"Verdades a la luz"
Me removí en el lugar donde yacía sentada, cuando la luz de la habitación se encendió y Marcus, aún sorprendido se levantó y tomó asiento donde estuvo en el principio.
—Supongo que ya arreglaron sus problemas, ¿no? —La rubia contoneaba sus caderas con una cierta apariencia felina, causando una oleada de calor en el aire que antes era frío y tenebroso.
—Galatea —comenté atontada por la situación y me senté derecha, en espera de cualquier ataque de su parte, tomó asiento en una esquina y observó mi rostro con aire divertido.
Primer libro de la Saga: Sombras de la Esquizofrenia.Dylan es un chico común con un enorme problema, sufre de alucinaciones que le hacen ver e imaginar cosas donde no las hay, tiene unos amigos bastante peculiares, siempre están para él cuando más les necesita, pero con una condición "Siempre habrá sangre, acción y locuras de por medio".Tienen formas muy diferentes de ver la vida, cuando se unen son como una bomba de tiempo, ¿Cómo no? Si al unir una rubia que ama los calibres 45, un hacker que sabe hasta cuándo respiras, y un castaño que al desenfundar sus espadas, es incluso capaz de cortar el aire que respira; ellos son una buena elección para acabar con el mundo, mientras da
"Desperté."Para mí aún era 11 de abril de un año que ya no recuerdo, al igual que muchas otras cosas.Me levanté y observé todo a mí alrededor, estaba oscuro, olía a carne podrida y el piso estaba cubierto de una especie de líquido negro, que se pegaba a mis pies solamente con el mínimo contacto. Sentí un dolor indescriptible en mi cabeza, la sujete tan fuerte que comencé a pensar que en cualquier momento estallaría, solté gruñidos, grité y lloré en aquel lugar gobernado por las penumbras.No tenía ni la más mínima idea de dónde estaba, o qué hacía en aquel lugar; solamente podía estar muy cons
"Welsey Moley."No tenía ni la más mínima idea de por qué había dicho ese nombre, pero fue lo primero que llegó a mi cabeza en forma de recuerdo, que se pasaban como imágenes oscuras y poco visibles.— ¿Qué hay en ese sitio? —murmuró.Caminé por la habitación tratando de encontrar una respuesta, pero no la tenía. Simplemente quería ayudarlo, y como no recuerdo más que una fecha y mi nombre, forcé a mi mente a recordar algo y eso fue lo primero que llegó.—Es como una especie de Motel desolado, puedes dejar el cad&aac
"Comadreja asustada"Habían pasado ya tres días, Dylan no salía de su trance, por mucho bebió algo de agua, fue al baño y tomó su forma fetal en la cama, me estaba empezando a preocupar por él, así que decidí salir de mi habitación y caer en su cama.Él me miró espantado y se tapó la cara con una sábana—Vete. —Murmuró, no le hice caso y me acomodé en su cama.— ¿Por qué sigues aquí?, deberías haberte ido cuando sepulte el cadáver.—No lo sé, siempre he estado aquí. —Jugué con mis pies meciéndolos, él temblaba de miedo. —Si sigues así el próximo cadáver que sepulten será el tuyo —se levantó de la cama como si tuviera un resorte en la espalda y se tambaleó un poc
"No parecía real."Una noche Dylan era una persona valiente, y a la siguiente se volvía una comadreja asustada.Se encontraba metido entre sus sábanas, como se le hacía costumbre estos últimos días, yo en cambio, observando por la ventana de su habitación el amanecer, era algo hermoso desde allí, no recordaba la última vez que lo había visto, mucho menos desde un lugar donde se podían ver arbustos de gran magnitud.—Deberías venir a ver esto, son cosas que valen la pena —mi acompañante emitió un gruñido de molestia y siguió en lo suyo, "lamentarse", creí ver un reflejo y pensé por un momento que se trataba de una luciérnaga.—Oh, mira una lucier... —no terminé de completar la frase, porque la aparente luciérnaga que estaba viendo poseía piernas, ropa, bin
"¿Quién eres?"Era la única pregunta que resonaba en mi mente, y al parecer en toda la habitación.Tenía una sonrisa aterradora, con sus ojos parecía penetrar mi alma, o lo que sea donde coloque su mirada en estos momentos.—Mi error —su voz era áspera y rasposa, tanto que le podría hacer daño a quien lo escuchase. —Veo que Dylan no te ha hablado de mí —Dio una sonrisa mostrando sus dientes, sus ojos vagaron por la habitación mientras rascaba su cabeza con el cuchillo.—Marcus, mi nombre es Marcus. Tenía ya mucho tiempo observando en silencio pero debido a todo esto — señaló el lugar cubierto de sangre —me ha tocado salir a relucir preciosa.Traté de no fingir asco cuando me llamó preciosa, posé la mirada en esa zona vacía y normal de la habitación. &
"El terror..."Muy tarde me doy cuenta que no soy más que alguien que no existe en realidad, cuando me encuentro en medio del bosque. Pero es muy raro, por todo mi cuerpo vaga una feroz corriente que asoció como miedo, mis manos están heladas y mi respiración agitada; ese constante dolor en mi nuca me hace gruñir cada cierto tiempo.—No puedes huir por mucho tiempo —doy un paso adelante cuando escucho la voz de Dylan, giro para confirmar que el chico se encuentra sentado en una roca. —No costó mucho saber que terminarías aquí, así que salí por la ventana.Fruncí el ceño ante tales palabras, pero no por la duda del por qué me está siguiendo, si no, de cómo llegó al sitio tan rápido.— ¿Cómo has llegado antes que yo? —sus labios forman una fina línea y alza la ceja
"Tres extraños."Tres completos extraños se encontraban en la habitación la mañana del viernes, al parecer el chico los conocía porque no comento nada al respecto cuando entraron, cerraron la puerta tras ellos. Una chica y dos chicos, la chica tenía el cabello rubio, los ojos verdes olivo era de una estatura baja y tenía esa expresión de soy inofensiva hasta que dices algo que no me agrada.Uno de los chicos era castaño, de ojos rasgados y color café, al igual que la chica era de baja estatura, en su espalda; sobre unas correas de cuero llevaba consigo unas espadas largas y anchas, a lo lejos se podía notar el filo, podría estar segura que lo que tocaran seria picado sin ningún esfuerzo. El otro chico era un poco más alto que Dylan, tenía el cabello de color negro, ojos grises y el cuerpo muy bien formado, en sus manos solo traía una computad