━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━El descaro de la chica le estaba sacando de las casillas. Más de una idea de cómo esconder un cadáver pasaron por su cabeza. Se le quedó mirando a Santino fijamente, y este frunció el ceño. —Te busco después —él terminó la conversación con Fabiola y cerró la puerta.—¿Qué tanto hace esa chica aquí? —Gia inquirió inmediatamente. Aunque conocía la respuesta, quería saberlo de sus labios. —Es una de las personas que más me ha apoyado en mi proyecto —el tono de voz que usó de reproche. —Está bien, eso puedo entenderlo —ella dijo moviendo la cabeza de un lado a otro—. Pero eso no le da derecho de pasearse por las instalaciones como si fuera dueña del local y mucho menos tratar al personal con menosprecio.—¿A qué viene eso? —Santino caminó hasta el escritorio y se apoyó en este cruzando los brazos sobre su pecho—. Fabiola es buena en lo que hace…—Eso se nota, solo con verla…—Dime a qué viniste, Gia —le cortó—. Hace añ
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Hasta ese momento, Gia no se había dado cuenta de lo que había extrañado trabajar en la cocina del restaurante de su familia. Pues, después de que se enteró de la verdad de quién era realmente Santino. Decidió continuar con el trabajo hasta pocos días antes de la boda. Los recuerdos que llegaron a su mente; hicieron que se le escapara un largo suspiro. El tiempo pasó tan de prisa, que sin proponérselo se había quedado la jornada completa. Y lo mejor de todo fue que lo había disfrutado. Estaba lavando sus manos, cuando apareció Santino. —Es hora de irme —dijo al mismo tiempo en que sacudió las manos, mirando a los lados para buscar algo con que secarse, y caminar al lado contrario. —Espera… —Santino le llamó dejando todo lo que estaba haciendo sobre el gran mesón de acero inoxidable. —¿Sí? —Gia se giró, quedando a pocos pasos cerca de él. Al notarlo un poco agitado, frunció el ceño— ¿Qué sucede? —Me gustaría agra
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Terminaron su cena en silencio, lo que en realidad fue incómodo. Los dos sentían que no iban a lograr nada. La actitud de Santino la tenía un poco confundida, porque era obvio su rechazo, y eso por un instante la hizo sentir un poco triste. A la cabeza le vino la imagen de la pelirroja guiñándole un ojo de manera descarada. Apenas si hablaron después de aquel cuestionamiento por parte de Santino, por alguna extraña razón Gia tenía miedo de expresarse. No sabía qué decir, porque dudaba de ella misma. De seguir haciéndose la indiferente, cuando la verdad era que se estaba quemando por dentro por besarle. Simplemente, se permitió de disfrutar del trayecto hasta su casa aferrada a la espalda del hombre que era su marido y que continuaba amando en silencio a pesar de todos los errores cometidos en el pasado por ambos. Las luces de la gran casa todavía estaban encendidas, su corazón comenzó a latir rápidamente en el mom
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Estar frente al Nono, hizo que Gia se sintiera como una chiquilla. Sin embargo; no esperó lo reconfortante que se sintió que Santino la tomara de la mano, y la apretara. Diciendo con ese gesto que todo saldría bien, y eso la calmó un poco. Al abrir la puerta de la habitación se encontró que él se encontraba en su cama leyendo un libro. Al hombre mayor no le pasó por desapercibido el hecho que Santino y su nieta estaban tomados de la mano. —Tendrá que darme un infarto más seguido —comentó sarcástico. —¡Por Dios! —exclamó alarmada Lulú— ¿Cómo puede usted decir eso? —Con la salud no se juega, Nono —intervino Gia. Enzo no les hizo caso, a lo que dijeron las mujeres más cercanas a él. Solo miró con curiosidad a Santino, luego frunció el ceño, cerró el libro y lo puso a un lado en la cama. —¿Y ustedes en qué andan? —inquirió señalando a la pareja con el dedo índice. —Estábamos conversando, Nono —respondió Santino,
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Santino y Gia se miraron los rostros. —Nono… —fue lo que ella dijo, tomando el sobre de las manos de Santino —¿Qué significa esto? —Es el viaje de bodas, que nunca llegaron a concretar y el que Enzo y yo no hemos encargado de mantener vigente todo este tiempo. —Nunca me comentaron nada —les reprochó Santino. —En vez de sorprendidos, parecen molestos —manifestó Alonzo. —No es molestia —Santino negó con la cabeza—, solo me pregunto el porqué nunca me dijeron nada. —¿En serio, Nono? —cuestionó Gia— ¿Un viaje? ¿Ahora? —¿Por qué no? —preguntó Enzo encogiéndose de hombros. —No podemos irnos ahora —respondió Santino—, el restaurante… —Tu salud —agregó Gia. —¡Ya basta! —Enzo dio un puñetazo sobre el colchón—. Lo único que me puede hacer morir es tu terquedad, niña. Al verlo alterado, Gia cerró la boca. —Si es por el restaurante, no deberían preocuparse —dijo Alonzo, para tratar de calmar las aguas—. Yo puedo en
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Entre caricias y chocolates ━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Un día después… Aunque el vuelo fue directo, Gia estaba completamente cansada, ¿la razón? Pues tenía prácticamente dos noches sin dormir. Desde aquel beso sorpresivo que le dio Santino. «Actúa, nos están viendo». Le había susurrado en sus labios, la volvió a besar y ella le correspondió de nuevo. Sin importarle mucho, si era cierto o no lo que decía. En ese instante se encontraba inmersa en la necesidad de estar en los brazos del hombre que amaba, y que por su terquedad estaba solo a un paso de perderlo. Cuando Santino rompió el beso, y ambos cayeron en cuenta de lo que había pasado, él se disculpó diciéndole que había visto el reflejo de Lulú en una de las ventanas, y que iba detrás de ellos con su teléfono celular en mano. Algo que era cierto, porque escucharon el obturador del aparato al tomar una foto. Justo en el momento en el cual había devorado sus labios. Aquel recuerdo la hizo anhelar más. —¿Te encue
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Entre caricias y chocolates ━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Santino era un hombre muy guapo, para su propio bien. Alto, con piel bronceada. Cuerpo trabajado, rostro varonil y cincelado. Gia no solo sentía por él atracción física, también había algo más. No pudo evitar acercarse un poco más, para observarlo detenidamente. Suspiró, porque ese hombre podía hacer lo que quisiera con ella. Se acercó un poco más, y se dio cuenta de que tenía el teléfono celular encendido sobre su pecho, frunció el ceño al notar que también estaba con la pantalla encendida y en silencio. Era obvio que alguien le estaba enviando mensajes. La curiosidad pudo más que el sentido común, y de manera sigilosa le quitó el aparato de las manos. Casi se le cae de las manos cuando comenzó a leer. “¿Cómo pudiste irte de viaje con una mujer que no te ama?” Decía uno, y sintió que la rabia crecía en ella. “Si yo fuera tu esposa, nunca me alejaría de ti” El último le hizo querer romperle la cara a la pelir
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Santino se encontraba de muy mal humor, pues tuvo que recurrir al trabajo manual en la ducha. Lo cual no ayudaba mucho, porque a su mente llegaba de a cada rato el recuerdo de su la desnudez de Gia sobre él. Sin embargo; ahí estaba vestido para salir a cenar en uno de los restaurantes más lujosos de Monte Carlo, con su esposa. La mujer que amaba con locura, y la cual sabía que tal vez nunca iba a poder volver a tener. Todo por su culpa, por haber jugado con su confianza. Estaba tomándose un trago de la bebida que había dejado el hotel en la mesita de sala como bienvenida, en el momento que la vio salir de la habitación. Casi se ahoga con el líquido ámbar, había olvidado lo despampanante que podía a lucir. —¿Estoy mal vestida? —quiso saber Gia, al ver su cara, tirando su bolso encima de uno de los sofás. —No, para nada —Santino dio un trago hasta el final, y puso la copa sobre la mesita de la sala—. Es solo que n