En la segunda semana de febrero, faltan pocos días para la boda de Leandro y Susan, y los hombres están reunidos para la despedida de soltero de él en el Pub Shaw. Alex regresó a Boston y, al llegar, se dirigió directamente al pub. Al entrar en la sala VIP, todos sus amigos lo miran con una mezcla de sorpresa e incredulidad.– He bebido demasiado o ¿estoy delirando? ¿Realmente estoy viendo al que solíamos llamar amigo? – Pregunta Richard, y Alex arquea una ceja en respuesta.– Buenas noches, caballeros. – Dice, recibiendo las miradas perplejas de los hombres presentes.– No puedo creerlo, ¿qué demonios? Ven aquí ahora. – Dice Leandro saliendo de la sala, Alex se pasa la mano por el pelo, suspira y sigue a Leandro hasta el bar. – Y entonces, Alex? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?– Vine a tu despedida de soltero, ¿me invitaste, verdad?– Maldición, Alex. Estuviste más de un año sin aparecer y ahora apareces así?– ¿Qué quieres que diga? Estoy muy ocupado, pero ahora estoy aquí. ¿Es u
Cuando regresan a la sala VIP, Alex saluda a cada uno de ellos con una sonrisa.– Alex, ¿vas a viajar de nuevo esta semana? – Pregunta Sebastian.– No. Tengo que concentrarme en otros negocios y, por supuesto, en la boda de Leandro. Creo que me perseguiría si me la perdiera.– Seguro, Alex. Y tendrás una fila de hermosas mujeres esperando estar al lado del Sr. Alex Shaw Baker. – Bromea Leandro.– Bueno, parece que a juzgar por ustedes, necesito un poco de compañía femenina. Brindemos por eso entonces. – Dice Alex con una sonrisa, levantando su copa.– Alex, entonces has decidido reemplazarme por mi competidora, ¿verdad? Sabes que soy mucho mejor que la Srta. Stern, ¿verdad? – Provoca Eduardo.– Hablando profesionalmente, eres talentoso, Eduardo, en eso no hay duda. Pero ella tiene algo que valoro, algo que parece estar ausente en ti. – Responde Alex seriamente.– ¿Qué crees que me falta que te molesta, Sr. Baker? No es que me importe, pero estoy curioso. – Pregunta Eduardo.– Es notab
Las tres mujeres entran a la sala, radiantes y llenas de emoción. Al notar la presencia de Alex, su felicidad se hace evidente.– ¡Dios mío! – Exclama Susan, abrazándolo. – ¡No puedo creer que estás aquí!– ¡Qué sorpresa! Alex, has escapado de la muerte. Ayer mismo, te estaba amenazando con matarte porque, como padrino, no respondiste a Leandro. – Comenta Bruna, también abrazándolo.– Bueno, en mi defensa, respondí, él ignoró mi respuesta y aún me reemplazó por otro, así que la deuda es toda suya.– ¡Vaya, es cierto! Y ahora, mi amor, ¿qué haremos? – Pregunta, mirando a Leandro.– Eh, tranquila con eso, Susan, todo está bien. Prefiero que Leandro me deba.– De ninguna manera, Alex, no tienes idea de cuántas cosas escuché. "Alex es esto", "Alex es aquello", "Lo mataré", y así sucesivamente. Todo porque estaba molesto de que no fueras el padrino. Lo resolveré, denme un minuto. ¿Qué mujer está disponible para ser dama de honor? Lo pensaré, pero lo resolveré.– Mujeres... – Masculla Alex
Después de aquella noche, Alex rechazó todos los intentos de contacto de sus amigos y solo volvió a encontrarse con ellos el día de la boda. Al unirse a ellos en el área reservada para el novio, atrajo las miradas de los amigos.– Antes de que empiecen con los mismos discursos de siempre, dejo claro que no quiero escuchar. – Dice Alex, caminando hasta el bar y sirviéndose un trago de whisky, evidenciando su irritación.– Alex, se respetará tu voluntad, te lo prometo. No volveremos a tocar el tema. ¿Aceptas ser mi padrino? Di que sí, por favor. – Implora Leandro, acercándose y pasando los brazos sobre los hombros de Alex. – Por favor, Alex, di que sí. – Alex se aleja y lo mira.– ¿Dónde está tu padrino idiota?– Alex, haría ese cambio de todos modos. Eres mi amigo y quiero que me acompañes en el altar. Desafortunadamente, el amigo de Susan, tal André, que acompañaría a la Srta. Morgan, se torció el pie y no estará presente.– Menos un idiota que soportar esta noche. – Dice Alex, hacién
Con un retraso de más de una hora, finalmente, la ceremonia comienza. Las damas de honor se deslizan elegantemente por la alfombra roja extendida hasta el altar, que está decorado con rosas blancas y rojas, creando un escenario deslumbrante. Los hombres sonríen, rebosantes de felicidad al ver a las mujeres que aman caminando con gracia hacia el altar. El ambiente está cargado de emoción y expectación.Cuando Rebecca pisa con delicadeza la alfombra, su mirada se encuentra con la de Alex, y sus mejillas no pueden ocultar la timidez al sonrojarse bajo la intensidad de aquella mirada que la desarma, sacándole una sonrisa a él. Al detenerse en el lugar designado, intercambian miradas y sonrisas como si fueran la pareja apasionada de antes.Cuando la marcha nupcial comienza a sonar, Leandro irradia una sonrisa genuina, lágrimas de pura emoción deslizándose por sus mejillas al ver a la mujer que ama acercándose, acompañada por su padre; cada paso de ella es un viaje hacia su corazón. La cere
En la pista de baile, las parejas están alineadas, esperando el comienzo de la música. Aunque Alex no ha participado en los ensayos, demuestra saber exactamente qué hacer, ya que ha bailado en bodas anteriores con Rebecca. Ella, por su parte, constantemente aparta la mirada, incapaz de mirarlo durante mucho tiempo, mientras su corazón late rápidamente. Cuando Alex envuelve su brazo alrededor de su cintura, un suspiro escapa de sus labios, y sus mejillas se sonrojan, revelando su vergüenza. Como siempre, una sonrisa se forma en los labios de él.– Luiza, ahora que te veo de cerca, es aún más evidente lo hermosa que eres. Creo que tendremos hijos hermosos, ¿no crees? – Comenta Richard.– ¿Estás borracho o qué? Ni se te ocurra pensarlo, Richard. – Responde ella.– Somos los únicos solteros del grupo, creo que pronto despertará nuestro amor. – Él provoca.– Alex, por favor, arregla a tu amigo. – Dice Luiza, sacando risas de todos.– Richard, deja en paz a mi hermana. Puedo conseguirte la
Las mujeres regresan a la mesa, luciendo sonrisas animadas. La presencia de Marina al lado de Alex comienza a incomodar a Rebecca, ya que parece constantemente atraer la atención de Alex. Mientras tanto, Susan sube al escenario, lista para el gran momento.– Solteras, vengan a la pista de baile, es hora – anuncia Susan al micrófono, emocionada.– Da lo mejor de ti, Srta. Jenkins.– Te lo traeré, Sr. Baker. Confía en mí. – Responde, lanzando una sonrisa segura mientras se dirige a la pista de baile.– ¡Vamos, chicas, ¿listas?! Un, dos, tres. – Grita Susan, lanzando el ramo.El ramo vuela mientras las solteras se esfuerzan por alcanzarlo. Rebecca y Marina se enzarzan en una competencia reñida por el ramo, pero Rebecca, decidida, logra atraparlo, derribando a su competidora. Susan corre para unirse a Rebecca, saltando de alegría. Mientras tanto, los hombres y las mujeres en la mesa comparten risas, disfrutando de la escena divertida que acaban de presenciar.– Perdóname, Srta. Murphy. –
Rebecca se levanta y se dirige al baño, con la nota resonando persistentemente en su mente. Después de un largo baño, se viste, toma su celular y llama a Ryan.– Ryan, dime en qué casa está él. – Pregunta tan pronto como responde.– Buenos días para ti también. Alex está en el apartamento junto al grupo Wealth Technology.– Gracias, Ryan. – Agradece y cuelga.Rebecca guarda la nota en su bolsa y se dirige al apartamento de Alex. Durante todo el trayecto, lucha por contener la creciente ira. Al llegar al edificio, no encuentra ningún obstáculo para entrar, después de todo, había estado allí innumerables veces cuando estaban casados, y Alex nunca le prohibió la entrada.Rebecca presiona repetidamente los botones del ascensor, dejando escapar su frustración. Cuando finalmente llega al ático, cada segundo parece alargarse en la eternidad. Ella toca el timbre y, cuando Alex, sin camisa, le abre, casi olvida la razón que la trajo allí.– ¿Qué haces aquí, Srta. Jenkins? – Pregunta, mirándola