Con pasos firmes, Alex camina hacia su oficina, su mirada indecifrable. Al pasar por Nicole, ella lo agarra del brazo, pero en un movimiento brusco, él se libera y entra en la sala, cerrando la puerta con fuerza, dejándola aturdida. Todos los empleados observan mientras ella entra en la sala, su mirada transmitiendo una mezcla de sentimientos confusos. Nicole se acerca e intenta abrazarlo, pero él sujeta sus manos y la aleja con determinación.– No me toques. – Grita, apartándose de ella. – Te dije que esto iba a suceder.– Alex, mi amor, perdóname.– Ni hablar de perdonar. Te elegí para estar a mi lado porque eres una mujer racional e inteligente. No fue solo tu belleza lo que me atrajo, fue el conjunto. ¿Y qué haces? Te comportas como una adolescente, peleando con aquella idiota de Rebecca.– Lo sé, me dejé llevar. Pero fui allá para hablar civilizadamente y ella me agredió. – Murmura, entre lágrimas, intentando abrazarlo nuevamente, pero siendo empujada.– No quiero más esto, estoy
Rebecca, aturdida por la repentina actitud de Alex, se debate frenéticamente en la cama, en un intento desesperado por liberarse de las ataduras. El deseo que antes la consumía es reemplazado por una ola de rabia.– ¡Alex, no hagas esto! – Grita, su voz resonando de indignación. – ¡Basta de esta estúpida broma!Sin embargo, sus súplicas son recibidas solo por el silencio ensordecedor que llena el apartamento. Rebecca, incrédula, se convence de que realmente se ha ido. Deja de debatirse y suelta un suspiro, tratando de calmarse. Al analizar la situación, una risa nerviosa la envuelve mientras observa las ataduras y se da cuenta de que la ligadura en su brazo derecho está más suelta.– Ah, Alex, vas a pagar por esto. – Susurra, moviendo la mano derecha hasta liberarse.Con agilidad, desata la mano de las ataduras y replica el proceso en las demás. Poniéndose de pie, recorre el apartamento en busca de Alex, decidida a confirmar si realmente tuvo la audacia de dejarla atada a la cama. Ent
En el aeropuerto, Alex espera la llegada de Nicole. Cuando por fin sale de entre la multitud, una sonrisa radiante ilumina el rostro de ella. El cálido abrazo y el beso en la mejilla le recuerdan explícitamente lo que debe hacer para recuperar su lugar al lado de él. Nicole, consciente de sus limitaciones, se deja envolver por el gesto cariñoso de Alex, reforzando su convicción de que él está enamorado de ella.– No esperaba esto. Muchas gracias por estar aquí. – Dice Nicole mientras caminan juntos hacia el estacionamiento.– Extrañaba tu presencia. – Responde Alex, con una encantadora sonrisa en los labios. – ¿Cómo está tu padre? – Pregunta, con sus ojos denotando preocupación.– Está bien. Fue solo un pequeño susto. – Miente, ocultando cuidadosamente su frustración por no poder avanzar con su problema, personificado en Peter. – Las cosas aquí se han vuelto agitadas, ¿verdad? Me sorprendió el suicidio de Eduardo después de la prisión de Melissa. Era un buen hombre, no merecía eso.–
Las dos hermanas comparten sonrisas, revelando la alegría que sienten por haber obtenido el perdón de su hermano al que tanto han fallado. Al regresar a la mesa de amigos, son recibidas por miradas curiosas de todos.– Entonces, ¿qué fue eso? – Pregunta Christine, mirando a las amigas.– No necesitamos hablar de eso. – Responde Luiza, sentándose con una expresión serena, mientras Camila mantiene una sonrisa discreta.– ¿Se volvieron locas? ¿Cuál es el siguiente paso, traerlo a almorzar con nosotros?– Es nuestro hermano, Christine, ¿está bien? Alex está más solo que cualquier persona en el mundo. Así que permíteme apoyarlo si quiero. Becca, no revelaré tus secretos. Pero quiero creer en él, en el Alex que conozco toda la vida y no en este Alex que te dijo que pudo hacer algo así. Querido, llevaré a nuestro hijo hasta él, quiero que lo conozca, quiero que nuestro hijo sepa que tiene otro tío.– Está bien, Camila, si eso es lo que quieres, podemos hacerlo. Te apoyaré en tu decisión. – R
A la hora del almuerzo, Alex busca un refugio para relajarse y aliviar la creciente tensión, especialmente ante las constantes demandas de atención por parte de Nicole. La irritación acumulada se hace más evidente cada día. Al llegar al restaurante Menton, espera encontrar una breve calma y al encontrarse con Rebecca, su corazón encuentra un alivio momentáneo. Después de terminar el almuerzo, antes de regresar al grupo Wealth, Alex decide darse un momento de diversión para disipar el estrés.– Buenas tardes, señores. – Saluda al acercarse a la mesa, recibiendo miradas curiosas de todos. – Sr. Miller, mis días están ocupados, así que terminé olvidándome de usted.– Sr. Baker, ¿por qué siempre busca provocar a alguno de nosotros? – Pregunta Rebecca, mirándolo con firmeza.– A veces estoy aburrido y la gente idiota me divierte. – Responde, mostrando una sonrisa burlona.– Eres un enfermo, Alex. – Constata Richard, visiblemente irritado.– Entonces, internadme ya que trabajas para mí. ¿Qu
Naquella noche, marcada por una tensión y revelaciones que resonaban en los corazones de Alex y Rebecca, el tiempo parecía dilatarse, prolongándose en una secuencia de momentos tumultuosos. En la tranquilidad de la madrugada, después de horas inmerso en una corriente alcohólica que Alex evitaba desde la reconciliación con Rebecca, decide enviarle un mensaje."Encuéntrame en nuestra casa." – Sosteniendo las llaves del coche, deja su apartamento, cada paso reflejando los pensamientos tumultuosos que lo atormentaban.Rebecca, al encontrarse con aquellas palabras, observa a Susan dormida en el sofá. Con cautela para no interrumpir el sueño de su amiga, abandona el apartamento y se dirige silenciosamente a la casa que es un refugio compartido con Alex. Al llegar, lo encuentra parado frente a la amplia ventana de la sala de estar, contemplando la oscuridad a su alrededor, que ahora se transforma en un espectáculo nocturno gracias a las luces del jardín. Rebecca se acerca sin hacer ruido, en
En aquel momento, Rebecca y Alex comparten un vínculo que trasciende el tumulto del mundo exterior, como si estuvieran suspendidos en un mundo aparte. El abrazo que se dan no es solo un gesto físico, es una alianza de almas que crea un refugio de pura felicidad. Cada segundo se convierte en una cuenta regresiva, esperando ansiosamente la celebración del segundo aniversario de sus hijos. Una escapada a Nueva York se convierte en el escenario de la huida, dejando atrás los problemas de Boston.Al llegar a la ciudad, recogen a los hijos en la acogedora casa de Samantha y André, entregándose por completo a cada momento con los gemelos. El apartamento se transforma en un espectáculo de alegría, con los niños rebosando entusiasmo, risas que llenan cada rincón y juegos efervescentes con los padres. La sala se convierte en un escenario cinematográfico improvisado, donde las narrativas de los dibujos animados cobran vida con la gracia de quienes las presencian.Después de un día lleno de activ
La magia de la noche anterior se extiende a un nuevo día lleno de amor y promesas. Cuando Rebecca despierta, los gemelos ya se han bañado y disfrutan del desayuno junto a su padre. Ella admira lo excelente padre que es Alex, y su corazón se llena de calidez al ver aquella escena.– Buenos días, mis amores. – Dice al acercarse a la mesa.– Buenos días, mamá. – Responden los gemelos al unísono.– Buenos días, mi amor. Siéntate, voy a prepararte un café. – Alex se levanta y le da un suave beso en los labios.Después de un animado desayuno en familia, Alex termina de arreglar a los gemelos mientras Rebecca se prepara para el viaje. Al salir del cuarto lista, observa dos pequeñas maletas en la sala. Sin preguntar a dónde van, porque sabe que Alex no hablará, el camino al hangar es alegre, con los gemelos tarareando sus canciones favoritas. Durante el viaje, se quedan dormidos en los brazos de sus padres. Al darse cuenta de que están yendo a Seattle, Rebecca aprieta la mano de Alex emociona