De nuevo MIL GRACIAS, y espero que sigan disfrutando de esta historia.
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Estar frente al Nono, hizo que Gia se sintiera como una chiquilla. Sin embargo; no esperó lo reconfortante que se sintió que Santino la tomara de la mano, y la apretara. Diciendo con ese gesto que todo saldría bien, y eso la calmó un poco. Al abrir la puerta de la habitación se encontró que él se encontraba en su cama leyendo un libro. Al hombre mayor no le pasó por desapercibido el hecho que Santino y su nieta estaban tomados de la mano. —Tendrá que darme un infarto más seguido —comentó sarcástico. —¡Por Dios! —exclamó alarmada Lulú— ¿Cómo puede usted decir eso? —Con la salud no se juega, Nono —intervino Gia. Enzo no les hizo caso, a lo que dijeron las mujeres más cercanas a él. Solo miró con curiosidad a Santino, luego frunció el ceño, cerró el libro y lo puso a un lado en la cama. —¿Y ustedes en qué andan? —inquirió señalando a la pareja con el dedo índice. —Estábamos conversando, Nono —respondió Santino,
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Santino y Gia se miraron los rostros. —Nono… —fue lo que ella dijo, tomando el sobre de las manos de Santino —¿Qué significa esto? —Es el viaje de bodas, que nunca llegaron a concretar y el que Enzo y yo no hemos encargado de mantener vigente todo este tiempo. —Nunca me comentaron nada —les reprochó Santino. —En vez de sorprendidos, parecen molestos —manifestó Alonzo. —No es molestia —Santino negó con la cabeza—, solo me pregunto el porqué nunca me dijeron nada. —¿En serio, Nono? —cuestionó Gia— ¿Un viaje? ¿Ahora? —¿Por qué no? —preguntó Enzo encogiéndose de hombros. —No podemos irnos ahora —respondió Santino—, el restaurante… —Tu salud —agregó Gia. —¡Ya basta! —Enzo dio un puñetazo sobre el colchón—. Lo único que me puede hacer morir es tu terquedad, niña. Al verlo alterado, Gia cerró la boca. —Si es por el restaurante, no deberían preocuparse —dijo Alonzo, para tratar de calmar las aguas—. Yo puedo en
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Entre caricias y chocolates ━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Un día después… Aunque el vuelo fue directo, Gia estaba completamente cansada, ¿la razón? Pues tenía prácticamente dos noches sin dormir. Desde aquel beso sorpresivo que le dio Santino. «Actúa, nos están viendo». Le había susurrado en sus labios, la volvió a besar y ella le correspondió de nuevo. Sin importarle mucho, si era cierto o no lo que decía. En ese instante se encontraba inmersa en la necesidad de estar en los brazos del hombre que amaba, y que por su terquedad estaba solo a un paso de perderlo. Cuando Santino rompió el beso, y ambos cayeron en cuenta de lo que había pasado, él se disculpó diciéndole que había visto el reflejo de Lulú en una de las ventanas, y que iba detrás de ellos con su teléfono celular en mano. Algo que era cierto, porque escucharon el obturador del aparato al tomar una foto. Justo en el momento en el cual había devorado sus labios. Aquel recuerdo la hizo anhelar más. —¿Te encue
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Entre caricias y chocolates ━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Santino era un hombre muy guapo, para su propio bien. Alto, con piel bronceada. Cuerpo trabajado, rostro varonil y cincelado. Gia no solo sentía por él atracción física, también había algo más. No pudo evitar acercarse un poco más, para observarlo detenidamente. Suspiró, porque ese hombre podía hacer lo que quisiera con ella. Se acercó un poco más, y se dio cuenta de que tenía el teléfono celular encendido sobre su pecho, frunció el ceño al notar que también estaba con la pantalla encendida y en silencio. Era obvio que alguien le estaba enviando mensajes. La curiosidad pudo más que el sentido común, y de manera sigilosa le quitó el aparato de las manos. Casi se le cae de las manos cuando comenzó a leer. “¿Cómo pudiste irte de viaje con una mujer que no te ama?” Decía uno, y sintió que la rabia crecía en ella. “Si yo fuera tu esposa, nunca me alejaría de ti” El último le hizo querer romperle la cara a la pelir
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Santino se encontraba de muy mal humor, pues tuvo que recurrir al trabajo manual en la ducha. Lo cual no ayudaba mucho, porque a su mente llegaba de a cada rato el recuerdo de su la desnudez de Gia sobre él. Sin embargo; ahí estaba vestido para salir a cenar en uno de los restaurantes más lujosos de Monte Carlo, con su esposa. La mujer que amaba con locura, y la cual sabía que tal vez nunca iba a poder volver a tener. Todo por su culpa, por haber jugado con su confianza. Estaba tomándose un trago de la bebida que había dejado el hotel en la mesita de sala como bienvenida, en el momento que la vio salir de la habitación. Casi se ahoga con el líquido ámbar, había olvidado lo despampanante que podía a lucir. —¿Estoy mal vestida? —quiso saber Gia, al ver su cara, tirando su bolso encima de uno de los sofás. —No, para nada —Santino dio un trago hasta el final, y puso la copa sobre la mesita de la sala—. Es solo que n
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Aquel contacto entre ellos, fue tan íntimo que Santino estaba completamente desconcertado. «¡Nunca entenderé a las mujeres!», pensó. —El vino ya llegó a nuestra mesa —dijo Gia, alejándose un poco y sintiéndose un poco satisfecha, porque fuera hombre o mujer con quién hablaba Santino. Se enteró de que estaba de viaje con su esposa—. Se está calentando, sería una gran pérdida si no lo tomamos seguida. —Sí, tienes razón —concluyó él. Caminaron con el paso sincronizado, hasta llegar a su mesa. Efectivamente, la botella de vino estaba esperándolos dentro de una hiela. ¿Qué le prometía esa noche?, realmente no o sabía. Pero después de la breve conversación tan absurda con Fabiola y hacerle ver, una vez más, que entre ellos solo podría existir una relación de amigos, lo dejó aliviado. De manera inmediata, Santino llenó sus copas. —Propongo un brindis —sugirió Gia alzando su copa. —¿Por qué brindamos? —preguntó Santino
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Ella debería ser más pudorosa, debería tener al menos los cinco sentidos bien puestos. «Mañana me avergonzaré de esto, y le echaré la culpa al vino», fue lo que se dijo. Sentir la manera en que la lengua se anudaba con la suya, el sabor dulzón del vino en Santino, combinado con el de la fresa en ella. Fue algo que le hizo sentirse mareada, por la necesidad de más. Gimió en su boca anhelante, no tenía fuerzas para seguir negando que quería todo lo que tuvo con él de regreso. Cuando terminó de ponerse en ahorcajadas sobre Santino, sentir el calor de su virilidad en su núcleo. Su sexo comenzó a palpitar con anticipación, pero las cosas quedaron solo ahí porque él rompió el beso. —¡No! —exclamó tomándola firmemente por los hombros—. No creo que en este momento, esto sea lo correcto. Gia estrechó los ojos hacia él, y en ese momento el ambiente se caldeó más de lo que estaba, pues ambos tenían los ojos brillantes por
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━—Sí, lo sé… —se estaba quemando viva, y él todavía le estaba cuestionando, tenía que actuar, le abrazó con sus piernas de nuevo. Jadeó cuando escuchó a Santino gruñir, y luego verlo relamerse los labios. —¿Estás segura? —¡POR DIOS! —exclamó con desespero— Sí, ¿quieres que te suplique que me toques? —chilló—. Entonces lo haré, ya no hay dudas. Sentirte de esta forma… es lo quiero y necesito. —¡Joder! Cada palabra que has dicho, te las recordaré toda la jodida noche, porque estaré enterrado dentro de ti. —Entonces no pierdas más tiempo —ella dijo pasando la mano por su pecho, que ya tenía una fina patina de sudor, y con la mirada hambrienta de deseo agregó—: Te deseo tanto, que duele. ¡No! Era obvio que Gia no tenía idea de lo que había dicho, la necesidad de hacerla suya iba a acabar en ese momento con su cordura. Ella emitió un grito de sorpresa, cuando Santino la cubrió una vez con su cuerpo, la lujuria estaba