar. Enzo entró tambaleándose, con el rostro desencajado; sus ojos rojos delataban que había estado llorando. Se quedó de pie frente al altar, mirando el crucifijo, y la rabia y la desesperación bullían en su interior. Dio un paso hacia adelante, luego otro, hasta que sus rodillas cedieron y cayó pesadamente al suelo. Bajó la cabeza, respirando con dificultad, como si el aire le quemara los pulmones. —¿Qué hago aquí? —murmuró, con la voz ronca, apenas un hilo de sonido que se perdió en el silencio de la capilla—. Tú y yo no tenemos nada que decirnos, ¿verdad? Se pasó las manos por el cabello, tirando de él con fuerza, como si quisiera arrancarse el dolor que lo consumía. —Yo sé quién soy... —dijo, más alto esta vez, mirando al crucifijo con ojos llenos de lágrimas—. Tú también lo sabes. Sabes todo lo que he hecho. Todo. No tienes que recordármelo, po