En el aeropuerto, Alex espera la llegada de Nicole. Cuando por fin sale de entre la multitud, una sonrisa radiante ilumina el rostro de ella. El cálido abrazo y el beso en la mejilla le recuerdan explícitamente lo que debe hacer para recuperar su lugar al lado de él. Nicole, consciente de sus limitaciones, se deja envolver por el gesto cariñoso de Alex, reforzando su convicción de que él está enamorado de ella.– No esperaba esto. Muchas gracias por estar aquí. – Dice Nicole mientras caminan juntos hacia el estacionamiento.– Extrañaba tu presencia. – Responde Alex, con una encantadora sonrisa en los labios. – ¿Cómo está tu padre? – Pregunta, con sus ojos denotando preocupación.– Está bien. Fue solo un pequeño susto. – Miente, ocultando cuidadosamente su frustración por no poder avanzar con su problema, personificado en Peter. – Las cosas aquí se han vuelto agitadas, ¿verdad? Me sorprendió el suicidio de Eduardo después de la prisión de Melissa. Era un buen hombre, no merecía eso.–
Las dos hermanas comparten sonrisas, revelando la alegría que sienten por haber obtenido el perdón de su hermano al que tanto han fallado. Al regresar a la mesa de amigos, son recibidas por miradas curiosas de todos.– Entonces, ¿qué fue eso? – Pregunta Christine, mirando a las amigas.– No necesitamos hablar de eso. – Responde Luiza, sentándose con una expresión serena, mientras Camila mantiene una sonrisa discreta.– ¿Se volvieron locas? ¿Cuál es el siguiente paso, traerlo a almorzar con nosotros?– Es nuestro hermano, Christine, ¿está bien? Alex está más solo que cualquier persona en el mundo. Así que permíteme apoyarlo si quiero. Becca, no revelaré tus secretos. Pero quiero creer en él, en el Alex que conozco toda la vida y no en este Alex que te dijo que pudo hacer algo así. Querido, llevaré a nuestro hijo hasta él, quiero que lo conozca, quiero que nuestro hijo sepa que tiene otro tío.– Está bien, Camila, si eso es lo que quieres, podemos hacerlo. Te apoyaré en tu decisión. – R
A la hora del almuerzo, Alex busca un refugio para relajarse y aliviar la creciente tensión, especialmente ante las constantes demandas de atención por parte de Nicole. La irritación acumulada se hace más evidente cada día. Al llegar al restaurante Menton, espera encontrar una breve calma y al encontrarse con Rebecca, su corazón encuentra un alivio momentáneo. Después de terminar el almuerzo, antes de regresar al grupo Wealth, Alex decide darse un momento de diversión para disipar el estrés.– Buenas tardes, señores. – Saluda al acercarse a la mesa, recibiendo miradas curiosas de todos. – Sr. Miller, mis días están ocupados, así que terminé olvidándome de usted.– Sr. Baker, ¿por qué siempre busca provocar a alguno de nosotros? – Pregunta Rebecca, mirándolo con firmeza.– A veces estoy aburrido y la gente idiota me divierte. – Responde, mostrando una sonrisa burlona.– Eres un enfermo, Alex. – Constata Richard, visiblemente irritado.– Entonces, internadme ya que trabajas para mí. ¿Qu
Naquella noche, marcada por una tensión y revelaciones que resonaban en los corazones de Alex y Rebecca, el tiempo parecía dilatarse, prolongándose en una secuencia de momentos tumultuosos. En la tranquilidad de la madrugada, después de horas inmerso en una corriente alcohólica que Alex evitaba desde la reconciliación con Rebecca, decide enviarle un mensaje."Encuéntrame en nuestra casa." – Sosteniendo las llaves del coche, deja su apartamento, cada paso reflejando los pensamientos tumultuosos que lo atormentaban.Rebecca, al encontrarse con aquellas palabras, observa a Susan dormida en el sofá. Con cautela para no interrumpir el sueño de su amiga, abandona el apartamento y se dirige silenciosamente a la casa que es un refugio compartido con Alex. Al llegar, lo encuentra parado frente a la amplia ventana de la sala de estar, contemplando la oscuridad a su alrededor, que ahora se transforma en un espectáculo nocturno gracias a las luces del jardín. Rebecca se acerca sin hacer ruido, en
En aquel momento, Rebecca y Alex comparten un vínculo que trasciende el tumulto del mundo exterior, como si estuvieran suspendidos en un mundo aparte. El abrazo que se dan no es solo un gesto físico, es una alianza de almas que crea un refugio de pura felicidad. Cada segundo se convierte en una cuenta regresiva, esperando ansiosamente la celebración del segundo aniversario de sus hijos. Una escapada a Nueva York se convierte en el escenario de la huida, dejando atrás los problemas de Boston.Al llegar a la ciudad, recogen a los hijos en la acogedora casa de Samantha y André, entregándose por completo a cada momento con los gemelos. El apartamento se transforma en un espectáculo de alegría, con los niños rebosando entusiasmo, risas que llenan cada rincón y juegos efervescentes con los padres. La sala se convierte en un escenario cinematográfico improvisado, donde las narrativas de los dibujos animados cobran vida con la gracia de quienes las presencian.Después de un día lleno de activ
La magia de la noche anterior se extiende a un nuevo día lleno de amor y promesas. Cuando Rebecca despierta, los gemelos ya se han bañado y disfrutan del desayuno junto a su padre. Ella admira lo excelente padre que es Alex, y su corazón se llena de calidez al ver aquella escena.– Buenos días, mis amores. – Dice al acercarse a la mesa.– Buenos días, mamá. – Responden los gemelos al unísono.– Buenos días, mi amor. Siéntate, voy a prepararte un café. – Alex se levanta y le da un suave beso en los labios.Después de un animado desayuno en familia, Alex termina de arreglar a los gemelos mientras Rebecca se prepara para el viaje. Al salir del cuarto lista, observa dos pequeñas maletas en la sala. Sin preguntar a dónde van, porque sabe que Alex no hablará, el camino al hangar es alegre, con los gemelos tarareando sus canciones favoritas. Durante el viaje, se quedan dormidos en los brazos de sus padres. Al darse cuenta de que están yendo a Seattle, Rebecca aprieta la mano de Alex emociona
En la noche de la despedida de soltera de Grace, Rebecca se une a las mujeres en una popular discoteca. A pesar de la presencia de todas, su relación con Bruna y Christine sigue siendo fría, y cada interacción con ellas se caracteriza por respuestas breves.– ¿Estás ansiosa, Grace? – Pregunta Camila, emocionada.– Diría que nerviosa. Todo estaba bien hasta el cambio... – Ella interrumpe la conversación y lanza una mirada incómoda a Rebecca.– Puedes dejar el tema, estaba bien hasta el cambio de la fecha del juicio. Es irónico que el día ocho esté celebrando una boda y dos días después estaré en un tribunal. – Afirma con la voz entrecortada, sobre todo al pensar que al día siguiente de la fiesta, dejará solo al hombre que ama.– Sugiero que no hablemos de eso, hoy es una noche de celebración. – Dice Christine, esbozando una leve sonrisa.– Claro, porque eso nunca les importó. Algunos de ustedes nunca fueron amigos de Alex. – Responde con irritación, creando un ambiente tenso en la mesa
En la mañana siguiente, Rebecca despierta con un desayuno sustancioso. Se estira en la cama, encontrándose con la mirada afectuosa de Alex.– Buenos días, perezosa. – Saluda Alex, depositando un beso cariñoso en su frente. – ¿Cómo estás?– Siempre estoy bien a tu lado. ¿Causé muchos problemas anoche?– En realidad, casi nada, solo me pediste que te diera un hijo. – Responde con seriedad, provocando una reacción sorprendida en Rebecca, que se atraganta con el jugo, iniciando una breve tos. Alex sonríe y le ofrece una servilleta.– ¿Me estás tomando el pelo, verdad? – Pregunta, aún incrédula.– Créelo o no, pediste que me entregara a ti y te regalara un hijo. – Responde entre risas.– Juro que no volveré a tocar alcohol. – Asegura, llevando el jugo a sus labios.– Eso es como yo prometer que nunca más te tocaré, completamente irreal. – Rebate, observándola saborear el café.– Alex, ¿puedo pedirte un favor? – Pregunta, con la voz envolvente.– Eso depende de lo que estés planeando. – Res