La doctora esa tramitando mi alta del hospital cuando el señor y la señora Dihmes entran a la habitación.
—Hola querida— Alondra me abraza
—Hola— le digo, el señor Dihmes toma mi mano.
—Me alegra verte Vanessa— le sonrío y agradezco que se haya mantenido lejos, Bruno le debió haber hablado sobre mis reacciones.
—La doctora está por darla de alta— explica Bruno, ellos se notan felices.
—Tienes que descansar y recuperarte de esto Vanessa— la voz de Alondra me tranquiliza.
—Ya me siento mejor, el dolor es mínimo— le explico. Julia, la doctora, entra con una serie de papeles y se los entrega a Bruno
—Ya estás dada de alta Vanessa, tienes que seguir las indicaciones que te he dado y no perder de vista tu inhalador, te veo en 4 días— le agradezco con una sonrisa
—Gracias Docto
Despierto adolorida. Miro el reloj 8 am, he dormido casi 12 horas. Bruno está a mi lado completamente dormido. Me siento en la cama y le miro. Cuanto extrañaba tenerlo a mi lado.El dolor ha vuelto a aparecer porque recuerdo que tengo que tomar las pastillas del dolor y me pongo de pie con esfuerzo. Cuando por fin salgo de la habitación estoy casi exhausta y aún me faltan las escaleras. Respiro profundo y comienzo a bajar escalón por escalón y ahogando gemidos de dolor, es realmente frustrante no poderme mover con libertad.El dolor en los tobillos no cesa ni un momento. Mi cuerpo se rinde y me siento justo a mitad del camino en las escaleras. No se escucha ningún ruido, tengo que llamar a Gina o a quien me escuche—¡Gina…! —no recibo respuesta—. ¡Gina!Intento de nuevo pero no hay respuesta. El dolor es más fuerte cada vez y me cuesta resistir sin quejarme.<
Ha pasado una semana desde que he vuelto a la casa de Bruno, todo ha transcurrido tranquilo y ya me he hecho a aquí. La escuela me ha exigido demasiado debido a mis constantes faltas, pero he sabido sacar todos los pendientes satisfactoriamente. También he pintando con más frecuencia y Nora se ha encargado de comprar algunas de mis obras.Tomo un vaso y lo lleno de agua, me estoy muriendo de sed. Me he despertado temprano para seguir con algunos de los ensayos que me han solicitado, apenas así puedo darme abasto y poder cumplir con todas las obligaciones.—Niña ¿tienes hambre? —niego—Desayunare con Bruno —Gina asiente y comienza a arreglar la mesa.Seguramente Bruno está dormido. Subo las escaleras rápidamente, estoy mucho mejor que hace una semana, tengo mucha más movilidad. Me adentro a la habitación y confirmo mis sospechas. Mi atractivo hombre está re
—Ahora dime que flores prefieres— tomo una gran bocanada de aire y miro hacia el gran muestrario de flores que tengo en mis manos. Creí que traer a Toño a la escuela aminoraría el estrés por la fiesta de mañana pero creo que no fue tan buena idea. —Me gusta los girasoles— él asiente y toma notas. Hemos pasado los dos últimos descansos preparando la cena de mañana. Cuando Toño se inspira no hay quien lo calme.—¿Y el pastel?, ¿de qué sabor?— sin pensar contesto—Quiero Cheesecake con chocochips— me mira extrañado—Pensé que tus gustos serían más sofisticados, como…— toca su barbilla simulando pensar—. Chocolate suizo o Golden Opulence Sundae… Será Cheesecake entonces.—Toño ¿Ya terminamos?— me mira de mala gana
Cierro mis ojos, solo escucho como llaman una y otra vez a la puerta—Vanessa, amor ábreme— me siento un poco asustada, nunca creí que Bruno me trataría así, él es...—. Perdóname, soy un idiota amor, perdóname.Comienzo a temblar de nuevo. ¿Y si esto es así siempre?, ¿si él piensa que por ser su esposa puede hacer lo que quiera conmigo?, ¿si me golpea?... sacudo mi mente, él no sería capaz de golpearme… comienzo a llorar, mi mente me está acabando.—Tumbare esta puerta amor, déjame entrar —escucho un golpe—No seas estúpido, así menos va a abrir —le dice Marcelo de mala gana. Escucho un golpe en la pared.—¡PERDONAME!— grita y yo sigo llorando, me recuesto en uno de los sofás que están en el lugar y trato de calmar mi mente, de no pensar en que
Después de una extensa plática con mi abuela, pronto termino mi helado y pago la cuenta. ¿Ahora qué hago?, Camino por las calles de Madrid y el clima esta perfecto. Miro los aparadores de las tiendas, hace tiempo que no compro al cuando y es cuando veo un hermoso vestido azul verde. Tengo que detenerme a mirarlo, la tienda estaba por cerrar debido a la hora y entre sin pensar.—¿Está cerrado?— le pregunto a la mujer—Claro que no señorita, dígame que se le ofrece— miro el vestido, era del color favorito de mi abuela.—Quiero probarme ese vestido.—Es muy hermoso, aquí tiene—la tela era parecida a una crinolina, tiene mucho volumen, el detalle de pedrería en la cintura y parte de los tirantes era muy femenino y el escote en “v” pronunciaba mis grandes pechos. Al salir del probador la mujer que me atendía se quedó i
Bruno me cubre los ojos con una manta, la verdad es que no estoy muy bien para más sorpresas. Me pregunto que estará planeando.—Me puedo caer— me aferro a su brazo y el ríe—Jamás te dejare caer.Me toma entre sus brazos y lleva a algún lugar cálido, puedo oler tierra mojada, pasto, flores y un poco de incienso. Vuelve a poner mis pies en el suelo y desata la venda. Me encuentro con un hermoso kiosko en medio de la carpa ya instalada que había mencionado Toño.Este está rodeado de una hermosa enredadera con girasoles y pequeñas flores amarillas, se ilumina con velas a una muy tenue luz.La mesa es preciosa, adornada con un mantel de encaje color ocre, dos grandes velas están en el centro y se adornan con girasoles enormes, es tan hermoso que las lágrimas están por brotar.—Es muy bonito— la sonrisa no cabe en mi rostro, B
Bajo la escaleras detenidamente para apreciar la bella decoración que ha hecho Toño. Hermosos girasoles por doquier y flores amarillas pequeñas. Es muy elegante y alegre.—No sé si poner las velas aquí— coloca una enorme vela que parece más un pilar—. O aquí.—Toño esto es… hermoso— él sonríe de oreja a oreja, cuando llega Gina.—Mi niña —me abraza con delicadeza—. Muchas felicidades, espero que vengan muchos años llenos de cosas buenas para ti.Agradezco y pronto llega Hernández, estira su mano—Señorita Vanessa, muchas felicidades— le sonrío y respondo su apretón de manos.—Gracias—Después de unos cuantos minutos todo el personal ya me había felicitado—. Gracias a todos de verdad.Bruno baja las escaleras y poco a poco el per
Estoy casi lista solo faltaba ponerme el vestido. Mi maquillaje es sencillo pero adecuado para la noche, mis ojos se ven grandes y he recogido mi cabello en chongo con pequeños rulos cayendo. —¿Qué te parece?— pregunta Bruno dando una vuelta frente a mí, luce espectacularmente guapo. Lleva un traje azul marino y camisola blanca sin corbata, dos botones sin abrochar y zapatos negros. —Te ves muy bien— le digo giñando el ojo y él se acerca desafiante. —Y esto, ¿es por mi?— dice señalando la lencería que llevo puesta, encaje azul y un sostén del mismo material pero que terminaré deshaciéndome de él al colocarme el vestido. —Claro —le digo inclinándome a su oído—. Cuando la noche termine… Y lo beso seductoramente, sus manos se aferran a mi cintura. —No juegues así Vanessa o no saldrás de este cuarto. —Vale, me iré a cambiar. Busco en mi armario el hermoso vestido azul que compre ayer y me dispongo a colocármelo.