Cierro mis ojos, solo escucho como llaman una y otra vez a la puerta
—Vanessa, amor ábreme— me siento un poco asustada, nunca creí que Bruno me trataría así, él es...—. Perdóname, soy un idiota amor, perdóname.
Comienzo a temblar de nuevo. ¿Y si esto es así siempre?, ¿si él piensa que por ser su esposa puede hacer lo que quiera conmigo?, ¿si me golpea?... sacudo mi mente, él no sería capaz de golpearme… comienzo a llorar, mi mente me está acabando.
—Tumbare esta puerta amor, déjame entrar —escucho un golpe
—No seas estúpido, así menos va a abrir —le dice Marcelo de mala gana. Escucho un golpe en la pared.
—¡PERDONAME!— grita y yo sigo llorando, me recuesto en uno de los sofás que están en el lugar y trato de calmar mi mente, de no pensar en que
Después de una extensa plática con mi abuela, pronto termino mi helado y pago la cuenta. ¿Ahora qué hago?, Camino por las calles de Madrid y el clima esta perfecto. Miro los aparadores de las tiendas, hace tiempo que no compro al cuando y es cuando veo un hermoso vestido azul verde. Tengo que detenerme a mirarlo, la tienda estaba por cerrar debido a la hora y entre sin pensar.—¿Está cerrado?— le pregunto a la mujer—Claro que no señorita, dígame que se le ofrece— miro el vestido, era del color favorito de mi abuela.—Quiero probarme ese vestido.—Es muy hermoso, aquí tiene—la tela era parecida a una crinolina, tiene mucho volumen, el detalle de pedrería en la cintura y parte de los tirantes era muy femenino y el escote en “v” pronunciaba mis grandes pechos. Al salir del probador la mujer que me atendía se quedó i
Bruno me cubre los ojos con una manta, la verdad es que no estoy muy bien para más sorpresas. Me pregunto que estará planeando.—Me puedo caer— me aferro a su brazo y el ríe—Jamás te dejare caer.Me toma entre sus brazos y lleva a algún lugar cálido, puedo oler tierra mojada, pasto, flores y un poco de incienso. Vuelve a poner mis pies en el suelo y desata la venda. Me encuentro con un hermoso kiosko en medio de la carpa ya instalada que había mencionado Toño.Este está rodeado de una hermosa enredadera con girasoles y pequeñas flores amarillas, se ilumina con velas a una muy tenue luz.La mesa es preciosa, adornada con un mantel de encaje color ocre, dos grandes velas están en el centro y se adornan con girasoles enormes, es tan hermoso que las lágrimas están por brotar.—Es muy bonito— la sonrisa no cabe en mi rostro, B
Bajo la escaleras detenidamente para apreciar la bella decoración que ha hecho Toño. Hermosos girasoles por doquier y flores amarillas pequeñas. Es muy elegante y alegre.—No sé si poner las velas aquí— coloca una enorme vela que parece más un pilar—. O aquí.—Toño esto es… hermoso— él sonríe de oreja a oreja, cuando llega Gina.—Mi niña —me abraza con delicadeza—. Muchas felicidades, espero que vengan muchos años llenos de cosas buenas para ti.Agradezco y pronto llega Hernández, estira su mano—Señorita Vanessa, muchas felicidades— le sonrío y respondo su apretón de manos.—Gracias—Después de unos cuantos minutos todo el personal ya me había felicitado—. Gracias a todos de verdad.Bruno baja las escaleras y poco a poco el per
Estoy casi lista solo faltaba ponerme el vestido. Mi maquillaje es sencillo pero adecuado para la noche, mis ojos se ven grandes y he recogido mi cabello en chongo con pequeños rulos cayendo. —¿Qué te parece?— pregunta Bruno dando una vuelta frente a mí, luce espectacularmente guapo. Lleva un traje azul marino y camisola blanca sin corbata, dos botones sin abrochar y zapatos negros. —Te ves muy bien— le digo giñando el ojo y él se acerca desafiante. —Y esto, ¿es por mi?— dice señalando la lencería que llevo puesta, encaje azul y un sostén del mismo material pero que terminaré deshaciéndome de él al colocarme el vestido. —Claro —le digo inclinándome a su oído—. Cuando la noche termine… Y lo beso seductoramente, sus manos se aferran a mi cintura. —No juegues así Vanessa o no saldrás de este cuarto. —Vale, me iré a cambiar. Busco en mi armario el hermoso vestido azul que compre ayer y me dispongo a colocármelo.
Sandra está hincada a los pies de Bruno. La furia me consume y camino lentamente hacia donde está.—¿Qué no escuchaste?— me pongo a un lado de Bruno y ella se pone de pie riendo frente a mí.—¿No le has dicho a esta, lo que hiciste conmigo aquella noche?— respiro hondo—Vanessa…— Bruno me toma la cintura pero yo alzo la mano—Mira, no es nuestra culpa que tengas delirios de pertinencia y hayas venido aquí a hacer el ridículo— ella ríe a carcajadas.—Para Bruno aquella noche no fue ridícula— vuelvo a respirar—Mira, ten un poco de inteligencia y claro dignidad y deja de decir esas cosas frente a los padres de Bruno —me acerco y susurro—. Ni a ellos ni a mí nos importa lo que haya hecho bajo los efectos de la droga que tu le pusiste en la bebida, a penas así soporta tenerte cer
—Bien alumnos, debido a remodelaciones en nuestro edificio las clases terminarán en este mismo mes —nos explica el maestro—. Siento decirles que solamente nos queda esta semana, lo sé, yo tampoco estoy de acuerdo con terminar las cosas así, pero son órdenes de direcciónToma una bocanada de aire. Golpeo mi pincel en el banco—Por mi parte es todo, mañana tienen mi examen con el material hasta el cual hemos llegado, por último necesito hablar con Vanessa Carballo —el profesor Fernández me mira y asiento—. Pueden retirarse.Comienzo a guardar mis cosas para acudir al llamado del maestro.—Dígame profesor— me dirijo hacía un hombre alto, bien parecido, de cabello y ojos negros, con la edad de Bruno aproximadamente y complexión delgada. Utiliza gafas de aumento que le dan un look muy intelectual.—Vanessa, quería not
Siento un fuerte cólico, mierda el periodo, saco mi móvil y miro el calendario. Tengo dos días de retraso, debe ser eso.—Para aquí por favor— le indico al chofer y me bajo rápidamente por unas toallas femeninas. Hernández casi salta del auto y lo miro extrañada.—Tranquilo, te necesitamos con vida— le digo entre risas—No la tendré después de que Bruno se enteré que no te llevamos a casa— bufo—Tengo mi casa— le digo, tomo las toallas sanitarias y una barra enorme de chocolate. Voy a la caja y mientras hago fila mi móvil suena, es Nora—¿Si?—¡Vane!, ¿estás ocupada?, ¿no quieres ir de compras?— acepto su invitación y quedamos en un mall en media hora. Tiempo suficiente para ir a mi apartamento, asearme un poco y asegurarme si mi periodo ha venido o no.
Las clases se van rápido. Tengo que correr para llegar a tiempo a la cita con la doctora Herrejon. Rodríguez se dirige conmigo al auto. Abre la puerta y me encuentro con mi sexy y celoso futbolista—Hola hermosa— me dice y lo miro recelosa—Hola— él suelta una sonrisita derrite polos y miro a la ventana—¿Sigues molesta?—Puede ser— me limito a contestar y continuo viendo por la ventana. En breve llegamos a un gran edificio de unos 6 pisos, entramos a la recepción y nos atiende una amable señorita que no para de coquetearle a mi futuro marido—Notificare su llegada señor Dihmes— alzo la mano—Y Vanessa Dihmes querida, no lo olvides— le guiño el ojo y esta se queda helada.—Sí, disculpe señora— sonrío con esfuerzo y escucho la ronca risa de Bruno.—Señora de Dihme