―¿Has sabido algo de Nohe? ―preguntó Max a Megan repentinamente.

La morena levantó la vista de su computadora, estaba preparando su solicitud para un nuevo grupo de investigación, después de todo, el laboratorio envió la lista de investigadores de la siguiente fase y solo estaban incluidos el doctor Turner y la doctora Lund.

―No directamente ―respondió sin darle importancia―. Pero hablé con Charles y me dijo que vendría pronto, ya había salido de la clínica.

―¡Qué suerte tuvo! ―exclamó Ronan, sonriendo de oreja a oreja―. El proyecto del supresor es súper secreto. Una vez escuché al doctor Turner decir que el nivel de confidencialidad había pasado al siguiente nivel.

No era una sorpresa, de hecho, todos sus proyectos eran altamente confidenciales, ellos firmaban acuerdos legales que les prohibían hablar sobre los mismos fuera del laboratorio o con extraños, después de todo, la mayoría de estos eran secretos médicos.

―Bueno, yo nunca supe del Síndrome T hasta que conocí a Nohe ―di