Siento un fuerte cólico, mierda el periodo, saco mi móvil y miro el calendario. Tengo dos días de retraso, debe ser eso.
—Para aquí por favor— le indico al chofer y me bajo rápidamente por unas toallas femeninas. Hernández casi salta del auto y lo miro extrañada.
—Tranquilo, te necesitamos con vida— le digo entre risas
—No la tendré después de que Bruno se enteré que no te llevamos a casa— bufo
—Tengo mi casa— le digo, tomo las toallas sanitarias y una barra enorme de chocolate. Voy a la caja y mientras hago fila mi móvil suena, es Nora
—¿Si?
—¡Vane!, ¿estás ocupada?, ¿no quieres ir de compras?— acepto su invitación y quedamos en un mall en media hora. Tiempo suficiente para ir a mi apartamento, asearme un poco y asegurarme si mi periodo ha venido o no.
Las clases se van rápido. Tengo que correr para llegar a tiempo a la cita con la doctora Herrejon. Rodríguez se dirige conmigo al auto. Abre la puerta y me encuentro con mi sexy y celoso futbolista—Hola hermosa— me dice y lo miro recelosa—Hola— él suelta una sonrisita derrite polos y miro a la ventana—¿Sigues molesta?—Puede ser— me limito a contestar y continuo viendo por la ventana. En breve llegamos a un gran edificio de unos 6 pisos, entramos a la recepción y nos atiende una amable señorita que no para de coquetearle a mi futuro marido—Notificare su llegada señor Dihmes— alzo la mano—Y Vanessa Dihmes querida, no lo olvides— le guiño el ojo y esta se queda helada.—Sí, disculpe señora— sonrío con esfuerzo y escucho la ronca risa de Bruno.—Señora de Dihme
El día en la escuela se va rápido ya estoy en mi última clase—Vane ¿qué tal crees que te haya ido en el examen?— me pregunta una compañera y me encojo de hombros.—Espero que bien— Justo en ese momento el profesor Fernández llega.—Buenas tardes señores y señoritas, he traído las calificaciones de sus pruebas y su calificación final— se escucha un siseo en el aula y el maestro sonríe.—Vaya, comencemos entonces…— un par de minutos le lleva entregar calificaciones y por fin dice mi nombre.—Vanessa Carballo— me pongo de pie y camino hacia el escritorio—. Felicitaciones señorita.Y me entrega mi prueba con calificación perfecta, sonrío para mí misma y camino hacia mi banco de nuevo. La clase termina y al pasar por enfrente del escritorio el profesor me habla
El tiempo sigue su curso y no sé nada de Bruno.—Vanessa, ¿quieres agua? —me pregunta Tomás pero me niego.—Querida tienes que tomar algo, las horas pasaran más lentas si no comes nada… —dice Nora con tono de preocupación.—O si no hablas— completa mi cuñado. Hace alrededor de 4 horas que Bruno esta en cirugía. Tomás y Nora me acompañan en la sala de espera y Marcelo va y viene sin ninguna noticia. Está comenzando a desesperarse al igual que yo. Necesito hablar con Lucia pero no responde mis llamadas, es extraño.—¿No saben nada aún?— me interrumpe la voz de Alondra y al mirarla siento unas ganas inmensas de abrazarla, me pongo de pie y la sorprendo con un abrazo que me corresponde al instante—. Tranquila hija, todo estará bien…El gesto me transmite tanta calma, es tan maternal, comie
Bruno se está quejando haciendo que me despierte asustada.—¿Qué pasa?— pregunto a penas despierta.—Me duele mucho esta mierda— miro la hora—Tenias que haberte tomado la pastilla hace 2 horas— brinco de la cama y voy por la enfermera. Regreso casi de inmediato y esta le entrega dos pastillas.—Volveré para el desayuno— asiento y se va. Bruno está muy afectado por el dolor y su rostro lo refleja todo, trato de relajarlo.—Vanessa ¿sabes lo que me preocupa?— lo animo a hablar—. Que esto dure demasiado que tengamos que retrasar la boda.—No me iré, además, no teníamos fecha estipulada— digo sonriendo y él asiente—Quería hacerlo antes de que volvieras a la escuela— lo miro sorprendida—Vaya, y ¿Cuándo pensabas decirle a la novia?—D
Por mi mente pasan miles de momentos con Lucia, no puedo aceptar que se haya ido. Bruno se ha dormido, trato de liberarme de su abrazo y lo logro. Camino hacia el baño y echo agua a mi rostro.—¿Por qué lo has hecho?— siento un vacío horrible en mi pecho. ¿Por qué no la busqué antes?, ¿Por qué no hable con ella cuando debí?, ¿Por qué no la llamé? Me reprocho una y mil veces lo que ha pasado. Escucho la puerta, es una enfermera con desayuno para Bruno y otro más para mí.—Provecho— asiento y me vuelvo para otro lado. Llaman de nuevo a la puerta.—Vane, soy yo, Nora— un alivio llega y me pongo de pie para correr a abrazarla—Ella…— y lloro de nuevo—Lo sé linda… lo sé— acaricia mi cabello, me aparto y voy a sentarme, los mareos se están haciendo má
Son las 12 del mediodía, estamos en el cementerio local, Bruno y Tomás me acompañan con el sequito de seguridad.Un sacerdote está pronunciando las últimas palabras para mi amiga, mi joven amiga. Su madre de acerca a despedirse y estira su mano a mí.—Ven Vanessita— me pongo de pie y voy con ella hacia el féretro. Llevo un tulipán, le encantaban, este es de color rojo.—¿Ella estará bien?— miro a Tía Mary y me percato que la pregunta va dirigida hacia mí.—Lo estará tía— digo con la voz quebrada. “Amiga no abandones a tu madre, ayúdala a superar tu partida, todos aquí te extrañaremos muchísimo. Eras lo más cercana a una hermana que podría tener. Te extrañaré, ayúdanos a resignarnos a tu partida, sé que estarás mejor. Lo s
Me adentro en el auto que Hernández conduce y Bruno me toma de la mano sin decir nada. El camino me parece eterno.—Tengo asuntos que atender, nos vemos en unos momentos —dice Bruno y asiento dejándolo con Marcelo.Subo las escaleras a toda velocidad hasta mi estudio y cierro la puerta. La atoro con el mueble y tomo un lienzo. Comienzo a pintar… es un espejo. Soy yo en un espejo, pero este se rompe, y de el sangra… sangro.La pintura refleja todo lo que siento, cada herida, cada lágrima. Tomo una bocanada de aire y sigo… hasta que escucho el primer llamado a la puerta.—Vanessa, amor— ¿Cómo puede llamarme de esa manera?, lástima, es lástima. Vuelve a llamar pero no atiendo, tengo que terminar esta pintura.—Vanessa, soy Tomás, ¿estás bien? —carraspea—. Solo queremos saber si estás bien.—Estoy bien
Me siento mucho mejor hoy, mi mente está tranquila, aunque aun no me hago a la idea de estar sin Lucia, han pasado ya cuatro semanas del terrible suceso que ha sacudido mi vida por completo. Tomo un largo suspiro y escucho como Bruno habla por el móvil.—Claro abuelo yo… —escucho la voz de Bruno, estiro mi cuerpo—. Entiendo pero tengo que ir a revisión el Lunes por la mañana, iré en cuanto acabe…Gimo para llamar su atención y lo consigo, no me quita la mirada de encima—Está bien, nos vemos entonces…— termina la llamada y vuelve a acostarse—¿Con quién hablas?— sé que la pregunta es obvia pero no sabía cómo comenzar la conversación.—Con mi abuelo, quiere que vuele a Riad cuando antes— lo miro extrañada—¿A dónde y por qué?— suspira<