MAIA CARRIZALES. —No lo creo —le digo—. No tengo ganas de salir. —Tú nunca tienes ganas de salir —me dice y yo ruedo los ojos—. Vamos, será divertido y relajante. Mauricio me mira emocionado mientras sostiene dos papeles en sus manos. —Dame una buena razón para ir —le digo. —Será relajante y divertido —me dice—. O sea, ¿a quién no le gusta que lo consientan un poco? Mueve los papeles enfrente mío y yo los aparto. —¿Qué tan lejos está el spa? —¿Eso importa? —me cuestiona—. Lo importante es que nos van a hacer de todo absolutamente gratis. —Ve tú —le digo—. Yo en serio no quiero ir. —¿Pero por qué? Algunos malos recuerdos regresan a mi mente. —Simplemente no quiero ir —le contesto— ¿Están difícil entender eso? —Soy un brujo de magia blanca —me recuerda—. Y sé cuando alguien me miente, así que deja de inventar excusas y mejor dime la verdadera razón por la que no quieres ir conmigo al spa, por favor. Bufo. —¿En serio lo quieres saber? —le pregunto y él asiente—. No me gust
MAIA CARRIZALES.—¡Ah, no, no, no, no, no, señorita! —me regaña Mauricio cuando ve la ropa que voy a meter a la maleta— ¡No puedes usar esa ropa tantas veces, para algo fuimos de compras el otro día!Lo veo desconcertada.—Mi ropa no está tan usada y si así fuera, sería mi problema porque yo soy la que se la va a poner, no tú —le digo metiendo la ropa a la maleta—. Ahora deja de ser chismoso y sal de mi habitación.Mauricio suspira y se sienta en mi cama.—Bien, ya no voy a criticar tu forma de vestir, pero al menos lleva ropa nueva —me dice—. Vamos a viajar para divertirnos, no para encerrarnos en una habitación de hotel para ver películas en pijama.Ok, eso me hace sentir mal, porque yo voy a Italia a encerrarme en un hotel para esconderme, pero Mauricio no lo sabe y cree que vamos a divertirnos y relajarnos un poco. Además de eso, no me siento cómoda con la ropa que compramos.No me malinterpreten, me encanta la ropa que compramos, no hubo ni una sola cosa que no me haya gustado y
MAIA CARRIZALES.Mauricio y yo salimos del aeropuerto de Italia mientras él bosteza y yo busco con la mirada un taxi.—Oye, Maia.—¿Si? —le pregunto siguiendo buscando un vehículo.—Creo que deberíamos de ir allá.Lo volteo a ver confundida y veo que señala con su dedo.Abro los ojos sorprendida al ver un hombre con un cartel con mi nombre y el de Mauricio escrito.Inconscientemente, me hago para atrás.—¿Qué sucede?Veo nerviosa a Mauricio, el cual me ve confundido.—Nada —le respondo en voz baja.—Ok —me dice—. Como sea, hay que hablarle al pingüino para que nos vea.Abro los ojos sorprendida.—No pienso que sea una bue...—¡Ey, señor pingüino!Todos nos voltean a ver, entre ellas ese hombre.Siento un vacío en el estómago cuando él se empieza a acercar a nosotros.—Buenas tardes, ¿señora Carrizales y señor Castro?—Sí, esos somos nosotros —contesta Mauricio pasando un brazo por mis hombros— ¿Usted quién es?—Soy un empleado del señor Mancini, él me ordeno llevarlos a su hogar tempo
MAIA CARRIZALES.Mauricio y yo vemos sorprendidos la casa enfrente de nosotros, después, intercambios miradas antes de volver a ver la casa.—¿Se encuentran bien?Mauricio y yo vemos al chófer, luego nos vemos el uno al otro antes de volver a ver al señor y asentir.La puerta de la casa se abre y nos deja ver a una mujer con vestido de sirvienta.—Buenos días —nos dice—. Bienvenidos, adelante, por favor.Mauricio y yo nos vemos antes de entrar y decirle gracias a la señora mientras el chófer y otras personas traen nuestras maletas.—Buenos días, señora Luna y señor Castro.Mauricio me voltea a ver confundido.—¿Luna?Le sonrío nerviosa y alzo los hombros.—Soy Laila, la encargada de cuidar esta propiedad, cualquier cosa que se les ofrezca o quieran me lo pueden decir a mí o a cualquier otro empleado de la propiedad —continúa con su presentación la señora—. Supongo que están cansados, déjenme llevarlos a sus habitaciones, por favor.—Está bien, gracias —le digo.La señora se da la vuel
MAIA CARRIZALES.¿Por qué todo me sale mal?Veo como Nicolás me sujeta aún más fuerte de las caderas y gime de placer sobre mi cuerpo mientras yo solo me quedo quieta y dejo que haga lo que se le plazca con mi cuerpo.Cierro los ojos y me repito una y otra vez que esto terminara pronto.Giro la cabeza un poco y veo la cuna que está en la habitación.Todo sea por ti.Tiempo atrás (presente)—¡MAIA!Siento como algo cae a mi lado sobresaltándome y haciendo que me levante rápidamente, lo cual me provoca dolor de cabeza.—Maldición, Mauricio —lo regaño mientras él se ríe—. No vuelvas a hacer eso.Mauricio se pone boca arriba en la cama mientras yo me vuelvo a acostar para volver a dormir.—Ya levántate, dormilona —me dice—. Ya amaneció.—¿Ah, sí? —le cuestiono abrazando una almohada—. Que bueno.Escucho como Mauricio bufa antes de levantarse de la cama.Sonrío porque voy a poder volver dormir o eso es hasta que inesperadamente siento un gran peso arriba mio.—¡MAURICIO!—Arriba ya, floja
MAIA CARRIZALES.—¿Ya te vas a dejar de burlar de mí?Niego mientras me sigo riendo y Mauricio rueda los ojos molesto.—¿Cómo es que eres brujo y te desmayas por hacer un simple truco? —le inquiero burlona.—En primer lugar, no es un simple truco, y en segundo lugar, ese "simple" truco gasta mucha energía y solo los brujos de alta categoría lo pueden hacer sin desmayarse o tener otro efecto secundario.Lo veo confundida.—¿Los brujos tienen categorías? —le cuestiono y él asiente—. Creí que todos eran iguales.—Lo de "todos somos iguales" solo aplica para los humanos —me dice— ¿Cómo es que no lo sabias? Te estás convirtiendo en una licántropo.Desgraciadamente.—Simplemente no lo sabia —le contesto—. Y siendo sincera, no quiero saber nada sobre su mundo.—¿Si sabes que nuestro mundo se está convirtiendo en el tuyo, verdad? —asiento antes de suspirar— ¿Y aún así prefieres no saber nada?—Sí —le contesto—. Entre menos sepa de ese mundo, mejor para mí.—No sé que haya ocurrido, pero lo qu
NICOLÁS COOPER.—¿¡CÓMO ES QUE NADA FUNCIONA!? —le inquiero furioso— ¡ELLA ES HUMANA! ¡HUMANA! ¿¡CÓMO ES QUE UNA HUMANA PUEDE ESQUIVAR UN HECHIZO DE LOCALIZACIÓN!?—N-No lo sabemos, alpha —me responde el sirviente nervioso—. Creemos que alguien la está ayudando.Volteo a ver molesto a Leon antes de ver al hombre inútil que tengo enfrente.—¿¡CÓMO ALGUIEN LA ESTARÍA AYUDANDO!? —le inquiero enojado— ¡ELLA NO TIENE A NADIE! ¡SOLO ME TIENE A MÍ!—Pero, alpha, es demasiado raro que ella se escape antes de que la podamos capturar y también es muy raro que...Golpeo mi escritorio interrumpiéndolo.—¡DEJA DE INVENTAR EXCUSAS PARA JUSTIFICAR SU INCOMPETENCIA! —les reclamo— ¡NO ME IMPORTA QUE TENGAN QUE HACER, PERO MÁS LES VALE ENCONTRARLA LO MÁS PRONTO POSIBLE O DE LO CONTRARIO, LOS VOY A CORTAR EN PEDACITOS Y DESPUÉS SE LOS VOY A DAR A COMER A LOS OSOS! ¿¡ENTENDIDO!?Ellos asienten asustados.—¡AHORA LARGO DE AQUÍ!No pasan ni un minutos cuando todos ellos salen de la oficina despavoridos dej
MAIA CARRIZALES.Veo sorprendida a Mauricio.Esto no puede estar ocurriendo.—¿Estas bromeando, verdad? —él niega—. No puede ser.Abrazo mis piernas contra mi pecho y oculto mi rostro en ellas mientras intento no llorar.—Ey, tranquila —pone una mano sobre mi cabeza—. No llores.—No lo entiendes —le digo con la voz ahogada—. Mi vida se está yendo a la mierda y no sé que es lo que voy a hacer.—Pues, lo primero es que te calmes y...—¿Qué me calme? —lo interrumpo— ¿¡Cómo quieres que me calme cuándo todo se está yendo al carajo!?—Maia, tranqui...—¡No me pidas estar tranquila! —le digo llorando— ¡A ti no te atormenta una maldita y estúpida voz que te trata como una mierda y que puede hacer que el desgraciado de Nicolás te encuentre!Lloro de impotencia.—¿Nicolás? —me cuestiona— ¿Él es...?—¿¡El hombre que destruyo mi vida!? —lo interrumpo— ¡Sí, es él y si me encuentra, todo se ira al carajo tanto para mí como para los demás! —siento un dolor en el pecho de tanto llorar— ¿¡Por qué las