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Capítulo 13 (séptima parte)

Recordé a Meléndez. El viejo Meléndez siempre supo que su sobrino, o el sobrino de su mujer, no era un asesino, solo un desgraciado drogadicto y ladrón, un adicto que lo único que buscaba era salir de fiesta. Tal vez tenía deudas gracias a los excesos. Lo lamentable fue cubrirlo, Meléndez lo mantuvo en secreto, haciendo tratos con la policía para "proteger" su empresa de manchas feas. El único asesino verdadero, el único monstruo era Tony Urdaneta, más nadie que él. Le mintió a Nancy la noche que la agredió.

Existe una expresión que reza echarle el muerto a alguien. Mientras significa dejarle cargas o responsabilidades de uno mismo a alguien más, el delincuente de Tony lo hizo literal, poniendo en la boca de Vassallo una falsa confesión de homicidio.

El sobrino del viejo empresario admitió conocer a la joven Susana, aunque poco. También admitió haberse acostado con ella de manera furtiva y que una cosa que le impresionó cuando ocurrió, fueron unas marcas de golpes que la chica tenía e
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