El día amaneció soleado en Boston, señal del verano. Mientras algunos disfrutaban de sus esperadas vacaciones, Alex Shaw Baker continuaba con su rutina laboral, ocupándose del negocio familiar. Llevaba cinco años en este puesto. Inmerso en sus contratos, su atención se vio interrumpida por unos golpes en la puerta.
- Adelante. - ordenó Alex.
- Hola, mi amor, ¿estás a punto de terminar el trabajo? - pregunta Sophia al entrar en la habitación.
- Sophia, ¿qué haces aquí?
- Vaya, ¿qué es esta recepción? Pensé que te alegrarías de verme. - Murmura con voz socarrona.
- ¿A qué has venido?
- Alex, esta noche es la fiesta de tu familia. Vendrás conmigo, ¿verdad?
- De ninguna manera iré a esa fiesta. ¿Por qué estamos discutiendo esto otra vez? ¿No he dejado claro que ya he tomado mi decisión?
- Todavía puedes cambiar de opinión, Alex. Creo que es importante que vayamos a honrar a la familia Ramsey, y realmente quiero que vengas conmigo. Sería muy grosero de tu parte no ir.
- ¿Cuál es tu problema? Ya he dicho que no asistiré a ningún evento con la familia Ramsey. No significan nada para mí, ni los considero mi familia. Así que deja de vivir para las apariencias. No me importa si sueno grosera, pero no iré a la fiesta, y creo que tú tampoco deberías.
- No puedo no ir. También son mi familia, mi tía nunca me lo perdonaría.
- Bien, decide por ti misma. Pero no vuelvas a sacar el tema de la familia Ramsey conmigo. ¡No me interesa! Ahora, por favor, vete. Tengo mucho trabajo que hacer. - Dilo con dureza.
- Alex, no me trates así. Me haces daño. No te perdonaré si sigues así. - Camina hacia la puerta.
- ¿Sophia? - llama. Ella se da la vuelta y le mira. - Una cosa más, no bebas en la fiesta y compórtate, porque no quiero problemas. Llámame cuando estés en casa. - Ella no contesta y se va dando un portazo.
Alex se levanta y se acerca a la ventana. Siempre que quiere distraerse de las cosas que le molestan, tiene la costumbre de mirar el paisaje. Piensa en la relación con su familia paterna y en lo mal que se lleva con su padre y su hermano mayor, lo que le hace evitar cualquier evento organizado por ellos.
- A la m****a, ¡no tengo nada en qué pensar! - murmura. Coge el móvil y hace una llamada. - Sr. Henrique, ¡buenas tardes! Por favor, lleve a la señorita Spencer esta noche a la fiesta de la familia Ramsey y esté disponible para llevársela cuando termine el evento.
- Sr. Baker, ¡buenas tardes! Bien, me pondré en contacto con ella.
- Gracias. - Cuelga sin esperar respuesta. Vuelve a concentrarse en su trabajo y sigue así toda la tarde. A primera hora de la noche, se dispone a terminar la jornada laboral cuando suena su teléfono móvil. - Abuelo, ¡buenas noches! ¿Qué desea?
- Alex, buenas noches. ¿Está todo bien para el viaje de más tarde?
- Sí, me voy de la oficina. ¡Pasaré por casa y nos vemos en el hangar más tarde! Abuelo, ¿estás seguro de que quieres esto? Estas empresas no tienen un historial muy atractivo, y francamente no me daban ninguna confianza.
- Hijo mío, me gustó lo que analicé. Escuchemos su propuesta. Si es demasiado mala, la rechazaremos. ¿De acuerdo?
- Bien, no creo que valga la pena el viaje. Hasta luego. - Cuelga, sale del despacho y conduce hasta el garaje del edificio. Mientras conduce, llama a Sophia.
- Alex, ¿me llamas para disculparte? - le pregunta mientras contesta.
- ¿Disculparme? ¿Por qué exactamente?
- Por haberme tratado mal antes. Fuiste grosero conmigo.
- Sophia, deja de ser malcriada. Provocas mi disgusto. ¿Cómo esperas que te trate?
- Soy tu novia, no una empleada. Quiero que me trates muy bien. - Lo dices en tono de queja.
- ¡No te comportas como tal! No quiero discutir ahora. Sólo llamaba para decirte que el Sr. Henrique te llevará a la fiesta de la familia Ramsey y luego a casa, ¿vale?
- No te entiendo, Alex. Pareces cada vez más distante de mí. ¿Qué nos está pasando?
- ¿Distantes? ¿Qué quieres decir?
- ¿Me estás tomando el pelo, Alex? Pasas semanas sin tocarme, no me acompañas a ninguna parte. Todo el mundo sabe que soy la novia de Alex Shaw, pero tú eres como un fantasma. ¿Por qué me haces esto? ¿Ya no me quieres? - pregunta, sin saber si está preparada para la respuesta, porque ella misma siente que no le quiere. Él permanece en silencio unos minutos. - ¿Alex?
- Sophia, ¿de verdad quieres tener esta conversación ahora? Siempre has sabido que no quiero estar siempre en fiestas, y mucho menos en las fiestas de la familia de mi padre. ¿Por qué demonios sacas el tema ahora?
- ¿Por qué las odias tanto, Alex? ¿Estás celoso de la familia de tu padre? ¿Es porque él los eligió a ellos y no a ti? Te ha pedido perdón, una y otra vez, y tú sigues con este comportamiento hacia ellos. - Alex se ríe. - Hablo en serio, ¿es eso?
- Sophia, eres tan estúpida. No tengo celos de nadie, ni me importa a quién elijan. No siento la necesidad de formar parte de este ciclo social, y no tengo ningún interés en pretender complacerte. Te he dicho mil veces que me dejes en paz con esto. Si te atreves a sacar el tema otra vez, puedes estar segura de que conocerás todos mis sentimientos hacia ti. - Cuelga sin dejarla contestar. Ella intenta llamarle varias veces, y cada vez, él la ignora.
- Cretino, ¿cómo se atreve a hablarme así? - murmura molesta, dejando correr las lágrimas de rabia. Llama a su padre.
- Hija, ¿por qué lloras? ¿Qué te ha pasado? - le pregunta Carlos cuando responde y la oye llorar al otro lado de la línea.
- Papá, no puedo más. No puedo seguir con esta relación con él. Alex siempre ha sido indiferente, pero últimamente ha sido grosero, siempre se le acaba la paciencia y ni siquiera sé si aún me quiere o si yo lo quiero a él. No puedo seguir con esto, no quiero. - Dice entre lágrimas.
- Hija, ¿de qué estás hablando? Sois perfectos juntos. Este chico siempre ha sido así, no debe tener amor ni siquiera por sí mismo. Piensa en todo lo que has conseguido y en todo lo que conseguirás después de casarte con él.
- Papá, ¿debería fingir y conformarme? No quiero estar sin amor, quiero sentirme viva, papá. Hace mucho tiempo que Alex no me hace sentir así. Cada vez está más distante, no significo nada para él.
- Hija, ¿por qué ahora? Has vuelto a hablar de su familia, ¿verdad? Sabes que a Alex no le gustan, aunque su propia familia coopere con los Ramsey, no los acepta.
- Pero papá, si su madre y todos los demás pueden socializar con los Ramsey, ¿por qué él no? Y todavía quiere que no socialice, ¿cómo puedo hacer eso? La tía nunca me lo perdonaría.
- Hija, déjale esa pregunta a él. Alex entiende que tú también eres parte de la familia. Nunca podrá prohibirte nada. Concéntrate en tu objetivo, que siempre ha sido estar a su lado. Has invertido demasiado tiempo en esto como para rendirte ahora. Recuerda que al final, serás bien recompensada. Te quiero, hija. Nos vemos en la fiesta.
- Vale, papá, yo también te quiero. - Cuelga y se tira en la cama, reviviendo todos sus momentos con Alex.
En Seattle, Rebecca Halgrave Jenkins está emocionada por regresar a casa después de un semestre intenso en su curso de Ingeniería Civil en el Massachusetts Institute of Technology. En el aeropuerto, fue recibida por sus padres y su novio, Peter O'Donnell.– Mi amor, qué bueno verte, estaba muriendo de ganas de verte. Cada semestre parece más largo a medida que pasa el tiempo, no aguanto estar lejos de ti. Tengo planes para esta noche. – Rebecca sonríe y besa a Peter.– También te extrañaba, papá y mamá, qué bueno que vinieron. Estoy ansiosa por comer la comida de mamá, los extrañaba.– Mi ángel, qué bueno tenerte en casa. Preparé tus platos favoritos, vamos, debes estar agotada. – Dice Martina abrazando a su hija.– Bienvenida de vuelta, princesa. – Dice Robert abrazando a su hija.– Gracias, papá. – Se dirigen al auto y conversan durante el trayecto hasta la mansión, al llegar van directo al comedor.– Entonces, Peter, ¿cómo van los negocios de la familia? He escuchado cosas maravill
Peter conduce hasta la casa de Melissa, una de las mejores amigas de Rebecca.– ¡Ah! No puedo creer que me hayas traído a ver a Mel. La extraño mucho, pero pensé que este tiempo sería solo para nosotros.– Tranquila, cariño, tendremos mucho tiempo para eso. Si no te trajera aquí, tu amiga me mataría. Vamos a entrar. – Al entrar a la sala, todos los presentes gritan "¡sorpresa!", asustando a Rebecca, quien no se lo esperaba.– ¡Ay, Dios mío, no lo puedo creer! ¡Ustedes son increíbles! – Dice ella con la mano en el pecho, recuperándose del susto, y saluda a cada uno de los presentes. Cuando ve a sus dos primas, solo les ofrece una sonrisa forzada y no se acerca.– Mira a mi hermosa universitaria, cómo te extraño, mi amor. Gradúate pronto, no aguanto estar lejos de ti y cuidar de este aquí. – Dice Melissa, mirando a Peter, quien le devuelve una sonrisa burlona. – Le da mucho trabajo, tiene a muchas mujeres babeando por él. – Ella se ríe a carcajadas y abraza a Rebecca.– ¡No puedo creer
Durante la madrugada en Seattle, Rebecca y Peter decidieron terminar la noche con amigos.- Amiga, gracias por todo. Te quiero y es genial estar de vuelta. ¿Qué te parece si salimos este fin de semana? ¡Solo nosotras, chicas!- ¡Buena idea! Estoy emocionada por ponernos al día. Ahora ve con tu novio. Parece que él tiene planes para ustedes.- ¿Qué planes? Deja de ser tan misteriosa. Sabes que no me gusta eso, ¿verdad? - Preguntó ella, curiosa.- Vamos, amiga. Es hora de divertirse. Sabes muy bien lo que ambos estuvieron planeando mientras estabas en el MIT y cambiaban mensajes atrevidos. ¡Apuesto a que él solo adelantó algunas cosas! - Melissa sonrió, observando la incomodidad de Rebecca. - Disfruta la noche, amiga. - Se aleja hacia los otros amigos, viendo a Peter acercarse.- ¿Lista, cariño? ¿Vamos? - Rebecca sonríe forzadamente y se dirige hacia él. Durante el trayecto hasta el apartamento de Peter, se siente aprensiva, sin estar segura si está lista para lo que está imaginando. Pe
En Boston, en la mansión de los Ramsey, la fiesta continúa en pleno apogeo.– Sabía que esta noche sería increíble, solo necesitabas relajarte y divertirte. Ven conmigo. – Bryan toma la mano de Sophia y la lleva a un lugar más privado. – Entonces, ¿qué te parece si disfrutamos un poco más? Apuesto a que puedo hacerte sentir aún más satisfecha y feliz que mi hermanito. – Sophia ya había bebido más de lo que debería. Sus inhibiciones habían desaparecido.– Bueno, Alex es muy bueno en lo que hace, estoy completamente satisfecha en ese aspecto, ¿crees que puedes satisfacerme aún más? Lo dudo.– ¿Por qué no lo pruebas entonces? Así verás de lo que soy capaz y que todo este tiempo has estado con el hermano equivocado.Sophia permanece en silencio, se levanta del sofá y se acerca a Bryan, parándose frente a él durante varios minutos, hasta que finalmente decide besarlo. El beso está lleno de deseo, como si esperara un toque de cariño. Bryan la lleva al piso de arriba, donde está su habitació
En el centro comercial, Rebecca, Susan y Melissa terminan sus compras y deciden hacer una pausa para tomar un tentempié. Sin embargo, mientras lo hacen, se cruzan con Samantha, Sabrina y sus amigas.- Increíble, ya veo a estas dos en el campus y ahora tengo que lidiar con ellas aquí también.- ¡Mira quién está aquí, mi encantadora primita! Papá te envió un beso. No podemos esperar al almuerzo del domingo, cuando tendremos a toda la familia junta.- Hola Samantha, envíale otro beso. Nos vemos el domingo. Ahora, nos vamos. - Samantha le quita la bolsa de las manos a Rebecca y empieza a examinarla. - Devuélvemelo, no es tuyo. Deja de hacer el idiota.- Mira a mi primita, ¿planeando dejar de ser una niña pequeña con esta lencería tan sexy? Ya era hora, ¿no? - Las amigas de Samantha se ríen de la vergüenza de Rebecca, excepto Susan y Melissa, que vuelven a quitarle la bolsa de las manos a Samantha.- Eres una idiota, Samantha. Deja en paz a tu prima. Supera tus celos de una vez por todas.
Alex está sentado en el bar del hotel, mirando su vaso de whisky durante varios minutos. Rebecca se acerca a la barra y le pide al camarero la bebida más fuerte disponible. Alex permanece inmóvil, sin siquiera mirar a su lado. Decidida a disfrutar la noche y olvidar por unas horas todo lo que había visto, Rebecca mira en dirección a Alex, quien sigue contemplando su bebida. Se acerca a él, coge el vaso y se bebe todo el whisky de un solo trago.– Dicen que cuando alguien observa un whisky durante tanto tiempo, es porque no tiene la intención de beberlo.– ¿Qué crees que estás haciendo? – Le pregunta él, sin apartar la mirada.– Solo ayudándote. Pero si quieres beber, puedo pagar una copa de whisky para ti. – Alex finalmente la mira, fijando sus ojos en ella durante varios segundos, lo que la hace sentir un poco intimidada por su expresión indescifrable.– ¿Pagar una bebida para mí? En el mejor de los casos, podrías devolverme la bebida que acabas de tomar. – Él le pide un whisky doble
Alex seguía bebiendo, su mirada fija en Rebecca en el bar, ambos sumidos en frustraciones y consumo excesivo de alcohol. No podía apartar sus ojos de ella, sintiéndose extrañamente atraído por aquella mujer. Su ensoñación se ve interrumpida por el timbre de su celular. – Alex, ¿cuándo vas a volver a casa? Noté que estabas actuando extraño antes. ¿Está todo bien? Te extraño cuando te alejas. – Sophia, deja de molestarme con tonterías. No desperdicies mi tiempo con eso. – Alex cuelga. Se acerca a Rebecca en el bar, ella está más sonrojada de lo normal, claramente afectada por el alcohol, conversando animadamente con un hombre. – Sal. – Ordena Alex al hombre. – ¿Qué? ¿Quién te crees que eres? – Alex no responde y se acerca a Rebecca, toma su mano y la acerca a él. Ella reacciona impulsivamente. – Eh, ¿qué estás haciendo? Suéltame ahora. – Apenas puede hablar claramente, el hombre se interpone frente a Alex. – ¿Cuál es tu problema? – Alex mantiene silencio, sus ojos fijos en Rebecca
Eran alrededor de las 9 de la mañana cuando Rebecca abrió los ojos. Sentía un fuerte dolor de cabeza y dolores por todo su cuerpo. Su corazón latió con fuerza al darse cuenta de que había un desconocido acostado a su lado y pronto se dio cuenta de que ambos estaban desnudos. Asustada, saltó de la cama al ver al hombre a su lado, pero él seguía durmiendo. Rebecca rápidamente se puso su vestido, agarró su bolso, celular, zapatos y la llave del auto que vio en la mesa, y salió de la habitación, dejando solo su ropa interior esparcida en el suelo, tal era su deseo de salir de allí. En el ascensor, se encontró con una notificación de transferencia de 30 mil dólares de su cuenta, a nombre de Pietra Dickinson.– ¿Pero qué diablos es esto? ¿Qué hice? – Preguntó en voz alta. Llegó a la recepción y realizó el check-out, preguntando a la recepcionista: – ¿Pietra Dickinson trabaja aquí?– Sí – respondió la recepcionista.– ¿Está por aquí por casualidad?– Debe estar cambiándose, su turno acaba de