En la mañana siguiente, al abrir los ojos, Rebecca se encuentra con la soledad que se ha convertido en una presencia constante en su cama. Un sentimiento de desánimo la envuelve mientras se prepara para enfrentar otro día que parece repetirse sin cesar. A pesar de compartir el mismo espacio con Alex durante las noches, la distancia emocional entre ellos parece insuperable, como si habitasen universos paralelos.Ya ha pasado un año desde la devastadora pérdida que ambos compartieron. Rebecca decidió dedicar un día en Seattle, visitando la reserva natural que siempre fue un refugio para ella, un lugar donde siente una conexión con su hija. Mientras tanto, Alex se quedó en Boston, cerca del grupo Wealth, enfrentando sus propias batallas solitarias. Al regresar a la ciudad, las interacciones entre ellos se volvieron escasas y superficiales. Alex salía para el trabajo antes de que Rebecca se despertara y regresaba cuando ella ya estaba inmersa en los sueños. Con cada día que pasaba, la sen
Alex conduce inmerso en un mar de pensamientos tumultuosos sobre todos los acontecimientos que llevaron a la situación actual. Cuando se da cuenta, está frente a la entrada de su casa. Conduce el coche hasta el garaje y permanece allí durante largos minutos, perdido en reflexión.– ¡Joder! – Exclama, golpeando el volante.En medio de la confusión de sentimientos, finalmente sale del coche y se dirige directamente a su habitación, ignorando las llamadas insistentes de sus amigos. Alex toma una larga ducha, sintiendo el peso de todas sus decisiones hasta aquel momento. Al salir de la ducha, se dirige inmediatamente al bar, buscando consuelo en la bebida, que se ha convertido en su fiel compañera desde la tragedia que sacudió su vida.A la mañana siguiente, Rebecca despierta con un nudo en el estómago. Abre los ojos y se encuentra con un hombre dormido a su lado. La sensación de arrepentimiento la invade, pesando en su pecho como plomo. Con mucho cuidado para no despertarlo, se levanta d
En la habitación, Rebecca irradia una sensación de alegría. Mientras se prepara, se aferra a sus recuerdos más felices. Después de un baño revitalizante, se desliza en un vestido largo y blanco que resalta su sensualidad. Su cabello está elegantemente recogido en lo alto, y su maquillaje es ligero, pero resalta sus labios rojos. Frente al espejo, sonríe satisfecha y sale de la habitación, ansiosa y emocionada, incapaz de contener su entusiasmo.Al bajar las escaleras, sus ojos se encuentran con los de Alex, y con cada escalón que desciende, su corazón late descontroladamente, especialmente cuando él se levanta y la espera al pie de la escalera. Cuando llega al último escalón, él le extiende la mano.– Estás simplemente deslumbrante. – Dice, acercándola suavemente y aspirando su perfume.– Le pido disculpas por el retraso. – Responde ella con las mejillas sonrojadas, haciéndole sonreír.– Cada minuto de espera ha valido la pena. Podría llevarte a cenar fuera y mostrar tu belleza a todo
Alex acaricia gentilmente el rostro de Rebecca, apartando los cabellos que cubren sus ojos. Su cuerpo siempre reacciona al tacto de él, y ella cierra los ojos. Cuando el toque de Alex se detiene, ella abre los ojos y encuentra su mirada.– No solo te amé, sino que aún te amo con todo mi corazón. – Responde, sus ojos llenos de lágrimas.– Entonces, sé sincera conmigo, ¿está bien? Sin mentiras, sin omisiones. Sé sincera, por favor. Te lo preguntaré una vez más. ¿Tienes algo que contarme? ¿Quieres hablar del pasado, de las cosas terribles que hemos vivido? ¿Quieres decirme con quién estuviste?– Alex, no puedo hablar del pasado, lo siento. No conoces a la persona con la que estuve. – Ella continúa mintiendo, temerosa de la reacción que él tendrá.– Eres tan mentirosa, siempre ocultas cosas de mí. No sé cómo pude engañarme tanto contigo. Dame tu celular. – Ordena, extendiendo la mano hacia ella.– ¿Qué?– Vamos, Rebecca, entrégamelo. – Rebecca abre su bolsa, saca el celular y se lo entreg
Al día siguiente, al amanecer, Rebecca llega al aeropuerto y adquiere un boleto para Amarillo. Mientras espera el embarque, examina el número de Alex, debatiendo internamente si debería o no llamarlo. Al final, desiste de la idea y opta por enviar solo un mensaje."Quiero agradecer por encontrar a mis padres. Jamás olvidaré su amabilidad y cuidado conmigo."Rebecca fija la mirada en el celular por largos minutos, esperando una respuesta que nunca llegó. El silencio la envuelve, y es despertada de sus pensamientos al escuchar el anuncio de su vuelo. Después de varias horas de viaje, finalmente aterriza en Amarillo y toma un taxi hacia el lugar indicado. Conforme se acerca, observa el paisaje aislado y la pequeña casa, un contraste total con el nivel de vida al que sus padres estaban acostumbrados. Se acerca, suelta un suspiro y golpea la puerta.– ¡Dios mío! Mi hija. – Martina exclama al abrir la puerta. – Mi hija está aquí, no puedo creerlo. – Ella envuelve a Rebecca en un abrazo emoc
Después de la noche de su cumpleaños, Rebecca comenzó unas prácticas a tiempo parcial en el Grupo Plaenge mientras completaba el último semestre de su carrera universitaria. Su rutina estaba aún más intensa, ya que su jefe era incluso más exigente que Leandro. En las raras ocasiones en que regresaba a Boston, Alex pasaba a visitar a su familia, pero rara vez se encontraba con sus amigos.En el invierno de diciembre, el MIT estaba cubierto por un manto blanco de nieve, creando un escenario mágico para la graduación. Rebecca caminaba de un lado a otro por los pasillos, vestida con su toga y a punto de concluir otro ciclo en su vida. Durante todos aquel meses, tenía la esperanza de que Alex estuviera presente, pero nunca recibió una confirmación. Al mirarse en el espejo del baño, intenta reunir coraje.– Puedo hacer esto. – Susurra para sí misma, firmemente decidida, ya que será la oradora de la clase. – Todo saldrá bien. – Se enfrenta a su reflejo una vez más y se dirige al lugar del ev
Rebecca se reúne con sus amigos en el interior del gimnasio, recibida con abrazos cálidos y felicitaciones. Desde allá, se dirigen al restaurante donde habían planeado una cena para celebrar la agradable noche juntos.– No puedo creer que estuvo aquí y ni siquiera nos saludó. – Se queja Richard con un tono de frustración.– Dejó un saludo para ustedes, dijo que la próxima vez reservaría más tiempo para estar con nosotros. – Responde Rebecca, tratando de calmar los ánimos.– ¿Realmente crees eso, Rebecca? Juro que tengo ganas de matar a Alex. Faltan menos de dos meses para mi boda, y ni siquiera confirmó su presencia como mi padrino. ¿Dónde está él, Ryan? – Pregunta Leandro, visiblemente molesto.– ¿Cómo voy a saberlo? Alex no suele compartir detalles de su vida conmigo. – Responde Ryan encogiéndose de hombros.– Nunca entenderé por qué Alex se alejó así, como si todos los problemas fueran culpa nuestra. – Dice Bruna, completamente irritada.– Olvidemos un poco a mi hermano. Cuando est
En la segunda semana de febrero, faltan pocos días para la boda de Leandro y Susan, y los hombres están reunidos para la despedida de soltero de él en el Pub Shaw. Alex regresó a Boston y, al llegar, se dirigió directamente al pub. Al entrar en la sala VIP, todos sus amigos lo miran con una mezcla de sorpresa e incredulidad.– He bebido demasiado o ¿estoy delirando? ¿Realmente estoy viendo al que solíamos llamar amigo? – Pregunta Richard, y Alex arquea una ceja en respuesta.– Buenas noches, caballeros. – Dice, recibiendo las miradas perplejas de los hombres presentes.– No puedo creerlo, ¿qué demonios? Ven aquí ahora. – Dice Leandro saliendo de la sala, Alex se pasa la mano por el pelo, suspira y sigue a Leandro hasta el bar. – Y entonces, Alex? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?– Vine a tu despedida de soltero, ¿me invitaste, verdad?– Maldición, Alex. Estuviste más de un año sin aparecer y ahora apareces así?– ¿Qué quieres que diga? Estoy muy ocupado, pero ahora estoy aquí. ¿Es u