Aquel hombre que iba distraído hablando por teléfono mediante auricular, ni siquiera le importó que su móvil cayera, aunque la llamada no se corto por el impacto, así que mientras sostiene a la hermosa chica, escucha claramente la voz del hombre arrogante —¡Sabes que si no le presentas una mujer para casarte al cabecilla, perderemos la empresa familiar ¡No puedes permitir que caiga en manos de tu primo y el miserable bastardo de tu tío— palabras que escucha claramente Adams Grey, sin embargo, la voz de Ada lo hace aterrizar
—lo lamento mucho señor— retoma su compostura, sintiéndose nerviosa al ver el móvil del hombre en el suelo —como lo lamento— se agacha para agarrarlo —yo lo hago— Adams, se agacha al mismo tiempo y ambos terminan chocando sus manos por agarrar el móvil, por lo tanto, la mirada dolorosa de Ada y la mirada preocupante de Adams, se cruzan mientras son observados silenciosamente por Myriam —creo que... Dañe su móvil, le pido perdón, no ha sido un buen día, ¿Cómo puedo pagarle?— se coloca de pie para no estar a la altura del hombre por la vergüenza que siente —descuide, solo fue un golpe en la pantalla, puedo tener otro— cuelga la llamada al ver que estaba en curso, dejando a su padre molesto —¡Lo dañe, como lo lamento! Por favor, déjeme mandarlo a reparar— pide extendiendo su mano— Adams la observa de pies a cabeza. Aquella piel color blanca lo hace sentir ganas de querer tocarla, así que lo único que hace es negar con la cabeza y justamente cuando se iba a despedir porque alguien lo espera, le dice —creo que puedes ayudarme en algo— una idea loca se cruza por su mente —lo haré señor, con tal de poder remediar. —siento que te he visto en algún lugar... —yo... No, está equivocado, soy una chica normal— miente, no quiere que sepa que ella es una Campabell y que llegue a oídos de su padre, que es capaz de buscarla y volverla a encerrar Adams mira la hora en su reloj para luego decirle. —solo necesito que me hagas un favor, es importante, solo eso y te podrás ir —Ada ¿Pasa algo? — Myriam no se aguanto, necesita saber qué esta pasando, ahora la salud de Ada, es su prioridad —un momento Myriam, debo compensar al señor por mi error, porque fue mi culpa por estar distraída —Ada solo fue un accidente, señor lo siento, pero debo llevarme a mi amiga, dentro de poco la van a atender —Myriam sabes lo correcta que soy, lo mejor es ayudar al señor para quedar a paz— Ada le explica, aunque no es capaz de mirar a Adams a los ojos —perfecto. Ven conmigo y usted señorita, le prometo que no me tardo— agarra a Ada de la mano y se la lleva, dejando a Myriam con la palabra en la boca —Señor, no soy una niña... Puedo caminar sola —esto es de vida o muerte —¿Pero qué quiere que haga? Ni siquiera me lo has dicho ¿Por qué estamos entrando a la unidad de hospitalización? —no tengo tiempo para explicarte, dijiste que quieres compensar el daño Al llegar a la habitación vip, Ada se sorprende y siente su cuerpo frío porque ni siquiera sabe que debe hacer. —hemos llegado —solo dígame lo que debo hacer, necesito asistir a mi cita médica —solo debes fingir que serás mi prometida —¡¡Qué!!— por poco y se le cae la mandíbula —no te obligo, solo déjame hablar— la agarra de la mano haciéndola entrar sin ni siquiera esperar una respuesta y eso fue lo peor porque al ver al anciano postrada en la cama con apariencia débil, labios y rostro pálido, inmediatamente se suelta del agarre de Adams —no puedes irte— la voz de Grey hace que el anciano abra los ojos lentamente para contemplar a la bella chica frente a él —hijo...— susurra refiriéndose a su nieto —aquí estoy abuelo... —¿Es ella?— mira a Adamaris que se arrepiente de haberse metido en ese asunto —Ella será mi esposa, Ada... Ada— era lo único que Adams sabía —Adamaris Campabell señor, un placer— se presenta Ada, ni siquiera fue capaz de cortar el brillo que hay en la mirada del anciano por la felicidad al verla —querida Ada... Ven aquí— empieza a toser y ella se preocupa, a pesar de que está llena de rencor y dolida por la traición de su familia, no tiene el corazón tan frío como para cortarle la ilusión a un anciano al borde de la muerte Ada se acerca cuidadosamente mientras que Grey está angustiado en su interior, aunque no lo demuestra es un hombre frío lento con sus sentimientos y expresiones. —Adams, aceptó a tu chica como tú esposa. La nueva integrante de la familia Grey. Lamento no poder estar en tu matrimonio, moriré, lo sé —abuelo por favor...— Adams no quiere que su abuelo muera, lo quiere como si fuera su padre, cuando su padre real solo es un ambicioso —escuchen por favor— tose mientras se quita él mismo el anillo valioso —ven querida— le pide a Ada y ella se acerca a un más —pásame tu mano— ella obedece mirando con temor a lo que pueda pasar, pues ahora todo para ella es sorpresivo Lo que Ada no esperaba era que el anciano le colocará el anillo en su dedo que simboliza el compromiso. —ella será tu esposa— Ada abre los ojos bien grandes, su gesto de sorpresa con la misma que mira a Adams Grey —eres hermosa, y se que se amaran asi como yo, Adams ame a tu abuela y la respete. Ahora puedo morir en paz, podré reunirme con tu abuela para seguir nuestro amor La confesión del anciano Grey removió todos los sentimientos de vulnerabilidad en Ada y más que la trata con cariño como hace mucho tiempo nadie lo hace, ni siquiera de su difunto abuelo. —si mi nieto se comporta como un patán, puedes jalarle las orejas, sé que tú lo pondrás en su lugar y lo vas a poner a caminar derechito —abuelo por favor... —quiero un bisnieto lo más pronto posible— dijo el anciano con una sonrisa dibujada en sus labios de alivio —un permiso señor Grey, es hora de llevarnos al cabecilla Grey al quirófano.— los enfermeros se acercan para llevárselo, mientras que Ada está con su mirada confusa —veremos si Dios me quiere más en esta tierra— dijo antes de perder de vista a Ada, la cual ni siquiera pudo estimular palabras y ahora su mirada está fija en aquel precioso anillo Adams suelta un suspiro de tranquilidad, aunque su padre lo obligó por una herencia, él lo hizo para que su abuelo estuviera en paz al verlo con una mujer de su agrado y así estuviera tranquilo en la operación, él no quiere que su abuelo muera. Adamaris puede sentir la mirada de aquel hombre que resulta que ahora es su prometido. —solo fue una pequeña mentira— se atreve a decir Grey —ya fue suficiente, no sirvo para decir semejantes mentiras, espero que tú abuelito salga de esa pesada situación— Ada se empieza a quitar el anillo —ya le hice el favor, estamos a paz señor Grey —dijo con seriedad, ya que le parece una mentira demasiado fuerte, pero algo pasa y es que no puede quitarse el anillo del todo La muchacha jugueteaba afanosamente el anillo con las yemas de los dedos, su rostro enrojeció y unas finas gotas de sudor brotaban de su cara, pero el anillo simplemente no salía. Como si de un hechizo se tratara, el anillo parecía decidido a quedarse con su nueva dueña.—¡No! No me puede estar pasando— Adamaris está nerviosa, piensa que la mirada del hombre le está queriendo decir que le diera el anillo, pero no es así, él tiene su mirada clavada en los labios de la chica, en la forma en que fuerza los labios para poderse quitar el anillo y eso le pareció excitante lo cual en su personalidad es extraño.
Al Adamaris levantar la mirada, sus mejillas se sonrojan y con voz temblorosa le dice. —Señor por favor, ayúdeme a quitarme el anillo. Es propiedad de su familia y no quiero ser nombrada después como una ladrona, suficiente tengo con mi vida de m****a...— las últimas palabras las murmuró.
—¿Qué dijiste?— Adams frunce el entrecejo, acercándose un poco más para poderla escuchar.
—olvidelo, solo ayúdeme por favor, me tengo que ir— sigue forzando para quitarlo.
—dame tu mano— suaviza su tono de voz, causando una sensación en el estómago de Adamaris, es algo tan exquisito que la mano del hombre quedó suspendida en el aire, por lo tanto, se retrajo sin dejar de mirarla.
—te vas a lastimar, déjalo así. Tómalo como un obsequio por ayudarme— Grey ingresa sus manos a los bolsos de su pantalón, con sus hombros caídos y facciones de su rostro relajadas lo hacen ver más guapo, tanto que Adamaris al verlo nuevamente, se estremece, pero a su vez, se reprendió mentalmente por sus pensamientos hacia el hombre.
—¿Qué? ¿Acaso olvidas que dañe tu móvil? ¡Ni loca! Además, este anillo será para tu prometida verdadera, no la falsa como yo— le dice mientras continúa tratando de quitarse el anillo.
—¿Y qué habría de malo si fueras mi prometida?— la pregunta de Adams la congelo, incluso provocó un sonrojo más notable en su rostro hasta sus orejas.
Adams hace la pregunta con facilidad y le parece que Adamaris tiene un temperamento fresco y elegante, cosa que llama su atención porque ella es diferente a las mujeres que lo quieren seducir, incluso a su novia, la mujer que su abuelo no aceptó. —¿Es broma? Jass, ya no creo en el amor. Todos los hombres son iguales, son unos tontos infieles que no saben lo que quieren en la vida. Creen que teniendo una y otra mujer en la cama son todo un semental ¡Y no es así! Son unos bastardos, todos mienten— dijo aquellas palabras con mucho rencor, el cual pudo percibir Grey queriendo saber más, pero no quiere ser entrometido. Cómo Adams no respondió, Ada retoma aire y deja de forzar en querer quitarse el anillo para mirar al hombre con algo de modestia al percibir que sus palabras fueron demasiado tajantes. —lo lamento... No debí hablarte así, es que acabo de terminar mi relación con mi ex prometido— fue imposible que sus ojos no se tornaran llorosos, es que su alma está destrozada —tend
—¡No es justo!— replicó Ada al ser ingresada a la mansión a la fuerza, donde su madrastra y Bianca, esperan cruzadas de brazos —¡Que alivio!— en los labios de Sonia se dibuja una sonrisa ladina por la satisfacción de que hayan encontrado a Ada —¿Cómo te atreves a irte?— le reclama Bianca —¡Estás mal de la casa!— la señala con disgusto —¿Acaso quieres hacernos pasar más vergüenza Adamaris siente tanta furia que tuvo que contener sus ganas de responderle a su hermana. De desahogar todo ese dolor que le ha hecho sentir. —¡Lleven a Ada a su habitación y la cierran con llave!— ordena Sonia y en eso se acerca Jacobo, el cual estaba en el baño principal y al ver a Ada ni siquiera siente el más mínimo arrepentimiento. La mirada de Ada y su cruel ex prometido se cruzan, mientras la de él es relajada, la de ella es rencorosa y más al ver como deja un casto beso en la frente de Bianca, como simulan ser la pareja perfecta. —¡Si te llegas a ir nuevamente Ada, te juro que te encierro en un c
INDUSTRIA METALGREY. Adams trabaja muy duro en la industria, es una de las mejores en metalúrgica que genera grandes cantidades de dinero a nivel internacional por la buena calidad de material que manejan. Él debe ser muy perspicaz, así como está la gran empresa de industria METALGREY, también hay pequeñas sucursales y grandes constructoras de metal, sus ojos deben estar puestos en todas partes, por tal motivo la vida de Adams es solitaria aunque tenga a su novia, el tiempo es muy corto para él. —¿Puedo pasar?— pregunta Marcus, dando dos leves golpes en la puerta para tener la afirmación de ingresar a la oficina. —adelante— Adams está revisando el libro de contabilidad. —señor tengo algo que decirle— ingresa y cierra la puerta. —habla de una buena vez— le ordena, está irritado porque debe entregar una mercancía jugosa y todo debe salir perfecto, más cuando su primo le está pisando los talones porque quiere tomar su posición. —es el anillo señor, el anillo importante de
Sonia y Bianca se miran con complicidad. —ella no está aquí, escapó, así que robó el anillo. También robó nuestras pertenencias valiosas. Dígale al señor Grey, que Adamaris es un peligro para la sociedad— suelta su veneno —debe estar felizmente gastando el dinero de todo lo que nos robó —le daré su recado señorita, ¿Dónde está Jacobo? —¿Acaso no escuchas? ¡Fue Adamaris! Mi prometido no tiene nada que ver, así que vayan a buscarla y que pague por el daño ocasionado, que vergüenza para nosotros. Una familia tan respetada que por culpa de esa loca mental nos está haciendo quedar mal. Qué pena con el señor Grey —creo que ha sido suficiente— agrega Sonia —lo acompañó a la puerta señor Marcus— Sonia señala hacia la salida con elegancia Marcus está muy molesto por la actitud de Bianca y por lo mal que habló de su propia hermana, lo peor será explicarle a su jefe. El cual tiene un temperamento de los mil demonios y que a veces por ese fatal temperamento no razona. Al salir de la
—¿Cómo es posible...? Yo... —no acepto un NO, por respuesta, señorita Campabell. Sé perfectamente quién es usted —¿Acaso investigo mi vida?— Ada está sorprendida —un hombre como yo, siempre debe estar un paso adelante. Señorita Campabell, no le demos más vueltas al asunto. Usted necesita de mi poder —si usted averiguo mi vida, señor Grey, creo que también sabe que no soy una mujer que depende de un hombre —en este caso, sí— Grey se cruza de pierna demasiado varonil, y Ada abre sus ojos como platos porque presenció aquel movimiento, donde el bulto de aquel hombre le da a entender que es beneficiado por un buen miembro El rostro de ella se sonroja y Adams se percata de ello. —¿Le sucede algo?— pregunta y el rostro de Ada que está sonrojado pasó a estar pálido —ammm yo... Estoy, estoy bien señor Grey— miente —lo siento, pero sé que usted tiene novia, lo mejor es no tener más problemas —de mi vida personal me encargo yo, señorita Campabell. Si usted acepta ser mi esposa, pod
—¿En qué tanto piensas?— las manos de Gina, se deslizan por el pecho desnudo de Adams. La pareja está en el penthouse, solitos en la habitación —tenemos que hablar— Grey la toma de las manos y ella frunce el ceño, pero luego suelta una risita nerviosa —mi amor... Me estás asustando— dice al ver el agarre de su novio, el cual la suelta y luego se coloca de pie Su perfecto cuerpo, es una maravilla para los ojos de su novia, la cual muerde su labio inferior, al ver aquella anaconda erecta solo para ella. —amor, háblame— le hace pucheros, ya que está necesitada, pero Grey está buscando la forma de decirle a ella sus planes —¿No piensas hablar? Entonces ven aquí y hazme gritar de placer— su adicción y apetito sexual por él incrementa cada vez más —me voy a casar— habla sin pelos en la lengua y ella sonríe como si Adams le estuviera haciendo una broma, pero al ver que él se coloca el albornoz, se preocupa —espera, espera...— se coloca de pie —¿Es un chiste? Que yo sepa, no tengo
—Pero el cabecilla va a sospechar. Él va querer presumir el matrimonio de su nieto favorito —Es mi decisión señor Marcus. Además, no creo que él señor Grey se niegue a mi petición, solo llámalo, pensé que él vendría —tuvo asuntos personales que tratar, deme un momento y le llamaré— Marcus se coloca de pie y Myriam llega con el té —aquí tienes amiga— le entrega a Ada y el de Marcus lo deja en el centro de mesa —¿Qué pasó? —el señor Grey lo envío para lo del contrato matrimonial, es extraño que él no haya venido —quizás algo de trabajo —o su novia... Tan solo no quiero tener problemas, no más problemas, no quiero que me den dolores de cabeza, solo quiero ser yo la causante de los demás —no te llenes de tanto rencor amiga...— Myriam le iba a decir algo más, pero Marcus hizo resonar su garganta —disculpe interrumpir, señorita Campabell, el señor quiere hablar con usted— extiende su mano para entregarle el móvil Ada mira a Myriam, y lo que nadie sabe es que el corazón de A
Al salir de la casa de Myriam, Ada no deja de pensar en lo que le dijo su amiga, sin embargo, ruega a Dios que haya otra manera de darle el heredero al señor Grey. Para ella no es facil tener sexo con un hombre por el cual no tiene sentimientos de amor, y tampoco quiero ser forzada a hacerlo, pero ya firmó y debe cumplir aunque buscará la forma en que eso no pase. Mientras que Myriam está emocionada por irse de su casa, siente que también es una oportunidad para ella porque sus padres son demasiados estrictos y como no hace lo que ellos digan la han hecho a un lado. Por eso se refugia tanto en Ada porque la ve como una hermana, esa que nunca tuvo. Cuando llegan al apartamento, Ada lo detalla con normalidad, a pesar de que posee una gran fortuna debido a la herencia que debe proclamar, ha estado rodeada de lujos desde niña, así que para ella es algo normal, aunque lo único que llamó su atención, es la vista maravillosa del balcón. —¡Amo este lugar!— exclama Myriam dejando sus m