No supo cuánto tiempo estuvo llorando en el sofá, sintiéndose miserable, pero se sorprendió cuando apareció Jonas, duchado, se había cambiado y olía a su loción favorita.
—¿A dónde crees que vas?— preguntó enojada, mirándolo con ojos empequeñecidos.—Iré a tomar un trago— respondió con una enorme sonrisa.— aprovechar de nuestra primera noche como un matrimonio diferente.—Nosotros no somos un matrimonio diferente, Jonas y no hemos aclarado éste asunto todavía, creo que he sido bastante clara con el hecho de que no apruebo tu loca idea.— le dijo sin comprender la actitud de su esposo, parecía un extraño frente a ella.—No hay nada que aclarar, amor mío, cuando lo pienses, verás lo satisfactorio que resultará para ambos, seguramente hasta tu querrás tomar una ducha y salir por un trago para pasar un buen rato— le regaló una enorme sonrisa.—¡Por supuesto que no!— le dijo enojada.—También pensé en actividades que podamos hacer en conjunto, ya sabes ir a un club de intercambio, podría invitar a una amiga, un trío podría ser bueno, o que tú invites a un amigo, si así lo prefieres, nunca lo he hecho, pero se trata de experimentar.—Jonas, me ofenden tus palabras, ¿Qué tipo de mujer piensas que soy?— preguntó indignada— te juro, que si continúas con estoy, voy a divorciarme de ti, no toleraré que me sometas a esto.—Es una de las mayores tonterías que has dicho— rió— no me esperes despierta, cariño, volveré tarde.—¡No te atrevas, Jonas, no te atrevas a irte! — le advirtió, pero como si no fuese con él, se marchó.¿Que rayos?Eloise no salía de su estado de Shock, por ese motivo le había dado poca importancia a la cena, pensaba irse ... con otra.Le dolió, le dolió profundamente.Caminó a la habitación y se observó en el espejo, las lágrimas cayeron por sus mejillas... ropa ancha, nada bonita pero muy cómoda para realizar las tareas del hogar, Jonas había llegado temprano y aún no había tenido oportunidad de tomar una nueva ducha para cambiarse. En un tiempo, tuvo un lindo cabello, brilloso y lacio que llegaba a sus caderas, ahora lo tenía recogido en un moño, nada bonito, y había perdido brillo, además ya necesitaba un corte de puntas, sus ojos, a pesar de ser de un hermoso gris que en la universidad había robado miradas y suspiros, ahora estaban llenos de una profunda tristeza, sus manos ya no eran tan bonitas, y sus uñas nada elegantes. Ella era hermosa, si, solo que no tenía mucho tiempo para arreglarse, estaba constantemente agotada, si tan solo Jonas le ayudará un poco con las tareas de la casa, ella tendría algo de tiempo libre para verse hermosa para él, pero nunca la ayudaba, nunca tenía un poco de tiempo libre, cuando pensaba que al fin había terminado las labores del hogar, Jonas siempre exigía un poco más.Jonas, le había conocido en cuanto ingresó a la universidad, a pesar de que iban en distintas carreras universitarias y de que él iba tres semestres por encima de ella, Jonas había asegurado que esa hermosa pelinegra le había robado el corazón y la razón. Un año de apasionado noviazgo, nueve años de matrimonio y casi no podía reconocerse al espejo. Cuando se casó con él, Jonas le pidió que detuviese su carrera, logró convencerlo de dejarla estudiar un poco más, solo alcanzó al séptimo semestre, luego su esposo le había dicho que no podían seguir costeando ambas carreras y ella había decidido sacrificar sus estudios para que él pudiese terminar los suyos.Había aceptado con sumisión dedicarse a atenderlo y atender el hogar. Ahora que se veía al espejo sabía que había cometido un grave error, sacrificar su vida por Jonas, por un hombre que la valoraba tan poco.**************************—¿Cómo ha reaccionado?— preguntó la sensual rubia.—Como era de esperarse, se ha indignado, me ha preguntado si me me vuelto loco y hasta me amenazó con el divorcio.—¿Y qué harás?— preguntó directamente.—Dejarla que se tranquilice, le he dicho que seguiré con mi propuesta, y que espero que ella lo acepte.—No lo hará, Jonas. ¿Es que acaso no la conoces?— preguntó con voz burlona.— no intentas hacer nada por tu esposa, solo intentas ocultar tus propias fallas. ¿En serio ya no la quieres?— lo miró con ojos como rendijas.—La quiero— aseguró — es solo que la vida con Eloise se ha vuelto tan aburrida, me tortura la idea de llegar a casa. Ya ni siquiera se arregla para mí, siempre parece que llegara del gimnasio.—Si al menos la ayudarás un poco, o contrataras a alguien que le ayudará con las tareas de la casa. Ahora puedes permitirtelo.—¿Para qué contratar a alguien cuando Eloise puede hacerse cargo de todo?, es un gasto innecesario, Meredith.—Lo único que digo es que no intentas ayudarla ni un poco— negó— es por eso que nunca me he casado, la mayoría de ustedes esperan a que sacrifiquemos todo,nuestra belleza, juventud, carreras profesionales, hasta nuestro cuerpo, y son incapaces de retribuir un poco. Es por eso que me encantan los rollos placenteros. Hay diversión, beneficios económicos, ningún compromiso, y no tengo que enclaustrarme en una casa a jugar a la familia feliz.—Meredith, ¿Estas defendiendo a Eloise?— preguntó burlón — se supone que eres mi amante.—Jonas, dime algo... Si Eloise decide salir a buscar diversión y...—Se lo propuse, pero estoy seguro de que no lo hará y eso me tranquiliza, Eloise es una mujer de su hogar, una señora, ella es feliz siendo fiel, es amorosa, Eloise es de las mujeres que nacieron para casarse, vivir en el hogar y ser fieles, jamás se atrevería a tener un romance. — dijo muy seguro.—¿Y si las cosas cambian?, ¿si ella se atreve?, es una mujer hermosa y jóven.—La mujer hermosa quedó sepultada bajo toda esa fachada de ama de casa. Créeme, ella no lo haría, sentiría que es engañarme, aunque tenga mi consentimiento para hacerlo—asintió— ya dejemos de hablar de mi casa, mi esposa, mi vida...— acarició sus muslos— mejor recuérdame por qué me traes tan loco— dijo antes de apoderarse de sus labios.********************Pasaban la una de la madrugada y Jonas aún no aparecía, Eloise estaba cansada de llorar y de a poco la ira se apoderaba más y más de ella.¿Por qué la humillaba de aquella manera?Tomó el celular y marcó por décima vez en la noche.—Amor mío, te dije que no me espera... ras despierta.—¿Dónde demonios estás, Jonas?—Divirtiendome un poco— dijo con voz tensa y escucho los ahogados gemidos femeninos— deberías intentarlo, cariño, resulta reconfortante...—¡Vete al diablo!— le dijo a la vez que cortaba la llamada y arrojaba el celular lejos en la cama.Tanto batallar para que su matrimonio no se derrumbara y Jonas estaba tirandolo todo por la borda... No sé lo perdonaría jamás. Se divorciaría, claro que lo haría, no tenía por qué tolerar aquello.Faltarían quizás poco más de un par de horas para amanecer cuando sintió que Jonas se metió bajo las sábanas, lo escuchó suspirar y poco después dormirse, mientras las lágrimas de humillación corrían silenciosas por sus mejillas y se juraba a si misma buscar la manera de vengarse.A pesar de no haber dormido nada en toda la noche y estar despierta cuando despuntó el alba, no se levantó para preparar el desayuno de su esposo, tampoco le llamó para que no llegara tarde al trabajo. Cuando su celular timbró con fuerza, Jonas se despertó asustado, al ver la claridad reinante maldijo.—¡Eloise, Eloise, nos quedamos dormidos!— gimió saltándo fuera de la cama y corriendo al cuarto de baño, pero ella ni se preocupó en responder, lo sintió correr por la habitación en una apresurada carrera por estar listo para marcharse. —¡Eloise, despierta!—Estoy despierta— le dijo con voz serena, sentándose en la cama.—Mi desayuno, mi almuerzo, voy tarde y...—Deberás comprar comida, o decirle a la zorra con la que pasaste la noche que te prepare de comer.—Maldicion Eloise, no es momento para discutir, llegaré tarde a la oficina, y me harán un reporte.—Suerte con eso. Buen día— le dijo, dejándose caer nuevamente sobre la cómoda cama, lo escuchó maldecir nuevamente antes de marcharse enojado.La siguiente semana no mejoró en nada, Jonas seguía saliendo todas las noches, ella seguía enojada en silencio, evitando hablarle, no queriendo caer en el tema y él asegurándole que lo entendería, se acercó a ella buscando tocarla y propiciar un encuentro...—Ni se te ocurra tocarme— le dijo enojada— no sé con qué clase de mujercitas te revuelcas.Evitaba despertarlo para el trabajo, no le preparaba el desayuno, y cuando llegaba por las tardes, pedía de comer y ella contestaba.—Queda algo sobre la estufa, sírvete— y así transcurrió toda la semana, hasta que Eloise se dijo que no seguiría soportando aquello, si de divertirse se trataba, le enseñaría a Jonas, que ella podría hacerlo mil veces mejor que él.Eloise estaba furiosa, al revisar su cuenta en común y descubrir que su esposo había acabando con la mayoría de los ahorros, las cuentas registraban la compra de algunos vestidos, zapatos, y joyas, todo por precios exhorbitantes. Era obvio que su propuesta de tener un matrimonio no convencional era para justificar, no su deseo de estar con alguien más, sino intentar tapar el hecho de que ya tenía una amante. ¡Por Dios, desde cuándo le veía la cara de tonta! ¡Era una idiota, Jonas tenía a otra!Y no solo le indignaba el hecho de que la engañara, también le indignaba saber que por años, se privó de compras, de salidas, con la intensión de ahorrar todo lo posible, y Jonas no había dudado en gastar todo el dinero con otra mujer, porque esas joyas, esos zapatos, esos costosos vestidos y cenas en restaurantes de lujos no habían sido con ella. —¡Idiota Eloise, eres una idiota!— se dijo frustrada, mientras las lágrimas bañaban sus mejillas. Lloró de frustración, por años se había dedica
Eloise salió del bar en compañía de Leonardo, caminaron juntos hasta subir a un elegante auto, ella frunció un poco el ceño, no era el auto del común promedio. Pensó en que ni siquiera sabía el nombre del hombre, y acababan de salir juntos del bar y estaba por subirse a su auto e irse con él, lo ideal para aparecer en las noticias del día siguientes, era obvio que todo lo que estaba haciendo estaba mal, irse de un bar con un hombre que no era su marido, pero la ira la cegaba y era la furia la que dirigia sus acciones. Subió al auto con ayuda de él, y luego el hombre subió tomándo el lugar del conductor. —¿Me dirás tu nombre, preciosa?— su profunda voz varonil inundó sus oídos. —Eloise...—le respondió tranquilamente.—¿Sin apellido?— preguntó sonriendo. —Sin apellido, por ahora. ¿Cuál es tu nombre?—Leonardo— sonrió, y Eloise pensó que aquel hombre parecía una pantera, con un aura de poder, parecía depredador al acecho, era un hombre muy atractivo, muy alto, de profundos ojos oscu
Jonas, terminó de peinarse frente al hermoso espejo de la habitación, Meredith, lo miraba desde la cama con el rubio cabello revuetlto y el ceño levemente fruncido.—¿Seguro que no quieres quedarte?— indagó nuevamente ella. —Seguro, cariño, ya es tarde, dbeo volver a casa.—Pero mañana es domingo, no debes trabajar— se quejó la rubia.—Lo sé, sin embargo, necesito hacer algo para tranquilizar a Eloise— suspiró— sigue muy enojada y sin mirar con agrado esta idea. Necesito que vuelva a estar tranquila, ya ni se preocupa por mi comida, debo irme al trabajo sin siquiera haber tomado café, está muy enojada— dijo triste— necesito que nuevamente sea feliz con su vida.—¿Quien sería feliz con una vida de ama de casa, Jonas?— preguntó con burla.—Evidentemente tu no, cariño, pero Eloise lo era.—Te preocupas demasiado por ella, como para no quererla— le dijo enarcándo una de sus perfectas cejas, Jonas se giró hacia ella y la miró con el ceño fruncido.—¿Quien a dicho que no la quiero?, yo ado
Mientras el taxi se deslizaba por las casi solitarias calles de la ciudad, Eloise sonreía, había pasado una noche increible, ardiente y apasionada, Leonardo había hecho vibrar cada cuerda, cada fibra de su cuerpo, cada espacio se habia estremecido con sus besos y caricias. Hacía mucho que no se había sentido así; tan deseada y ardiente. —Hemos llegado, señorita— dijo el hobre en cuanto estuvieron frente a la dirección que ella le había dado, Eloise parpadeó un par de veces saliendo de sus ardientes recuerdos, abrió su bolso y sacó un par de billetes que le extendió, el hombre lo tomó y le devolvio el cambio, ella lo arrojó a su bolso, para luego sacar el juego de llaves, salió del taxi y se encaminó a la entrada de su casa, introdujo la llave y entró, no había dormido nada y el cuerpo le dolía de manera maravillosa. Cerró la puerta tras entrar y caminó hasta dejar junto a una repisa sus llaves y su bolso, siguió su camino hasta la cocina, en donde bebió un poco de zumo de naranja, a
Eloise, colocó el vestido en el espaldar de una silla frente a la peinadora, y así como estaba se dirigió a la cama, cuando pasó junto a su esposo, Jonas la tomó con firmeza de la mano, atrayendola hacia su cuerpo...—Eloise, por favor...— dijo en un susurro— no puedo creerlo, yo no puedo creer que te hayas entregado a otro— sus grises ojos lo miraron con intensidad. —¿No es eso lo que querías?— preguntó enojada. —Por supuesto que no. No quería eso, jamás he querido que alguien más te toque, no lo soporto, me genera tanta ira, pensé que... no serías capaz— terminó en un susurro. —¿Y se supone que yo si debo soportar que otras te toquen?, no parece nada justo de tu parte— respondió con sarcasmo— no satisfecho con que me has engañado desde mucho antes, has hecho tu propuesta como justificación de tus acciones, te has gastado nuestro dinero con esa mujer, si es que es solo una, y por si todo eso fuese poco, me has llamado para que la escuché gemir — lo miró con desprecio. —No, no es
Entró al bar, habían pocas personas, al menos no tantas como la noche anterior, se sentó a la barra y el bartender la miró para regalarle una sonrisa. —Vaya, eres tú de nuevo, guapa— dijo en tono animado. —Hola— le devolvió la sonrisa. —¿Qué te pongo, preciosura?—Vino tinto.— dijo de manera amigable, por lo que el hombre poco tardó. en entregarle una copa, ella agradeció y se dispuso a probarla, poco tiempo pasó, antes de que sintiera la mano de alguien en su hombro. —Hola, Eloise sin apellido— la ronca voz acarició sus oídos, enviando descargas de placer a través de su espina dorsal, logrando estremecer cada fibra de su cuerpo con los recuerdos de la intimidad compartida. —Leonardo— respondió girándose hacia él con una amplia sonrisa. —Hola, ya comenzaba a preocuparme, pensaba que me plantarías.—Sería incapaz de algo así — se sentó a su lado y con una sepa al bartender luego le dijo—¡Un whisky!—Si, señor— un minuto más tarde, disfrutaba de su bebida. —Me he quedado pensando e
Leonardo, miró fijamente al hombre de bata blanca que estaba sentado frente a él, incapaz de pronunciar palabras su respiración se agitó violentamente... No, aquello no podía ser, tenía que haber escuchado mal... Claro, aquello no podía sucederle. No a él...Debía haber un error...—Leonardo, ¿Estás bien?— preguntó el médico de confianza, totalmente preocupado ante la imagen de terror que reflejaba su rostro. —¿Bien?, ¿Cómo voy a estar bien con lo que me estás diciendo?— preguntó asustado— ¡por Dios, Joe!. Vine por un chequeo de rutina, me siento bien, mejor que nunca, ¿Cómo vas a decirme que tengo cáncer?— el solo hecho de pronunciar aquellas palabras le causaba un horrible escalofrío—¡Cáncer!— gimió poniéndose de pie, para intentar buscar el ritmo natural de su respiración— Eso no puede ser cierto Joe, no me jodas con algo tan delicado. Tiene que haber un error, mis exámenes no pueden arrojar que tengo cáncer, no es posible Joe, no es posible...—Sé que puede ser una notícia impac
Michaell, lo miró fijamente por unos minutos antes de decir; —¿Y esa Eloise, es la mujer con la que has venido al hotel las dos últimas noches? —¿Debería sentirme ofendido o halagado de que tus empleados te tengan informado de mis movimientos?—Halagado sin lugar a dudas, hermano yo me sentiría ofendido si voy a alguno de tus restaurantes o a alguno de tus bares y tú no te enteraras.— respondió con amabilidad— debo suponer que te gusta mucho esta mujer...—Si— asintió con la cabeza para darle aún más peso a sus palabras— es guapa, muy sensual, es ardiente... pero solo nos hemos visto en dos ocasiones, la verdad no sé prácticamente nada de ella.—¿Y aún así crees que es la indicada para darte un hijo?—No es que tenga mucho tiempo para hacer entrevistas— respondió irónico— mientras más pronto lo haga, mejor. No solo debo preocuparme en procrear, sino en iniciar el tratamiento lo más pronto posible. Si se complica podría terminar perdiendo un testículo... ¡Por Dios, Michaell!— lo miró