Al día siguiente, al amanecer, Rebecca llega al aeropuerto y adquiere un boleto para Amarillo. Mientras espera el embarque, examina el número de Alex, debatiendo internamente si debería o no llamarlo. Al final, desiste de la idea y opta por enviar solo un mensaje."Quiero agradecer por encontrar a mis padres. Jamás olvidaré su amabilidad y cuidado conmigo."Rebecca fija la mirada en el celular por largos minutos, esperando una respuesta que nunca llegó. El silencio la envuelve, y es despertada de sus pensamientos al escuchar el anuncio de su vuelo. Después de varias horas de viaje, finalmente aterriza en Amarillo y toma un taxi hacia el lugar indicado. Conforme se acerca, observa el paisaje aislado y la pequeña casa, un contraste total con el nivel de vida al que sus padres estaban acostumbrados. Se acerca, suelta un suspiro y golpea la puerta.– ¡Dios mío! Mi hija. – Martina exclama al abrir la puerta. – Mi hija está aquí, no puedo creerlo. – Ella envuelve a Rebecca en un abrazo emoc
Después de la noche de su cumpleaños, Rebecca comenzó unas prácticas a tiempo parcial en el Grupo Plaenge mientras completaba el último semestre de su carrera universitaria. Su rutina estaba aún más intensa, ya que su jefe era incluso más exigente que Leandro. En las raras ocasiones en que regresaba a Boston, Alex pasaba a visitar a su familia, pero rara vez se encontraba con sus amigos.En el invierno de diciembre, el MIT estaba cubierto por un manto blanco de nieve, creando un escenario mágico para la graduación. Rebecca caminaba de un lado a otro por los pasillos, vestida con su toga y a punto de concluir otro ciclo en su vida. Durante todos aquel meses, tenía la esperanza de que Alex estuviera presente, pero nunca recibió una confirmación. Al mirarse en el espejo del baño, intenta reunir coraje.– Puedo hacer esto. – Susurra para sí misma, firmemente decidida, ya que será la oradora de la clase. – Todo saldrá bien. – Se enfrenta a su reflejo una vez más y se dirige al lugar del ev
Rebecca se reúne con sus amigos en el interior del gimnasio, recibida con abrazos cálidos y felicitaciones. Desde allá, se dirigen al restaurante donde habían planeado una cena para celebrar la agradable noche juntos.– No puedo creer que estuvo aquí y ni siquiera nos saludó. – Se queja Richard con un tono de frustración.– Dejó un saludo para ustedes, dijo que la próxima vez reservaría más tiempo para estar con nosotros. – Responde Rebecca, tratando de calmar los ánimos.– ¿Realmente crees eso, Rebecca? Juro que tengo ganas de matar a Alex. Faltan menos de dos meses para mi boda, y ni siquiera confirmó su presencia como mi padrino. ¿Dónde está él, Ryan? – Pregunta Leandro, visiblemente molesto.– ¿Cómo voy a saberlo? Alex no suele compartir detalles de su vida conmigo. – Responde Ryan encogiéndose de hombros.– Nunca entenderé por qué Alex se alejó así, como si todos los problemas fueran culpa nuestra. – Dice Bruna, completamente irritada.– Olvidemos un poco a mi hermano. Cuando est
En la segunda semana de febrero, faltan pocos días para la boda de Leandro y Susan, y los hombres están reunidos para la despedida de soltero de él en el Pub Shaw. Alex regresó a Boston y, al llegar, se dirigió directamente al pub. Al entrar en la sala VIP, todos sus amigos lo miran con una mezcla de sorpresa e incredulidad.– He bebido demasiado o ¿estoy delirando? ¿Realmente estoy viendo al que solíamos llamar amigo? – Pregunta Richard, y Alex arquea una ceja en respuesta.– Buenas noches, caballeros. – Dice, recibiendo las miradas perplejas de los hombres presentes.– No puedo creerlo, ¿qué demonios? Ven aquí ahora. – Dice Leandro saliendo de la sala, Alex se pasa la mano por el pelo, suspira y sigue a Leandro hasta el bar. – Y entonces, Alex? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?– Vine a tu despedida de soltero, ¿me invitaste, verdad?– Maldición, Alex. Estuviste más de un año sin aparecer y ahora apareces así?– ¿Qué quieres que diga? Estoy muy ocupado, pero ahora estoy aquí. ¿Es u
Cuando regresan a la sala VIP, Alex saluda a cada uno de ellos con una sonrisa.– Alex, ¿vas a viajar de nuevo esta semana? – Pregunta Sebastian.– No. Tengo que concentrarme en otros negocios y, por supuesto, en la boda de Leandro. Creo que me perseguiría si me la perdiera.– Seguro, Alex. Y tendrás una fila de hermosas mujeres esperando estar al lado del Sr. Alex Shaw Baker. – Bromea Leandro.– Bueno, parece que a juzgar por ustedes, necesito un poco de compañía femenina. Brindemos por eso entonces. – Dice Alex con una sonrisa, levantando su copa.– Alex, entonces has decidido reemplazarme por mi competidora, ¿verdad? Sabes que soy mucho mejor que la Srta. Stern, ¿verdad? – Provoca Eduardo.– Hablando profesionalmente, eres talentoso, Eduardo, en eso no hay duda. Pero ella tiene algo que valoro, algo que parece estar ausente en ti. – Responde Alex seriamente.– ¿Qué crees que me falta que te molesta, Sr. Baker? No es que me importe, pero estoy curioso. – Pregunta Eduardo.– Es notab
Las tres mujeres entran a la sala, radiantes y llenas de emoción. Al notar la presencia de Alex, su felicidad se hace evidente.– ¡Dios mío! – Exclama Susan, abrazándolo. – ¡No puedo creer que estás aquí!– ¡Qué sorpresa! Alex, has escapado de la muerte. Ayer mismo, te estaba amenazando con matarte porque, como padrino, no respondiste a Leandro. – Comenta Bruna, también abrazándolo.– Bueno, en mi defensa, respondí, él ignoró mi respuesta y aún me reemplazó por otro, así que la deuda es toda suya.– ¡Vaya, es cierto! Y ahora, mi amor, ¿qué haremos? – Pregunta, mirando a Leandro.– Eh, tranquila con eso, Susan, todo está bien. Prefiero que Leandro me deba.– De ninguna manera, Alex, no tienes idea de cuántas cosas escuché. "Alex es esto", "Alex es aquello", "Lo mataré", y así sucesivamente. Todo porque estaba molesto de que no fueras el padrino. Lo resolveré, denme un minuto. ¿Qué mujer está disponible para ser dama de honor? Lo pensaré, pero lo resolveré.– Mujeres... – Masculla Alex
Después de aquella noche, Alex rechazó todos los intentos de contacto de sus amigos y solo volvió a encontrarse con ellos el día de la boda. Al unirse a ellos en el área reservada para el novio, atrajo las miradas de los amigos.– Antes de que empiecen con los mismos discursos de siempre, dejo claro que no quiero escuchar. – Dice Alex, caminando hasta el bar y sirviéndose un trago de whisky, evidenciando su irritación.– Alex, se respetará tu voluntad, te lo prometo. No volveremos a tocar el tema. ¿Aceptas ser mi padrino? Di que sí, por favor. – Implora Leandro, acercándose y pasando los brazos sobre los hombros de Alex. – Por favor, Alex, di que sí. – Alex se aleja y lo mira.– ¿Dónde está tu padrino idiota?– Alex, haría ese cambio de todos modos. Eres mi amigo y quiero que me acompañes en el altar. Desafortunadamente, el amigo de Susan, tal André, que acompañaría a la Srta. Morgan, se torció el pie y no estará presente.– Menos un idiota que soportar esta noche. – Dice Alex, hacién
Con un retraso de más de una hora, finalmente, la ceremonia comienza. Las damas de honor se deslizan elegantemente por la alfombra roja extendida hasta el altar, que está decorado con rosas blancas y rojas, creando un escenario deslumbrante. Los hombres sonríen, rebosantes de felicidad al ver a las mujeres que aman caminando con gracia hacia el altar. El ambiente está cargado de emoción y expectación.Cuando Rebecca pisa con delicadeza la alfombra, su mirada se encuentra con la de Alex, y sus mejillas no pueden ocultar la timidez al sonrojarse bajo la intensidad de aquella mirada que la desarma, sacándole una sonrisa a él. Al detenerse en el lugar designado, intercambian miradas y sonrisas como si fueran la pareja apasionada de antes.Cuando la marcha nupcial comienza a sonar, Leandro irradia una sonrisa genuina, lágrimas de pura emoción deslizándose por sus mejillas al ver a la mujer que ama acercándose, acompañada por su padre; cada paso de ella es un viaje hacia su corazón. La cere