Beatriz sintió que el suelo se movía bajo sus pies. Su corazón latió con fuerza, amenazando con salirse de su pecho. La orden de Payton resonó en sus oídos como una sentencia de muerte. Recibir a la policía significaba exponerse, arriesgarse a que descubrieran su pasado, su verdadera identidad y que terminara detenida de nuevo y por nada del mundo ella podía regresar a la cárcel.Por un momento, consideró huir. Escapar por la puerta trasera y desaparecer para siempre de esa casa, pero sabía que eso solo empeoraría las cosas, confirmaría cualquier sospecha que Payton pudiera tener sobre ella y además se vería obligada a dejar abandonado al pequeño y eso ya no era una opción.Con las manos temblorosas, miró por la ventana y divisó las luces de la patrulla acercándose. El tiempo se agotaba. Tenía que tomar una decisión.Respiró hondo, intentando calmar sus nervios. "Puedo hacer esto", se dijo a sí misma. "Solo tengo que mantener la calma y concentrarme en hablar del tema o puedo fingir q
Ella lo miró con temor, porque ella tenía miedo a enamorarse, a abrir su corazón, aunque él era muy atractivo, no podía evitar sentir esa sensación de peligro. Dio un paso hacia atrás queriendo retroceder y huir, pero sus manos la detuvieron.—No huyas Tris, ya no puedo más, te has colado en lo más profundo de mí, no dejo de pensar en ti, en tu rostro, tus labios, tu cuerpo… me estás enloqueciendo y juro que he intentado escapar de todos estas emociones que me haces sentir, pero ha sido imposible… te sueño, te pienso, te imagino.Tris sintió que su corazón se aceleraba con cada palabra que él pronunciaba. Sus ojos se encontraron y pudo ver la intensidad y la sinceridad en su mirada. Quería creerle, quería dejarse llevar porque él porque no le era indiferente, ella había tratado de ignorar esos sentimientos que él despertaba en él… pero la estaban consumiendo, pese a ello el miedo seguía allí, paralizándola.—Yo... no sé qué decir —susurró ella, con la voz entrecortada—. Tengo miedo d
Tris lo miró con los ojos muy abiertos, sorprendida por la repentina propuesta. Estaba boquiabierta, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Casarse? ¿Así, tan repentinamente? Su mente era un torbellino de emociones contradictorias.—Payton, yo... —comenzó, pero las palabras se le atascaron en la garganta. Se alejó de él, como si quemara, pero luego, Payton tomó su rostro entre sus manos, mirándola con intensidad.Sus ojos brillando con determinación y algo más... ¿Miedo? ¿Esperanza?—Sé que suena loco, Tris. Pero lo que siento por ti es real. Nunca había estado tan seguro de algo en mi vida. No quiero perderte, no quiero que te alejes de mí por miedo o arrepentimiento. Quiero hacerte feliz, protegerte, amarte cada día de mi vida. Eres una mujer diferente, jamás me vas a mentir, porque no eres como mi madre, ni como mi ex —expresó confiado.Ella sintió miedo, incluso un destello de culpa se abrió paso en su interior, porque también le estaba mintiendo, aunque más por proteger
Mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo, Beatriz no podía dejar de darle vueltas a la situación. Por un lado, sentía algo más que una atracción hacia Payton, eso era innegable, porque en el pasado, a pesar de los intentos de Paul porque terminarán en la cama, nunca se atrevió y ahora se daba cuenta de que había creído equivocadamente que estaba enamorada de él cuando no fue así.Nunca sintió esta pasión ardiendo en su interior como si fuera fuego, que le provocaba Payton, con él sentía la inmensa necesidad de fundirse, de no separarse nunca y la alegraba inmensamente formar una familia con él y con su pequeño Aquiles, amaba tanto a ese pequeño niño, que se había metido en lo más profundo de su corazón. Pero por otro, el peso de su mentira inicial la abrumaba."¿Y si le digo la verdad y me rechaza? ¿O peor aún, si me denuncia?", pensó con angustia. Sabía que había entrado a trabajar con documentos falsos, y eso podría traerle serios problemas legales.Salió de la ducha y se vist
—¿Lo dices en serio? —preguntó, su voz apenas un susurro.Beatriz asintió, una mezcla de emociones reflejándose en sus ojos. —Sí, lo digo en serio.En dos zancadas, Payton estaba de vuelta a su lado, tomándola en sus brazos con cuidado de no aplastar a Aquiles. La besó con pasión, y por un momento, Beatriz se permitió perderse en ese beso, olvidando momentáneamente sus preocupaciones.—Te amo, Tris —murmuró Payton contra sus labios—. Te prometo que seremos felices.La asistente carraspeó desde la puerta, recordándoles la llamada pendiente.—Ve —dijo Beatriz suavemente—. Hablaremos más tarde.Payton asintió, besándola una vez más y saliendo de la habitación.Giullette entró y se quedó viéndola con una expresión de amabilidad en su rostro.—Permíteme abrazarte y felicitarte, él no es un mal hombre, y si te soy sincera desde que llegaste a esta casa sonríe más, es más considerado con los demás.Beatriz en un principio, se sorprendió ante el gesto cálido de Giullette, porque ella aparenta
Beatriz respiró hondo, tenía esa lucha interna en su interior, hablar o mantener su secreto.—Payton, yo... no tengo esos documentos —dijo esa verdad a medias. Él la miró confundido.—¿Qué quieres decir?—Yo salí huyendo de mi casa por un problema, mi nombre real es Beatriz, aunque mis más allegados sí me dicen Tris y dije ese nombre para que… mi familia no me buscaran. —Las palabras le salieron atropelladamente.Payton soltó su mano y se alejó un paso, su rostro una mezcla de shock, incredulidad y rabia, y allí supo que debía seguir callando, por mucho que lo amara y que deseara decirle la verdad, no podía arriesgarse, Payton no era un hombre que se caracterizara por ser pasivo, era duro, y eso lo había vivido, y quizás contarle, no sería bueno.—¿Me estás diciendo que todo este tiempo has estado viviendo aquí con una identidad falsa? ¿Qué me has mentido desde el principio?—No, las cosas no son así, yo no sabía que tú y yo terminaríamos involucrado… —no pudo seguir hablando porque
Payton dejó escapar un suspiro pesado y se pasó una mano por el rostro, sintiéndose agotado tanto física como emocionalmente. Volvió a la habitación donde Beatriz y Aquiles dormían plácidamente. Los observó desde la puerta, su corazón dividido entre el amor que sentía por ella y la incertidumbre que lo carcomía.Se acercó silenciosamente a la cama y se sentó en el borde, contemplando el rostro sereno de Beatriz. Con suavidad, apartó un mechón de cabello de su frente.—¿Qué escondes, Tris? —murmuró para sí mismo. —¿Por qué no puedes confiar en mí completamente?En ese momento, como si hubiera sentido su presencia, Beatriz abrió los ojos lentamente. Le sonrió con dulzura, aún medio dormida.—¿Payton? ¿Qué haces despierto? —preguntó en voz baja para no despertar al pequeño— ¿Está todo bien?Su voz era ronca y se divisaba un ligero tono de ansiedad.—Por supuesto que todo está bien. Duerme que mañana debes hacer los trámites.Al día siguiente, cuando ella se levantó, se colocó la misma r
La luz del mediodía se filtró a través de las ventanas, bañando la habitación en una gama de tonos dorados que hacían juego con los destellos que brotaban del cabello de la novia. Su figura se reflejaba en el espejo, envuelta en un traje de novia que parecía haber sido tejido con hilos sacados de sus propios sueños. El vestido, ceñido y sencillo, abrazaba cada curva como si temiera dejarla ir.Mientras ajustaba la tiara sobre su cabeza, la señora Giullette apareció detrás de ella en el reflejo, y la admiración no tardó en dibujarse en su rostro.—¡Guao! Estás hermosa, —exclamó con voz cálida y ojos que brillaban casi tanto como los de la novia. —El pobre señor Payton va a enloquecer cuando te vea.Las palabras la hicieron sonreír, sin embargo, de pronto sintió una chispa de inquietud y la respiración le falló por un instante. Sí, estaba a punto de casarse con él, pero ¿cómo era posible que no tuviera idea del nombre de su futuro marido? Armándose de valor, decidió preguntarle a la mu