Leonardo, miró fijamente al hombre de bata blanca que estaba sentado frente a él, incapaz de pronunciar palabras su respiración se agitó violentamente... No, aquello no podía ser, tenía que haber escuchado mal... Claro, aquello no podía sucederle. No a él...Debía haber un error...—Leonardo, ¿Estás bien?— preguntó el médico de confianza, totalmente preocupado ante la imagen de terror que reflejaba su rostro. —¿Bien?, ¿Cómo voy a estar bien con lo que me estás diciendo?— preguntó asustado— ¡por Dios, Joe!. Vine por un chequeo de rutina, me siento bien, mejor que nunca, ¿Cómo vas a decirme que tengo cáncer?— el solo hecho de pronunciar aquellas palabras le causaba un horrible escalofrío—¡Cáncer!— gimió poniéndose de pie, para intentar buscar el ritmo natural de su respiración— Eso no puede ser cierto Joe, no me jodas con algo tan delicado. Tiene que haber un error, mis exámenes no pueden arrojar que tengo cáncer, no es posible Joe, no es posible...—Sé que puede ser una notícia impac
Michaell, lo miró fijamente por unos minutos antes de decir; —¿Y esa Eloise, es la mujer con la que has venido al hotel las dos últimas noches? —¿Debería sentirme ofendido o halagado de que tus empleados te tengan informado de mis movimientos?—Halagado sin lugar a dudas, hermano yo me sentiría ofendido si voy a alguno de tus restaurantes o a alguno de tus bares y tú no te enteraras.— respondió con amabilidad— debo suponer que te gusta mucho esta mujer...—Si— asintió con la cabeza para darle aún más peso a sus palabras— es guapa, muy sensual, es ardiente... pero solo nos hemos visto en dos ocasiones, la verdad no sé prácticamente nada de ella.—¿Y aún así crees que es la indicada para darte un hijo?—No es que tenga mucho tiempo para hacer entrevistas— respondió irónico— mientras más pronto lo haga, mejor. No solo debo preocuparme en procrear, sino en iniciar el tratamiento lo más pronto posible. Si se complica podría terminar perdiendo un testículo... ¡Por Dios, Michaell!— lo miró
Con la llegada del nuevo día, llegaron también los deseos de abandonar la casa, Jonas había pasado toda la noche acercándose a ella, aparentemente el accidente, las heridas y un brazo enyesado no resultaban suficientes impedimentos para mantenerlo a raya, y estalló en furia cuándo quiso abrazarla para dormir. —¡Aléjate de mí y no me toques!— había dicho enojada, para luego girarse y darle la espalda. Se había levantado temprano y preparado el desayuno, pero dejándole muy en claro que aquello no ocurriría cotidianamente de nuevo, eran solo consideraciones para alguien convaleciente, consideraciones que tendría con cualquiera. Tras tomar el desayuno y una ducha se marchó a la oficina de Jonas para entregarle al jefe, el reporte médico, junto al reposo médico que le incapacitada para trabajar, el hombre había asentido a la explicación que ella le había dado, y le había deseado pronta recuperación a su esposo.Tras salir de allí no deseaba volver tan pronto a casa, así que decidió entra
Antes de abandonar el café, encendió su celular para llamar a Leonardo y acordar con él, el sitio en el cual se encontrarían y ya con aquello decidido, se marchó a casa para alistarse para la cita.En cuánto entró a la casa, se encontró con Jonas sentado en el sofá frente al televisor, con el ceño levemente fruncido, como si pensara en algo. —Hola...—la saludó, y ella lo miró ceñudo. —¿Tenías que irle a contar a mi madre que las cosas entre nosotros están mal?— se cruzó de brazos, mostrando su enojo.— ¿No crees que estás muy grandecito para buscar apadrinarte?, ¡No eres un niño!—Tu madre es muy sabía, siempre tiene buenas intenciones y grandes soluciones, estoy seguro de que ella sabrá como ayudarnos a salir de este hoyo en el que pareceos haber caído. —Me imagino que te sientes seguro porque sabes que va a apoyarte, sabes que siempre se pone de tu parte— él la miró en silencio incapaz de negarlo—Pero está vez las cosas no saldrán como tú lo deseas, Jonas, no hay vuelta de hoja.—S
¿Esposo?¿Cómo que esposo? La palabra se deslizó dentro de la cabeza de Leonardo, buscando abrirse espacio entre su sorpresa e incredulidad. ¿Realmente había dicho esposo?, ¿Eloise era casada? Rayos, no, aquello no podía estar sucediendole, y lo pensaba por muchos motivos. La furia se apoderó de él, ¿Ella se había burlado de él?Primero, acababa de irse por la borda su propuesta de que tuviesen un hijo juntos, Eloise no podría quedar embarazada de él, si estaba casada con otro. Segundo, maldecía internamente porque debió suponer que una mujer tan encantadora como aquella, debía tener al menos un novio.Tercero, Eloise lo había llevado a romper otra de sus reglas. Regla número dos; Nada de casadas o comprometidas. Evitaba así, lidiar con dramas de parejas, conflictos emocionales y ser el tercero en discordia. Rayos, tenía escasos días de haberla conocido, y ya había roto dos de sus reglas por ella. —¿Has dicho, tu esposo?— preguntó lentamente, conteniendo la ira.—Asi es— Leonardo,
Leonardo mantuvo unos minutos de silencio, con los ojos fijos en la mujer frente a él. Ella había dicho que le ayudaría, estaba por descubrir si era cierto. —Bien, has dicho que tienes una propuesta. ¿De qué clase de propuesta estamos hablando?— preguntó ella con voz firme. —Yo me encargaré de tu divorcio, no deberás preocuparte por ningún trámite, ni por el dinero que implica contratar un abogado, de hecho, pondré a tu disposición los mejores abogados de país— Eloise frunció el ceño — te daré la oportunidad de que te libres de tu marido, además te proporcionaré las comodidades necesarias, compraré un apartamento para ti, cubriré cualquier gasto, te compraré un auto, pagaré tu universidad para que puedas terminar tus estudios, te daré lo que sea que quieras o necesites y no tendrás que preocuparte por dinero...—Eloise tensó la mandíbula, aquello sonaba mal, y sobre todo por el tono frío y distante que Leonardo estaba usando con ella.—¿A cambio de qué?— entornó los ojos— porque acab
Eloise, detuvo el taxi frente a su casa, pagó al hombre y bajó. Durante el trayecto había logrado tranquilizarse un poco, aunque tenía tanta rabia y frustración, que agradecía no tener alguna clase de poder, de exterminio o la humanidad habría llegado a su fin. ¿Era realmente tan horrible tener un hijo con Leonardo?, ¡Por supuesto que no!, al menos no en términos "normales" aunque considerando que acababa de conocerlo, no sabía que tan adecuado sería. Pero... realmente le indignaba aquella propuesta, odiaba que la tratara como algún espécimen que necesitara reproducir, y por supuesto que no tendría un hijo para desprenderse de él, era una completa locura. Ahora, llegar a casa y tener que lidiar con Jonas era otra situación extremadamente agotadora, sentía el peso del mundo sobre ella, como si el universo en pleno se hubiese puesto de acuerdo para conspirar en su contra. Tras respirar varias veces, entró a la casa, cerró la puerta tras ella y arrojó las llaves en el bolso para luego
Después de haber llegado a su habitación, Eloise salió en busca de su bolso, se dispuso a desmaquillarse frente al espejo, con la mirada pérdida...Estaba tan concentrada en la nada, que casi da un grito cuando su celular sonó logrando sobresaotarla, se llevó una mano al pecho y busco en su bolso, al ver la pantalla se dió cuenta que era Leonardo, estaba enojada con él. Me cortó, pero el volvió a marcarle, llena de frustración cortó nuevamente la comunicación, pero al minuto tenía una nueva llamada. —¡Que insistencia, por Dios!— se quejó activando la llamada— ¡Estoy enojada contigo, Leonardo Pocaterra!— fue el saludo que le dió. —Ha quedado bastante claro, por la manera tan grosera en que te has ido.— dijo tranquilamente él. —Demasiado educada fuí, tu propuesta fue un insulto, Leonardo. No lo esperaba de ti, aunque no sé que me sorprende, ni siquiera te conozco— dijo enojada y lo escuchó suspirar. —Realmente necesito tu ayuda, Eloise. — dijo en tono tenso. —¡No es una ayuda, me e