Alex seguía bebiendo, su mirada fija en Rebecca en el bar, ambos sumidos en frustraciones y consumo excesivo de alcohol. No podía apartar sus ojos de ella, sintiéndose extrañamente atraído por aquella mujer. Su ensoñación se ve interrumpida por el timbre de su celular.
– Alex, ¿cuándo vas a volver a casa? Noté que estabas actuando extraño antes. ¿Está todo bien? Te extraño cuando te alejas.
– Sophia, deja de molestarme con tonterías. No desperdicies mi tiempo con eso. – Alex cuelga. Se acerca a Rebecca en el bar, ella está más sonrojada de lo normal, claramente afectada por el alcohol, conversando animadamente con un hombre.
– Sal. – Ordena Alex al hombre.
– ¿Qué? ¿Quién te crees que eres? – Alex no responde y se acerca a Rebecca, toma su mano y la acerca a él. Ella reacciona impulsivamente.
– Eh, ¿qué estás haciendo? Suéltame ahora. – Apenas puede hablar claramente, el hombre se interpone frente a Alex.
– ¿Cuál es tu problema? – Alex mantiene silencio, sus ojos fijos en Rebecca. – Voy a quedarme con esta mujer, lárgate de aquí.
– Pero no lo harás, si le pones un dedo encima, te destrozo. Así que, vete, no estoy interesado en armar problemas. Vamos, señorita, deja de hacer tonterías y ven conmigo. – Alex habla con un tono de voz amenazador.
– Puedes ser tan irritante, ¿por qué no me dejas en paz? Me estabas insultando hace un momento. – Ella se ríe. – ¡Adiós, fue un placer, caballero! Paga la cuenta, ¿de acuerdo? E intenta encontrarme en redes sociales, disfrutemos sin arruinar la diversión. – Suelta una risa y se aleja.
El hombre encoge los hombros, antes de que pueda responder, Alex le pide al camarero que cierre cuenta y agregue los gastos a la suya propia. Rebecca está de nuevo sentada en la mesa del rincón, claramente ebria. Alex, esta vez, se sienta a su lado, también visiblemente alterado, aunque menos que ella. La observa durante varios minutos mientras ella se ríe sola.
– Entonces, ¿quién eres?
– Soy yo, solo una mujer aprovechando lo que la noche tiene para ofrecer. ¿Algún problema con que quiera divertirme? ¿Sabes, ese hombre quería llevarme a su habitación? ¿Por qué te metiste?
– Eres un problema. Estás borracha. El no solo pretendía mostrarte la habitación. No seas ingenua. ¿Estás alojada aquí? – Rebecca se acerca más, lanzando una mirada provocadora.
– Está bien. Quiero explorar otras cosas. ¿Por qué te importa? – Ella se acerca aún más y lo besa. Alex se sorprende durante unos segundos, pero luego la besa de vuelta. Los dos se besan durante varios minutos. Ella lo mira y sonríe.
– Hola, desconocido. – Alex se levanta y la toma de la mano, llevándola a la recepción.
– ¿Esta señorita está alojada aquí?
– Sí. – Responde la recepcionista.
– ¿Puedes organizar que alguien la acompañe a su habitación? – La recepcionista llama a una asistente.
– Por favor, llévese a la señorita a su habitación. – Alex entrega a Rebecca a la asistente. – Asegúrate de que se quede en la habitación. – El ordena.
– ¿Me vas a abandonar? ¿Y nuestra diversión? Eres tan aburrido. – Ella protesta, y Alex la mira, controlando el deseo de tocarla.
– Buenas noches, señorita. – Se aleja en dirección al bar nuevamente.
– ¿Cuánto quieres para llevarme a su habitación? – Elle pregunta a la asistente.
– Señora, no puedo hacer eso. Podría perder mi trabajo.
– Dime el valor, puedo pagar y nadie se enterará. Él y yo ya lo hemos hecho antes. Solo no le gusta cuando bebo demasiado. Puedo darte todo el dinero que tengo en la cartera y transferir más, ¿cuál es el valor? Todos salimos ganando al final, salí de mi habitación y fui allí sola.
La empleada reflexiona durante unos minutos, presiona el botón para el piso de la suite, sabiendo que Alex está hospedado allí. Ella comprende que tienen mucho dinero y sugiere una cantidad alta para llevarla hasta allá.
– Abriré la puerta si me transfieres 20 mil dólares. – La empleada nota la embriaguez de Rebecca y se aprovecha de la situación.
Rebecca estaba tan ebria que apenas entendía lo que estaba haciendo. Se sentía estúpida y herida, buscando escapar de un tabú personal. Ella acepta y permite la transferencia, mientras la empleada aprovecha la situación y transfiere una cantidad mayor. La empleada abre la puerta, deja que Rebecca entre y se va, dejándola sola. La suite en la planta superior es espaciosa. Rebecca abre una botella de vino y comienza a beber mientras se sienta en el suelo, sin comprender bien sus acciones. En el bar, Alex sigue bebiendo, pensando en el esfuerzo que le costó apartar a la joven que coqueteaba con él. La encontró tonta, pero no podía negar su belleza. Habría pasado la noche con ella si no fuera por su estado de embriaguez. En la habitación, Rebecca sigue bebiendo su vino, observando el entorno sin cesar. Una hora pasa, Alex sigue bebiendo, su frustración por los eventos en Boston y su deseo por la atractiva mujer lo atormentan. En la habitación, Rebecca está sumida en sus pensamientos y demasiado ebria para sentir inhibiciones. Cuando Alex regresa, encuentra a una mujer en lencería en su cama. Está boca abajo, con el pelo largo extendido por la espalda, usando una tanga roja. Alex se sorprende al verla girar y ella sonríe al abrir los ojos.
– Te tardaste. – Dice con la lengua enredada.
Se arrastra hacia él y lo besa, haciendo que ambos caigan de la cama. Rebecca se ríe de la situación y Alex queda sin reacción, incapaz de controlar la situación. Él la gira en la alfombra y la besa, explorando su cuerpo. Alex se quita la camisa, observa el cuerpo de Rebecca y la besa mientras acaricia sus pechos. Rebecca gime en respuesta, y él le quita el sujetador, admirando sus senos antes de acariciarlos y besarlos. Ella está excitada, la sensación de estar con un desconocido la hace sentir cómoda, ya que no tendrá que lidiar con él después. Él la lleva a la cama y la pone boca abajo, terminando de desnudarse y admirándola antes de posicionarse. El deseo los consume mientras él la penetra, ambos perdidos en el momento. Los gemidos de Rebecca aumentan mientras él acelera el ritmo, llevándola a su primer orgasmo. Continúan hasta que Alex también llega al clímax. Él cae a su lado, ambos jadeando. Rebecca sonríe somnolienta y recibe un beso en los labios.
– ¿Quién eres? – Pregunta él, y ella solo sonríe antes de cerrar los ojos y quedarse dormida.
Eran alrededor de las 9 de la mañana cuando Rebecca abrió los ojos. Sentía un fuerte dolor de cabeza y dolores por todo su cuerpo. Su corazón latió con fuerza al darse cuenta de que había un desconocido acostado a su lado y pronto se dio cuenta de que ambos estaban desnudos. Asustada, saltó de la cama al ver al hombre a su lado, pero él seguía durmiendo. Rebecca rápidamente se puso su vestido, agarró su bolso, celular, zapatos y la llave del auto que vio en la mesa, y salió de la habitación, dejando solo su ropa interior esparcida en el suelo, tal era su deseo de salir de allí. En el ascensor, se encontró con una notificación de transferencia de 30 mil dólares de su cuenta, a nombre de Pietra Dickinson.– ¿Pero qué diablos es esto? ¿Qué hice? – Preguntó en voz alta. Llegó a la recepción y realizó el check-out, preguntando a la recepcionista: – ¿Pietra Dickinson trabaja aquí?– Sí – respondió la recepcionista.– ¿Está por aquí por casualidad?– Debe estar cambiándose, su turno acaba de
Eran más de las 10 de la noche cuando Alex regresó al hotel. Se dirigió directamente a la recepción.– Buenas noches. ¿Cuál es el nombre de la señorita que traje aquí ayer?– Señor, no puedo proporcionar esa información.– Lo pediré educadamente, ya que hoy estoy de buen humor. Quiero el nombre y el número de teléfono de ella. De lo contrario, podrían enfrentar una demanda por permitir que una desconocida entrara en mi habitación y me robara.– ¿Qué?– No eres sorda, eso es lo que escuchaste. No me importa quién le abrió la puerta. Solo quiero los datos. – La recepcionista mira a Pietra, quien estaba presente en la recepción, y le entrega la información. Alex se acerca a Pietra y solo le pregunta a ella. – ¿Cómo entró? No mientas, porque solo tienes una oportunidad. Si no me gusta la respuesta, llamaré a la policía.– Lo siento, señor. Ella me dijo que a menudo haces eso, pero que no te gusta que ella beba. Ella me pagó 30 de los grandes para abrir la puerta.Alex se limita a sonreír
Cuando los amigos llegaron al club, vieron a Peter con un grupo de amigos en una mesa reservada. Al ver a Rebecca, él se acercó a ella.– Rebecca, ¿qué haces aquí?– ¿Qué? ¿Pensaste que me quedaría en casa sufriendo? No, tú tomaste tu decisión y yo tomé la mía. Solo aléjate de mí.– Rebecca, ¡vamos a hablar ahora! – intervino André.– ¿Eres sordo? Aléjate de ella. No quiere hablar, vino a divertirse. – Rebecca se dirigió al bar y pidió una doble dosis de whisky. Bebió y pidió otra.– Amiga, no le des la satisfacción, déjalo sufrir mientras tú te diviertes. Mantén la calma. – dijo Susan.Tomaron varias copas de bebida, reservaron una mesa, bebieron y se divirtieron. Melissa, Susan y Rebecca fueron a la pista de baile. Peter los observaba bailar.– ¿Qué os pasa? – preguntó uno de los amigos de Peter.– Cometí un error. Me acosté con otra.– ¿Qué? ¿Por qué? Planeabas estar con ella este verano.– Lo intenté. Ella se retiró en el último momento, me frustré y dormí con Samantha.– ¡Ah! No,
La irritación de Peter se vuelve incontrolable. Se dirige al bar donde está Rebecca y, luego, Susan y Melissa se acercan para ayudar a su amiga si es necesario. Peter agarra el brazo de Rebecca y la gira hacia él.– ¿Quién te crees que eres? ¿Cómo es que te acuestas con otro justo después de salir de mi casa?– Suelta, me estás lastimando. ¿Qué te da el derecho de exigirme algo cuando tú mismo estabas acostándote con mi prima? Aléjate de mí. – Él aprieta su brazo con más fuerza.– ¡Suéltala, imbécil! La estás lastimando. No tienes derecho a exigir nada.– Cierra la boca, zorra. Ya estaba claro que ella se metería en problemas al andar contigo. Eres una puta, Melissa, una puta. – Le dice mientras sigue presionando el brazo de Rebecca. – Dime, ¿crees que soy un payaso? Te mostraré lo equivocada que estás.– Suéltame, me estás lastimando.– ¿No estás escuchando a la señorita? – Dice Alex al acercarse, colocándose entre Peter y Rebecca, haciendo que él suelte el brazo de ella. Melissa y S
Mientras conduce, Alex permanece en silencio. Siempre que puede, aparta la mirada para observar a Rebecca. Su celular suena y él contesta en el altavoz.– ¿Qué necesitas, Ryan? – Pregunta al contestar.– Alex, cuéntame qué está pasando. De la nada, ¿compras un pub? ¿Qué te pasa? ¿En qué problemas te has metido?– Nada importante, Ryan. Son solo negocios. Dije que me gustó el pub.– Está bien, Alex. Avísame si necesitas algo. ¿Todo esto con el Sr. O'Donnell fue por negocios?– Hablaremos de eso cuando vuelva, Ryan. No olvides enviar todo lo que tienes, quiero conocerlos.– De acuerdo, Alex. Buena noche.Él cuelga y siente que Rebecca lo está observando, pero él sigue en silencio. Pone su lista de reproducción para que suene mientras la observa de reojo. Rebecca está empezando a sentirse enferma por la cantidad de bebidas que ha consumido. En las últimas dos noches, ha bebido mucho. Cuando llegan a la habitación del hotel, ella corre al baño para vomitar. Alex se acerca a ella, sostenie
Mientras estaba en el taxi, Rebecca reflexionó sobre las cosas que había escuchado de Alex. Decidió ir a casa y enfrentar a sus padres. Cuando llegó a casa, su madre estaba en el porche. Caminó hacia ella y se derrumbó en su regazo.– Hija mía, ¿qué pasa? ¿Por qué estás así?– Peter, me engañó, mamá. Me traicionó porque no quise tener relaciones con él la noche que llegué. Soy tan tonta, planeé todo para que fuera perfecto. Fui tan imprudente, mamá. – Bajó la mirada avergonzada. – Me sentí tan destrozada que solo bebí estas últimas noches. Pasé esas noches con un desconocido. Perdí mi virginidad con un hombre cuyo nombre solo supe al día siguiente.– ¿Estabas ebria? ¿Se aprovechó de ti? ¿Te lastimó? – Preguntó Martina preocupada por su hija.– No, mamá, fui yo quien lo buscó. Ya me había rechazado, no sé qué me pasó, él también estaba borracho y se aseguró de llamar mi atención esta mañana y dejó en claro que nunca me tocaría en esa situación. Anoche, me protegió mientras estaba ebria
En la casa de los O'Donnel, Peter se siente aburrido mientras escucha un sermón de su madre, ya que Martina le ha informado sobre lo que sucedió entre sus hijos.– ¿Qué te ha pasado, Peter? No te crié de esta manera. ¿Ella no era el amor de tu vida? ¿Cómo te atreviste a llevar a otra a la cama? – Él solo baja la cabeza.– Déjalo, querida. Es un hombre, es joven, estas cosas suceden. Se cometen errores. – Aunque contrariada, Amélia no se atreve a contradecir a su esposo.– ¿Quién es la otra? – Pregunta ella.– Samantha. – Responde él con temor, esperando la reacción de sus padres.– Esto es un asunto familiar, hijo, nos vas a causar un gran problema. – Dice Magno riendo.– Papá, no fue así. Rebecca engañó a todos, ayer mismo estaba en un bar con otro tipo, incluso pasó las últimas dos noches con él. ¿Cómo puede decir que no lo conocía, si parecía tan cercana? Incluso me amenazó frente a todos. No pude encontrar nada sobre este idiota, pero en cuestión de minutos sabía todo sobre mí y c
Alex queda inmerso en sus pensamientos, cuestionándose por qué aún está allí. Está a punto de marcharse cuando avista a Peter llegar acompañado de una rubia, seguidos por un grupo de mujeres y hombres."¡Esto será interesante!" - Piensa Alex. Peter se acerca a la mesa para felicitar al cumpleañero, pero en ese momento no nota la presencia de Alex. – Peter, ¿cambiaste de novia? Solo cambiaste el nombre, ¿verdad? – Se burla Marcelo.– Qué puedo decir, soy un hombre decidido, necesito a una mujer a mi lado, no a una niñita ingenua. Al escuchar esas palabras, Alex mueve la cabeza y sonríe ligeramente, pensando en lo idiota que es Peter. Se levanta y se aleja de la mesa, sin llamar la atención sobre sí mismo. Se dirige al bar y Luan lo sigue para asegurarse de que todo esté bien. – Sr. Baker, ¿está todo bien? – Pregunta al acercarse. – Sr. Stain, ¿conoces a la señorita que está con el Sr. O'Donnell? – Luan sonríe, pensando que Alex se interesó en ella. – Es la señorita Samantha Halgr