Mientras desayunaba en el jardín como hacía todos los días, mi padre entró de pronto sorprendiendome, sentandose en la silla que había a mi lado, mirándonos los dos a los ojos, pero viendo una preciosa sonrisa en los labios de mi padre.

— Marianna, nuestra abogada vendrá antes de la hora que te tienes que marchar a recogerte para ir al despacho de tu esposo, ella tienen todos los documentos por si los quieres firmar antes de iros a la empresa de tu marido, aunque ya lo tiene todo preparado, y sabe todo lo que ha pasado, esta mañana temprano hable con ella y está encantada de defenderse contra ese Mark Harris — me dijo

— Gracias papá, porque no me atrevo a enfrentarme a Harris y a sus abogados yo sola, no sabría como hacerlo y aunque yo se que tengo mis razones por haberme marchado de su casa, no podría enfrentarme a él sin ayuda — le respondí

Me fui a mi dormitorio después de comer, entre en el cuarto de baño para ducharme, volviendo después a mi dormitorio, abri el armario de mi ropa