—Cariño, tenemos que hablar—aquellas palabra la habían petrificado, y no por las palabras en sí, sino por el tono en el que habían sido pronunciadas. La cuchara que movía el guiso para acompañar el pollo, se detuvo. Eloise, frunció el ceño preocupada.
—¿Ahora?— preguntó ella— podría esperar a que termine la cena, cinco minutos y...—Debe ser ahora mismo, Eloise, no puede esperar— su tono de voz mostraba inflexibilidad, lo cual denotaba que debía ser en aquel momento, ni un segundo después—Bien— ella apagó la estufa y se giró hacia su esposo— ¿Qué sucede?, ¿Qué es tan importante como para detener la cena?—Vamos a la sala— sugirió Jonas y así lo hicieron, Jonas, se sentó frente a ella y la miró si ningún tipo de expresion en el rostro.—Estás asustandome, Jonas. — dijo sincera.—Necesito que hablemos de algo muy importante. Eloise, llevamos nueve años de matrimonio, los cuales han sido... Buenos, como cualquier pareja hemos tenido altas y bajas, pero hemos logrado sobrellevarlo y mantener nuestro matrimonio a flote...—Si, hacemos lo mejor posible, el matrimonio no viene con un manual, no nos dicen como seguir instrucciones para que las relaciones funcionen Jonas, por eso me siento orgullosa de haber superado tantas dificultades en el camino, cariño.—Así es, sin embargo creo que hemos caído en la monotonía, nuestro matrimonio es... aburrido— Eloise abrió los ojos enormes, aquellas palabras le habían dolido en lo profundo porque diariamente se esforzaba mucho por ser una buena esposa, que Jonas considerará su vida juntos como aburrida o monótona, le afectaba emocionalmente— necesitamos llevar nuestra relación a otro nivel, refrescar nuestro matrimonio, yo... necesito algo más que solo trabajo, y sí, eres una mujer hermosa cariño, pero... has cambiado mucho... — Eloise, se sintió terriblemente avergonzada.—Tienes razón, Jonas, es solo que... el trabajo en casa es muy agotador, cariño. Tener que asear, cocinar, lavar, planchar, ocuparme de tener todo al día para ti, sé que no me arreglo como antes, que casi siempre estoy agotada y hasta un poco frustrada porque generalmente querría que el día tuviese al menos veinte horas más, de esa manera alcanzaría a todo lo que debo hacer y ocuparme de siempre estar hermosa para ti. Si eso te está disgustando, prometo esforzarme un poco más...—No es eso a lo que me refiero, Eloise, necesitamos un verdadero cambio.— dijo firme.—¿Me estás hablando de viajes?— sonrió feliz—Me encanta la idea, creo que es justo lo que necesitamos, me vendría bien descansar, relajarme un poco, podríamos irnos de vacaciones, eso sería increible, hace mucho que no salimos a unas vacaciones, tu siempre tienes tanto trabajo y yo... dedicada exclusivamente a nuestro hogar, un viaje nos vendría bien.—No es un viaje a lo que me refiero, Eloise, es algo más grande.— ella abrió los ojos enormes y lo miró con ilusion, ¿sería posible?, después de tantos años juntos, Jonas estaba dispuesto...—¿Quieres que tengamos un hijo, mi amor?— lo miró llena de ilusión, pero Jonas arrugó el entrecejo y negó rápidamente, como si ella hubiese dicho una locura.—Por supuesto que no, mi amor, te amo pero aún no estoy listo para ser padre.—¿Cuándo?—preguntó con un suspiro de resignación— tienes un buen trabajo, vivimos bien, ya son nueve años de matrimonio, Jonas, sabes cuánto deseo tener un hijo, quiero ser madre.—Cariño, ese no es el tema que quiero tratar ahora—le acarició la mejilla— yo hablo de un cambio drástico.—¿Qué puede ser más drástico que un bebé?— le preguntó sorprendida.—Eloise, quiero que lo tomes con calma, y lo pienses con actitud fría, sé que lo que voy a decirte puede ser sorprendente...—Dilo de una vez, Jonas, porque no sé si deba asustarme o preocuparme, ¿Qué quieres?—Me gustaría experimentar, dejar de ser un matrimonio convencional— sonrió.—¿Qué significa eso exactamente?— frunció el ceño, confundida ante lo que su esposo decía.—Estoy hablando de tener una relacion abierta, un matrimonio que nos permita flexibilidades, experimentar con otras personas... — la miró directamente a los ojos, Eloise no le daba crédito a sus oídos, sencillamente tenía que haber escuchado mal, no había otra explicación posible.—¿Me estás diciendo que quieres una amante, Jonas?— lo miró horrorizada, sin poder creer lo que escuchaba— ¿Quieres que te de mi consentimiento para engañarme?—No sería engaño— sonrió, queriendo acariciarle, pero Eloise se alejó de su toque— ambos estaríamos al tanto de que podemos vernos con otras personas, refrescar nuestra relación, alimentar el líbido, eso nos volvería más pasionales, mejoraría nuestra intimidad, es beneficioso para nosotros.—¿Refrescar la relación?, ¿alimentar el libido?, ¡debe ser una broma, debes haber perdido la razón! No, Jonas, es una locura, ¿Cómo se te ocurre?—Piensalo, cariño. Yo podría estar libremente con las mujeres que desee y tú estarías al tanto, evidentemente tendríamos un protocolo de cuidado y seguridad, no queremos contagiarnos de nada y a la vez, tu tendrías la libertad de verte con otros hombre.-¡NO PUEDO CREERLO, JONAS, NO PUEDO CREERLO!- gritó poniendose de pie, respirando con dificultad ante las palabras de su esposo.—No estoy siendo egoísta, es una oportunidad para ambos. Puedes estar con otros hombres.—¡YO NO QUIERO ESTAR CON OTROS!—gritó frustrada.—Mi amor, te pedí que lo tomarás con calma.— dijo en tono tenso al ver la actitud de su esposa.—No... no puedo tomar con calma, el hecho de que pretendas legalizar infidelidades en nuestro matrimonio, ¿No te das cuenta que esto no es normal?, es obvio que quieres estar con otras, quieres serme infiel, y ésto es solo una manera elegante de decirlo, pero no, yo no quiero estar con nadie más... ¿Te das cuenta de lo que dices?, ¿Acaso te estás escuchando, Jonas?, ¡Es una locura!—Cariño, si lo piensas con cabeza fría...—No— le interrumpió—No tengo nada que pensar, mi respuesta es no.—Estás siendo poco racional, Eloise, intransigente— le sonrió con ternura.—¿Poco racional?, ¿Intransigente?, ¡debes estar demente!— dijo furiosa, mientras lágrimas de frustración resbalaban por sus mejillas— No aceptaré que duermas con otras. ¿Es que acaso no te das cuenta que nos estás empujando al divorcio?, estás por tirar por la borda un año de noviazgo y nueve años de matrimonio, te he dado diez años Jonas, diez años de mi vida, y ahora quieres una relación abierta.—Eres de mente estrecha Eloise, estoy hablando de una posibilidad para volver a encender la llama pasional de este matrimonio, te amo, pero tras diez años juntos nuestra vida monótona nos grita cambios.—Y los cambios son tener amantes, según tú — lo miró con ojos llenos de lágrimas.—No son amantes, son una especie de desahogo, mi amor.—No puedo creer lo cínico que eres, Jonas. ¿Cómo es posible que después de diez años juntos, sienta que tengo a un extraño frente a mi?— lo miró horrorizado— no voy a dormir con otros hombres siendo una mujer casada.—Bien, si no quieres hacerlo, está bien, pero yo lo haré, siento que necesito ésto.—¡No puedes hacerme ésto!— dijo furiosa y herida en su orgullo— No es una decisión que puedas tomar solo, se supone que somos una pareja, un matrimonio.—Ahora no estás pensando con claridad, la sorpresa de mi propuesta, nubla tu mente, pero ya lo verás con más tranquilidad y lograrás comprender lo beneficioso que es para ambos, mi amor— se puso de pie, y caminó por el pasillo en dirección a la habitación.—No veré nada con claridad, Jonas.— lastimada, herida, humillada y triste, se dejó caer en el sofá, con el rostro entre sus manos, se dedicó a llorar. No podía creerlo, sencillamente no podía creer lo que su esposo le estaba proponiendo, Jonas había enloquecido, no había otra explicación para aquello.No supo cuánto tiempo estuvo llorando en el sofá, sintiéndose miserable, pero se sorprendió cuando apareció Jonas, duchado, se había cambiado y olía a su loción favorita. —¿A dónde crees que vas?— preguntó enojada, mirándolo con ojos empequeñecidos. —Iré a tomar un trago— respondió con una enorme sonrisa.— aprovechar de nuestra primera noche como un matrimonio diferente. —Nosotros no somos un matrimonio diferente, Jonas y no hemos aclarado éste asunto todavía, creo que he sido bastante clara con el hecho de que no apruebo tu loca idea.— le dijo sin comprender la actitud de su esposo, parecía un extraño frente a ella. —No hay nada que aclarar, amor mío, cuando lo pienses, verás lo satisfactorio que resultará para ambos, seguramente hasta tu querrás tomar una ducha y salir por un trago para pasar un buen rato— le regaló una enorme sonrisa. —¡Por supuesto que no!— le dijo enojada. —También pensé en actividades que podamos hacer en conjunto, ya sabes ir a un club de intercambio, pod
Eloise estaba furiosa, al revisar su cuenta en común y descubrir que su esposo había acabando con la mayoría de los ahorros, las cuentas registraban la compra de algunos vestidos, zapatos, y joyas, todo por precios exhorbitantes. Era obvio que su propuesta de tener un matrimonio no convencional era para justificar, no su deseo de estar con alguien más, sino intentar tapar el hecho de que ya tenía una amante. ¡Por Dios, desde cuándo le veía la cara de tonta! ¡Era una idiota, Jonas tenía a otra!Y no solo le indignaba el hecho de que la engañara, también le indignaba saber que por años, se privó de compras, de salidas, con la intensión de ahorrar todo lo posible, y Jonas no había dudado en gastar todo el dinero con otra mujer, porque esas joyas, esos zapatos, esos costosos vestidos y cenas en restaurantes de lujos no habían sido con ella. —¡Idiota Eloise, eres una idiota!— se dijo frustrada, mientras las lágrimas bañaban sus mejillas. Lloró de frustración, por años se había dedica
Eloise salió del bar en compañía de Leonardo, caminaron juntos hasta subir a un elegante auto, ella frunció un poco el ceño, no era el auto del común promedio. Pensó en que ni siquiera sabía el nombre del hombre, y acababan de salir juntos del bar y estaba por subirse a su auto e irse con él, lo ideal para aparecer en las noticias del día siguientes, era obvio que todo lo que estaba haciendo estaba mal, irse de un bar con un hombre que no era su marido, pero la ira la cegaba y era la furia la que dirigia sus acciones. Subió al auto con ayuda de él, y luego el hombre subió tomándo el lugar del conductor. —¿Me dirás tu nombre, preciosa?— su profunda voz varonil inundó sus oídos. —Eloise...—le respondió tranquilamente.—¿Sin apellido?— preguntó sonriendo. —Sin apellido, por ahora. ¿Cuál es tu nombre?—Leonardo— sonrió, y Eloise pensó que aquel hombre parecía una pantera, con un aura de poder, parecía depredador al acecho, era un hombre muy atractivo, muy alto, de profundos ojos oscu
Jonas, terminó de peinarse frente al hermoso espejo de la habitación, Meredith, lo miraba desde la cama con el rubio cabello revuetlto y el ceño levemente fruncido.—¿Seguro que no quieres quedarte?— indagó nuevamente ella. —Seguro, cariño, ya es tarde, dbeo volver a casa.—Pero mañana es domingo, no debes trabajar— se quejó la rubia.—Lo sé, sin embargo, necesito hacer algo para tranquilizar a Eloise— suspiró— sigue muy enojada y sin mirar con agrado esta idea. Necesito que vuelva a estar tranquila, ya ni se preocupa por mi comida, debo irme al trabajo sin siquiera haber tomado café, está muy enojada— dijo triste— necesito que nuevamente sea feliz con su vida.—¿Quien sería feliz con una vida de ama de casa, Jonas?— preguntó con burla.—Evidentemente tu no, cariño, pero Eloise lo era.—Te preocupas demasiado por ella, como para no quererla— le dijo enarcándo una de sus perfectas cejas, Jonas se giró hacia ella y la miró con el ceño fruncido.—¿Quien a dicho que no la quiero?, yo ado
Mientras el taxi se deslizaba por las casi solitarias calles de la ciudad, Eloise sonreía, había pasado una noche increible, ardiente y apasionada, Leonardo había hecho vibrar cada cuerda, cada fibra de su cuerpo, cada espacio se habia estremecido con sus besos y caricias. Hacía mucho que no se había sentido así; tan deseada y ardiente. —Hemos llegado, señorita— dijo el hobre en cuanto estuvieron frente a la dirección que ella le había dado, Eloise parpadeó un par de veces saliendo de sus ardientes recuerdos, abrió su bolso y sacó un par de billetes que le extendió, el hombre lo tomó y le devolvio el cambio, ella lo arrojó a su bolso, para luego sacar el juego de llaves, salió del taxi y se encaminó a la entrada de su casa, introdujo la llave y entró, no había dormido nada y el cuerpo le dolía de manera maravillosa. Cerró la puerta tras entrar y caminó hasta dejar junto a una repisa sus llaves y su bolso, siguió su camino hasta la cocina, en donde bebió un poco de zumo de naranja, a
Eloise, colocó el vestido en el espaldar de una silla frente a la peinadora, y así como estaba se dirigió a la cama, cuando pasó junto a su esposo, Jonas la tomó con firmeza de la mano, atrayendola hacia su cuerpo...—Eloise, por favor...— dijo en un susurro— no puedo creerlo, yo no puedo creer que te hayas entregado a otro— sus grises ojos lo miraron con intensidad. —¿No es eso lo que querías?— preguntó enojada. —Por supuesto que no. No quería eso, jamás he querido que alguien más te toque, no lo soporto, me genera tanta ira, pensé que... no serías capaz— terminó en un susurro. —¿Y se supone que yo si debo soportar que otras te toquen?, no parece nada justo de tu parte— respondió con sarcasmo— no satisfecho con que me has engañado desde mucho antes, has hecho tu propuesta como justificación de tus acciones, te has gastado nuestro dinero con esa mujer, si es que es solo una, y por si todo eso fuese poco, me has llamado para que la escuché gemir — lo miró con desprecio. —No, no es
Entró al bar, habían pocas personas, al menos no tantas como la noche anterior, se sentó a la barra y el bartender la miró para regalarle una sonrisa. —Vaya, eres tú de nuevo, guapa— dijo en tono animado. —Hola— le devolvió la sonrisa. —¿Qué te pongo, preciosura?—Vino tinto.— dijo de manera amigable, por lo que el hombre poco tardó. en entregarle una copa, ella agradeció y se dispuso a probarla, poco tiempo pasó, antes de que sintiera la mano de alguien en su hombro. —Hola, Eloise sin apellido— la ronca voz acarició sus oídos, enviando descargas de placer a través de su espina dorsal, logrando estremecer cada fibra de su cuerpo con los recuerdos de la intimidad compartida. —Leonardo— respondió girándose hacia él con una amplia sonrisa. —Hola, ya comenzaba a preocuparme, pensaba que me plantarías.—Sería incapaz de algo así — se sentó a su lado y con una sepa al bartender luego le dijo—¡Un whisky!—Si, señor— un minuto más tarde, disfrutaba de su bebida. —Me he quedado pensando e
Leonardo, miró fijamente al hombre de bata blanca que estaba sentado frente a él, incapaz de pronunciar palabras su respiración se agitó violentamente... No, aquello no podía ser, tenía que haber escuchado mal... Claro, aquello no podía sucederle. No a él...Debía haber un error...—Leonardo, ¿Estás bien?— preguntó el médico de confianza, totalmente preocupado ante la imagen de terror que reflejaba su rostro. —¿Bien?, ¿Cómo voy a estar bien con lo que me estás diciendo?— preguntó asustado— ¡por Dios, Joe!. Vine por un chequeo de rutina, me siento bien, mejor que nunca, ¿Cómo vas a decirme que tengo cáncer?— el solo hecho de pronunciar aquellas palabras le causaba un horrible escalofrío—¡Cáncer!— gimió poniéndose de pie, para intentar buscar el ritmo natural de su respiración— Eso no puede ser cierto Joe, no me jodas con algo tan delicado. Tiene que haber un error, mis exámenes no pueden arrojar que tengo cáncer, no es posible Joe, no es posible...—Sé que puede ser una notícia impac