3 MESES DESPUÉS...
Siendo un domingo por la tarde, Ada observa como Bianca y Jacobo están tomados de la mano subiendo las escaleras muy felices. —¿Jacobo?— Ada lo menciona y se siente confundida. Sabe que es su prometido. Eso lo recuerda, pero sus tonterías salen a relucir haciendo sentir vergüenza a Jacobo, por tal motivo, ha tomado distancia —¡Deja de ser intensa Adamaris! Di que eres tonta —¡Soy tonta!— repite Adamaris y Bianca suelta una carcajada maléfica —vez Jacobo, la súper genio ahora es tan solo una estúpida— musitó arqueando una ceja, haciendo que Jacobo sienta desprecio por Ada —vamos —¿A dónde van?— pregunta Ada, caminando detrás de ellos, prácticamente siguiéndoles porque siente que no es bueno que estén tomados de la mano —¡Eres una entrometida! Solo quiero mostrarle el vestido que me llegó de París, lo usaré hoy, un día muy pero muy especial —¿Y que celebras?— Ada continúa siguiéndolos —deberías soltar la mano a Jacobo, no puedes encerrarte en tu habitación con él— se apresura a decir al ver sus intenciones y lo peor es que a Jacobo no parece importarle la incomodidad de Ada —¡Cállate, estúpida! Vete— chasquea sus dedos —¡Déjanos en paz! Jacobo mira con desagrado a Adamaris. —Ven Jacobo, yo puedo mostrarte lo que es ser una mujer de verdad— ingresan a la habitación y él se siente tenso. Había tenido un viaje de negocios y llegó hace poco a San Francisco —¡Suéltalo!— Ada terminó ingresando a la habitación, porque sus celos son altos —ven conmigo Jacobo! Vamos a jugar— extiende su mano y Bianca se ríe por lo dicho de Ada —¡Estúpida!— suelta la mano de Jacobo —¡Nadie te quiere, nunca, pero nunca debiste haber venido a este mundo!— la empuja, pero Ada trata de mantener firmeza en sus piernas para no caer —eres mi hermanita, ¿Por qué no me quieres?— empieza a llorar como una pequeña niña haciendo pucheros —¡Mira Jacobo! La tonta de mi hermanita está llorando— su mirada hacia Ada, es afilada —de una buena vez, entiende que tú— la señala —no eres la mujer para Jacobo, por esa razón, mira lo que es una verdadera mujer— sin vergüenza alguna, Bianca posa sus manos en el rostro de Jacobo, el cual sonríe con sensualidad y atrapa los labios de Bianca —¡No hagan eso!— el corazón de Ada arde con furor, apartando a la pareja que se ve perfecta, y sin querer, daña una pulsera de Bianca, lo cual la enfurece y no mide su fuerza al empujar a Ada fuertemente haciéndola caer, aquella caída hizo que Ada se golpeará la cabeza con el tocador. —¡Eres una impertinente!— Bianca quiere hacerle pedacitos. El golpe provocó un fuerte dolor de cabeza que la dejó inconsciente a los segundos y cuando despertó, se percata de que está en su habitación. Al parpadear, siente un leve mareo y el dolor en su cabeza se intensifica dónde por un instante, los recuerdos vienen a su mente, el accidente, lo que pasó en el hospital, como todos la humillaron y sus supuestos seres queridos la maltrataron. La frialdad y el desprecio de su padre. La traición de su prometido con su hermana. Aquel golpe, recobró nuevamente su estabilidad mental y su inteligencia sin igual. Adamaris se hace muchas preguntas que aún con su dolor de cabeza, le gana la incertidumbre de saber por qué tanto desprecio por parte de su familia. Por lo tanto, retomó fuerzas para salir de su habitación. Se sostiene de las paredes y sus pasos son lentos hasta llegar a la sala donde para su sorpresa, su familia está reunida junto a Jacobo. Algo que le causa una punzada en su corazón es la mirada de menosprecio que le lanza su familia. —¿Cómo pudiste?— su padre se coloca de pie, teniendo una postura firme que estruja el corazón de Ada —¿Haces sentir mal a tu hermana Bianca y luego te haces la sufrida? —padre... No entiendo de qué hablas... Ella me empujó— señala a Bianca, la cual tiene una expresión en su rostro haciéndose la víctima —¡Mi hija jamás haría algo así!— interviene Sonia, madre de Bianca, madrastra de Adamaris —lo que pasa es que le tienes envidia a mi hija. Deberías comportarte como tal, pero lo único que necesitas es que te encierren en un centro psiquiátrico de lo loca que estás. Solo le haces daño a tu familia con tu comportamiento— Sonia aparenta ser una buena mujer ante su esposo, pero en si, tiene el corazón podrido —Papá, mamá, no regañen a Ada— interfiere Bianca —aunque ella se peleó conmigo, lo cual no me lo esperaba. No debía entrar en discusión con ella, así que es también mi culpa, lo siento hermanita, lamento que tú ira haya incrementado y te hayas querido lastimar para llamar la atención— Bianca habla con inocencia, todos le creen, menos Jacobo que estuvo presente y no defendió a su prometida —Jacobo, estuviste ahí. Dile a mi padre lo que sucedió— sus ojos se empañan de lágrimas, pero se aguanta las ganas de llorar —lo siento Ada. Estoy de tu lado pero... Fuiste injusta con Bianca. La estás acusando por algo inmerecido— el cinismo de Jacobo es el colmo —¿¡Qué!?— Ada siente que el suelo tiembla, pero en si, son sus piernas por los nervios que está sintiendo, pero es debido a la cólera al ver el cinismo de su prometido —tranquila Ada, solo pídele perdón a Bianca y terminamos esto de una buena vez— le aconseja Jacobo y Ada pasa saliva, su rostro se enrojeció de la molestia, de la injusticia —padre...— Ada dirige su mirada hacia él —jamás haría algo así, debes creerme —¡Silencio! Pídele perdón a tu hermana— le ordena con firmeza haciéndola sobresaltar del susto Sonia sonríe a sus adentros, como disfruta que su esposo reprenda a Ada. Ya que por ser ella la heredera, tiene ciertos privilegios que Bianca no, ya que ella no posee esa inteligencia de Ada y eso le molesta. —¡Ada!— la menciona su padre con disgusto —yo... Lo lamento— baja su mirada empuñando sus manos, enterrando las uñas en su piel hasta sentir ardor —¡A partir de hoy, Jacobo y Bianca se harán cargo de los asuntos de la compañía!— las palabras de su padre la impactaron, tanto que alza su mentón queriendo imaginar que su padre le está echando una mala broma —pero padre...— intenta protestar —¡Pero nada!— le gritó fuertemente —Ada, no te preocupes, todo va a estar bien— dijo Jacobo haciéndole entender a Ada lo vil hipócrita que es Bianca esboza una sonrisa silenciosa de satisfacción al ver que por fin está logrando lo que tanto deseaba. —¡Sonia ordena a la servidumbre, encerrar a Ada, últimamente ocasiona problemas en vez de ayudar! No podrá salir de su habitación sin mi consentimiento— ordena el señor Adrián Campabell, el cual no tiene misericordia de su propia hija —¿Qué? ¡No puedes hacerme eso padre!— Ada siente dolor de cabeza, aún así quiere decirle que ya se encuentra lo suficientemente bien para retomar las riendas de la compañía, ya que gracias a ella han obtenido buenos contratos que enriquecen a la familia, sobre todo de los que estaban pendientes con compañías de renombre internacional. Pero la madrastra habló: —Adrian, cariño. Sé que lo haces por el bien de la empresa, pero ¿No crees que es un castigo muy fuerte para Ada?— todos fijan su mirada en la mujer de cabello castaño y ojos cafés fríos Por un momento, Ada en su gentileza, pensó que Sonia estaba siendo un poco razonable, pero olvidó que ella es la misma serpiente hecha carne, al escuchar lo siguiente. —Después de todo es la boda de Bianca y Jacobo, no es apropiado que Adamaris esté ausente en un día tan importante para mí preciosa hija y la familia. La unión de dos grandes familias de la sociedad— alza su mentón con gran orgullo, siempre ha odiado a Adamaris e iba a hacer cualquier cosa por interrumpir esa boda —¿Boda? ¿¡Ustedes dos se van a casar!?— aquella noticia la tomó por sorpresa y también a sacar la conclusión de que Jacobo es un maldito infiel que siempre le estuvo viendo la cara con Bianca Ni siquiera terminó su relación con ella, si no que, sin el mínimo descaro se metió a lleno con Bianca sin importarle sus sentimientos. Ada siente que se le va a explotar la cabeza con tanta información desagradable. —¡No puedes ser demasiado indulgente con ella!— dice Adrián —¡¡Nos puede hacer pasar vergüenza ante los invitados!! Si ya golpeó a Bianca, puedo hacerlo con ellos y eso sí que no lo pienso permitir. Eso dañaría la imagen de nuestra familia— sus palabras son firmes —¡Ada no asistirá a la boda y punto!— agrega sin la más mínima piedad —padre, no seas duro con Ada— Bianca empieza a sollozar —mi hermanita solo estaba triste y me hizo daño por accidente ¿Cierto Ada?— actúa perfectamente bien —quiero que mi única hermanita a la cual quiero tanto a pesar de que me odia y me tiene envidia, asista a la boda para que sea testigo de la felicidad de Jacobo y mía Ada no lo pudo soportar más, es su alma la que llora, por lo tanto, sus lágrimas se deslizan una tras otra por sus mejillas. —¿Ada por qué frunces el ceño?— pregunta Jacobo haciendo que Ada le diera una mirada de mujer herida y traicionada—Ada es una tonta, Ada escucha mucho ruido, Ada quiere dormir— responde haciéndose la tonta, aunque le costó mucho decir aquellas palabras, pero sabía que era la única manera de poderse ir sin ser detenida Al llegar Adamaris Campbell a las escaleras, presentía que la estaban mirando y si es así, más por el silencio sepulcral presente.Se apresura a subir para llegar a su habitación y al hacerlo, cierra la puerta con seguro para luego caminar de un lado a otro sintiendo como se le desgarra el alma por la traición de su prometido que ahora se va a casar con Bianca. Por el poco cariño de su padre. A pesar de que es una mujer exitosa en el mundo de los negocios, le duele haber sido burlada por su propia familia. Pero lastimosamente, Bianca y Sonia, no están satisfechas con lo que han hecho. Quieren seguir acosando a la pobre Adamaris y hacerla quedar mal ante la sociedad. Aunque afortunadamente Ada ha vuelto a la normalidad y no va a permitir que se salgan con la suya. Ahora su mente e
Aquel hombre que iba distraído hablando por teléfono mediante auricular, ni siquiera le importó que su móvil cayera, aunque la llamada no se corto por el impacto, así que mientras sostiene a la hermosa chica, escucha claramente la voz del hombre arrogante —¡Sabes que si no le presentas una mujer para casarte al cabecilla, perderemos la empresa familiar ¡No puedes permitir que caiga en manos de tu primo y el miserable bastardo de tu tío— palabras que escucha claramente Adams Grey, sin embargo, la voz de Ada lo hace aterrizar —lo lamento mucho señor— retoma su compostura, sintiéndose nerviosa al ver el móvil del hombre en el suelo —como lo lamento— se agacha para agarrarlo —yo lo hago— Adams, se agacha al mismo tiempo y ambos terminan chocando sus manos por agarrar el móvil, por lo tanto, la mirada dolorosa de Ada y la mirada preocupante de Adams, se cruzan mientras son observados silenciosamente por Myriam —creo que... Dañe su móvil, le pido perdón, no ha sido un buen día, ¿Cómo p
Adams hace la pregunta con facilidad y le parece que Adamaris tiene un temperamento fresco y elegante, cosa que llama su atención porque ella es diferente a las mujeres que lo quieren seducir, incluso a su novia, la mujer que su abuelo no aceptó. —¿Es broma? Jass, ya no creo en el amor. Todos los hombres son iguales, son unos tontos infieles que no saben lo que quieren en la vida. Creen que teniendo una y otra mujer en la cama son todo un semental ¡Y no es así! Son unos bastardos, todos mienten— dijo aquellas palabras con mucho rencor, el cual pudo percibir Grey queriendo saber más, pero no quiere ser entrometido. Cómo Adams no respondió, Ada retoma aire y deja de forzar en querer quitarse el anillo para mirar al hombre con algo de modestia al percibir que sus palabras fueron demasiado tajantes. —lo lamento... No debí hablarte así, es que acabo de terminar mi relación con mi ex prometido— fue imposible que sus ojos no se tornaran llorosos, es que su alma está destrozada —tend
—¡No es justo!— replicó Ada al ser ingresada a la mansión a la fuerza, donde su madrastra y Bianca, esperan cruzadas de brazos —¡Que alivio!— en los labios de Sonia se dibuja una sonrisa ladina por la satisfacción de que hayan encontrado a Ada —¿Cómo te atreves a irte?— le reclama Bianca —¡Estás mal de la casa!— la señala con disgusto —¿Acaso quieres hacernos pasar más vergüenza Adamaris siente tanta furia que tuvo que contener sus ganas de responderle a su hermana. De desahogar todo ese dolor que le ha hecho sentir. —¡Lleven a Ada a su habitación y la cierran con llave!— ordena Sonia y en eso se acerca Jacobo, el cual estaba en el baño principal y al ver a Ada ni siquiera siente el más mínimo arrepentimiento. La mirada de Ada y su cruel ex prometido se cruzan, mientras la de él es relajada, la de ella es rencorosa y más al ver como deja un casto beso en la frente de Bianca, como simulan ser la pareja perfecta. —¡Si te llegas a ir nuevamente Ada, te juro que te encierro en un c
INDUSTRIA METALGREY. Adams trabaja muy duro en la industria, es una de las mejores en metalúrgica que genera grandes cantidades de dinero a nivel internacional por la buena calidad de material que manejan. Él debe ser muy perspicaz, así como está la gran empresa de industria METALGREY, también hay pequeñas sucursales y grandes constructoras de metal, sus ojos deben estar puestos en todas partes, por tal motivo la vida de Adams es solitaria aunque tenga a su novia, el tiempo es muy corto para él. —¿Puedo pasar?— pregunta Marcus, dando dos leves golpes en la puerta para tener la afirmación de ingresar a la oficina. —adelante— Adams está revisando el libro de contabilidad. —señor tengo algo que decirle— ingresa y cierra la puerta. —habla de una buena vez— le ordena, está irritado porque debe entregar una mercancía jugosa y todo debe salir perfecto, más cuando su primo le está pisando los talones porque quiere tomar su posición. —es el anillo señor, el anillo importante de
Sonia y Bianca se miran con complicidad. —ella no está aquí, escapó, así que robó el anillo. También robó nuestras pertenencias valiosas. Dígale al señor Grey, que Adamaris es un peligro para la sociedad— suelta su veneno —debe estar felizmente gastando el dinero de todo lo que nos robó —le daré su recado señorita, ¿Dónde está Jacobo? —¿Acaso no escuchas? ¡Fue Adamaris! Mi prometido no tiene nada que ver, así que vayan a buscarla y que pague por el daño ocasionado, que vergüenza para nosotros. Una familia tan respetada que por culpa de esa loca mental nos está haciendo quedar mal. Qué pena con el señor Grey —creo que ha sido suficiente— agrega Sonia —lo acompañó a la puerta señor Marcus— Sonia señala hacia la salida con elegancia Marcus está muy molesto por la actitud de Bianca y por lo mal que habló de su propia hermana, lo peor será explicarle a su jefe. El cual tiene un temperamento de los mil demonios y que a veces por ese fatal temperamento no razona. Al salir de la
—¿Cómo es posible...? Yo... —no acepto un NO, por respuesta, señorita Campabell. Sé perfectamente quién es usted —¿Acaso investigo mi vida?— Ada está sorprendida —un hombre como yo, siempre debe estar un paso adelante. Señorita Campabell, no le demos más vueltas al asunto. Usted necesita de mi poder —si usted averiguo mi vida, señor Grey, creo que también sabe que no soy una mujer que depende de un hombre —en este caso, sí— Grey se cruza de pierna demasiado varonil, y Ada abre sus ojos como platos porque presenció aquel movimiento, donde el bulto de aquel hombre le da a entender que es beneficiado por un buen miembro El rostro de ella se sonroja y Adams se percata de ello. —¿Le sucede algo?— pregunta y el rostro de Ada que está sonrojado pasó a estar pálido —ammm yo... Estoy, estoy bien señor Grey— miente —lo siento, pero sé que usted tiene novia, lo mejor es no tener más problemas —de mi vida personal me encargo yo, señorita Campabell. Si usted acepta ser mi esposa, pod
—¿En qué tanto piensas?— las manos de Gina, se deslizan por el pecho desnudo de Adams. La pareja está en el penthouse, solitos en la habitación —tenemos que hablar— Grey la toma de las manos y ella frunce el ceño, pero luego suelta una risita nerviosa —mi amor... Me estás asustando— dice al ver el agarre de su novio, el cual la suelta y luego se coloca de pie Su perfecto cuerpo, es una maravilla para los ojos de su novia, la cual muerde su labio inferior, al ver aquella anaconda erecta solo para ella. —amor, háblame— le hace pucheros, ya que está necesitada, pero Grey está buscando la forma de decirle a ella sus planes —¿No piensas hablar? Entonces ven aquí y hazme gritar de placer— su adicción y apetito sexual por él incrementa cada vez más —me voy a casar— habla sin pelos en la lengua y ella sonríe como si Adams le estuviera haciendo una broma, pero al ver que él se coloca el albornoz, se preocupa —espera, espera...— se coloca de pie —¿Es un chiste? Que yo sepa, no tengo