Cuando me marche del cuarto de baño y regrese a la mesa, me di cuenta de la media sonrisa que tenia Mark en sus labios, levantandose de su silla y abriendo mi silla para que me sentara

— Dejarme follar por usted en el cuarto de baño de un restaurante, no está escrito en el contrato señor Harris — le susurre

— Ahora no me digas que no te ha gustado, porque te he escuchado gemir de placer — me respondió

Cada noche después de contarle a mi hija un cuento y marcharnos su padre y yo de su dormitorio cuando ya se quedaba dormida, Mark y yo nos marchamos hasta nuestro dormitorio, haciéndome el amor Mark, una noche sí y otra también, pero algunas noches que yo me resistía porque no me encontraba muy bien, el siempre me recordaba las condiciones de nuestro contrato, teniendo que acostarme desnuda y abrir mis piernas para que hiciera y cogiera de mi lo que quería mi esposo, Aunque algunas noches no me importaba ya que estaba completamente enamorada de Mark y su forma de ser conmigo en la cama,