Tris lo miró con los ojos muy abiertos, sorprendida por la repentina propuesta. Estaba boquiabierta, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Casarse? ¿Así, tan repentinamente? Su mente era un torbellino de emociones contradictorias.—Payton, yo... —comenzó, pero las palabras se le atascaron en la garganta. Se alejó de él, como si quemara, pero luego, Payton tomó su rostro entre sus manos, mirándola con intensidad.Sus ojos brillando con determinación y algo más... ¿Miedo? ¿Esperanza?—Sé que suena loco, Tris. Pero lo que siento por ti es real. Nunca había estado tan seguro de algo en mi vida. No quiero perderte, no quiero que te alejes de mí por miedo o arrepentimiento. Quiero hacerte feliz, protegerte, amarte cada día de mi vida. Eres una mujer diferente, jamás me vas a mentir, porque no eres como mi madre, ni como mi ex —expresó confiado.Ella sintió miedo, incluso un destello de culpa se abrió paso en su interior, porque también le estaba mintiendo, aunque más por proteger
Mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo, Beatriz no podía dejar de darle vueltas a la situación. Por un lado, sentía algo más que una atracción hacia Payton, eso era innegable, porque en el pasado, a pesar de los intentos de Paul porque terminarán en la cama, nunca se atrevió y ahora se daba cuenta de que había creído equivocadamente que estaba enamorada de él cuando no fue así.Nunca sintió esta pasión ardiendo en su interior como si fuera fuego, que le provocaba Payton, con él sentía la inmensa necesidad de fundirse, de no separarse nunca y la alegraba inmensamente formar una familia con él y con su pequeño Aquiles, amaba tanto a ese pequeño niño, que se había metido en lo más profundo de su corazón. Pero por otro, el peso de su mentira inicial la abrumaba."¿Y si le digo la verdad y me rechaza? ¿O peor aún, si me denuncia?", pensó con angustia. Sabía que había entrado a trabajar con documentos falsos, y eso podría traerle serios problemas legales.Salió de la ducha y se vist
—¿Lo dices en serio? —preguntó, su voz apenas un susurro.Beatriz asintió, una mezcla de emociones reflejándose en sus ojos. —Sí, lo digo en serio.En dos zancadas, Payton estaba de vuelta a su lado, tomándola en sus brazos con cuidado de no aplastar a Aquiles. La besó con pasión, y por un momento, Beatriz se permitió perderse en ese beso, olvidando momentáneamente sus preocupaciones.—Te amo, Tris —murmuró Payton contra sus labios—. Te prometo que seremos felices.La asistente carraspeó desde la puerta, recordándoles la llamada pendiente.—Ve —dijo Beatriz suavemente—. Hablaremos más tarde.Payton asintió, besándola una vez más y saliendo de la habitación.Giullette entró y se quedó viéndola con una expresión de amabilidad en su rostro.—Permíteme abrazarte y felicitarte, él no es un mal hombre, y si te soy sincera desde que llegaste a esta casa sonríe más, es más considerado con los demás.Beatriz en un principio, se sorprendió ante el gesto cálido de Giullette, porque ella aparenta
Beatriz respiró hondo, tenía esa lucha interna en su interior, hablar o mantener su secreto.—Payton, yo... no tengo esos documentos —dijo esa verdad a medias. Él la miró confundido.—¿Qué quieres decir?—Yo salí huyendo de mi casa por un problema, mi nombre real es Beatriz, aunque mis más allegados sí me dicen Tris y dije ese nombre para que… mi familia no me buscaran. —Las palabras le salieron atropelladamente.Payton soltó su mano y se alejó un paso, su rostro una mezcla de shock, incredulidad y rabia, y allí supo que debía seguir callando, por mucho que lo amara y que deseara decirle la verdad, no podía arriesgarse, Payton no era un hombre que se caracterizara por ser pasivo, era duro, y eso lo había vivido, y quizás contarle, no sería bueno.—¿Me estás diciendo que todo este tiempo has estado viviendo aquí con una identidad falsa? ¿Qué me has mentido desde el principio?—No, las cosas no son así, yo no sabía que tú y yo terminaríamos involucrado… —no pudo seguir hablando porque
Payton dejó escapar un suspiro pesado y se pasó una mano por el rostro, sintiéndose agotado tanto física como emocionalmente. Volvió a la habitación donde Beatriz y Aquiles dormían plácidamente. Los observó desde la puerta, su corazón dividido entre el amor que sentía por ella y la incertidumbre que lo carcomía.Se acercó silenciosamente a la cama y se sentó en el borde, contemplando el rostro sereno de Beatriz. Con suavidad, apartó un mechón de cabello de su frente.—¿Qué escondes, Tris? —murmuró para sí mismo. —¿Por qué no puedes confiar en mí completamente?En ese momento, como si hubiera sentido su presencia, Beatriz abrió los ojos lentamente. Le sonrió con dulzura, aún medio dormida.—¿Payton? ¿Qué haces despierto? —preguntó en voz baja para no despertar al pequeño— ¿Está todo bien?Su voz era ronca y se divisaba un ligero tono de ansiedad.—Por supuesto que todo está bien. Duerme que mañana debes hacer los trámites.Al día siguiente, cuando ella se levantó, se colocó la misma r
La luz del mediodía se filtró a través de las ventanas, bañando la habitación en una gama de tonos dorados que hacían juego con los destellos que brotaban del cabello de la novia. Su figura se reflejaba en el espejo, envuelta en un traje de novia que parecía haber sido tejido con hilos sacados de sus propios sueños. El vestido, ceñido y sencillo, abrazaba cada curva como si temiera dejarla ir.Mientras ajustaba la tiara sobre su cabeza, la señora Giullette apareció detrás de ella en el reflejo, y la admiración no tardó en dibujarse en su rostro.—¡Guao! Estás hermosa, —exclamó con voz cálida y ojos que brillaban casi tanto como los de la novia. —El pobre señor Payton va a enloquecer cuando te vea.Las palabras la hicieron sonreír, sin embargo, de pronto sintió una chispa de inquietud y la respiración le falló por un instante. Sí, estaba a punto de casarse con él, pero ¿cómo era posible que no tuviera idea del nombre de su futuro marido? Armándose de valor, decidió preguntarle a la mu
Beatriz sintió que el aire le faltaba. Las palabras se le atoraron en la garganta mientras intentaba procesar la revelación que acababa de golpearla. Sus ojos, llenos de confusión y dolor, se clavaron en Payton.—¿Kontos? —susurró con voz quebrada. —¿Eres... eres un Kontos?La preocupación en el rostro de Payton se transformó en desconcierto, tomó a su hijo en brazos, porque parecía que Beatriz iba a caer en cualquier momento.—Sí, ese es mi apellido. Beatriz, ¿qué sucede? Me estás asustando.Ella dio un paso atrás, alejándose de él como si su toque quemara. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras negaba con la cabeza.—Esto no está bien —dijo apenas en un hilo de voz—, no puedo... no puedo hacer esto —, murmuró. Su mirada recorrió los rostros confundidos de los invitados antes de volver a Payton. —Lo siento, pero no puedo casarme contigo.Beatriz iba a darse la vuelta para huir, pero en ese momento el llanto de Aquiles penetró en su mente y se giró, vio al pequeño l
La recepción tras la ceremonia fue sencilla, pero llena de alegría. Beatriz intentó mantener una sonrisa en su rostro, pero su mente no dejaba de dar vueltas.Conoció a los tíos de Payton, Alexis y Tarah, y por sus nombres supo que eran los padres de Paul, y allí supo por qué el rostro de Payton le había parecido tan familiar.Ella bailó abrazada a Payton, mientras lo hacía, no pudo evitar preguntarse cómo era posible que el hombre al que amaba estuviera relacionado con la familia que había destruido su vida.Cuando finalmente tuvieron un momento a solas, Payton la miró con preocupación.—Beatriz, mi amor, ¿estás bien? ¿Algo te está molestando? Por favor, ¿dime qué te sucede?Ella tomó una respiración profunda y negó con la cabeza.—No, solo tengo un poco de cansancio —expresó ella con un suspiro.Esa misma noche, dejaron al pequeño Aquiles con los tíos de Payton y ellos se fueron a su noche de bodas.Llegaron al hotel donde pasarían la noche, ella tenía una mezcla de emociones, por u