El chico se arrodilla frente a mí, su mirada baja, su rostro pálido y lleno de dolor. Puedo sentir su rabia y su tristeza, pero también su respeto y su sumisión.Miro sus manos, cerradas en puños, y sus rodillas, dobladas en una posición de sumisión. Su postura es de derrota, pero su mirada aún tiene un destello de fuego.—Levántate —digo, mi voz firme pero controlada.El chico se levanta, su mirada aún baja. Puedo ver las lágrimas en sus ojos, pero no las deja caer.—Mira hacia mí —ordeno.El chico levanta la mirada, sus ojos llenos de dolor y rabia. Pero también hay algo más, algo que me hace sentir que aún hay esperanza para él.—Recuerda —digo, mi voz baja y intensa—, soy tu Alfa. Soy el Alfa de los Alfas. Y no toleraré la traición.El chico asiente, su mirada fija en la mía. Puedo ver la comprensión en sus ojos, la aceptación de su nueva realidad.—Mi padre... —comienza a decir, su voz temblorosa.—Tu padre traicionó a nuestra manada, fue débil, fue hipócrita y desleal—interrumpo,
Me retrocedo, impresionada al ver el corazón de Kael a mis pies. Mi mirada se eleva hacia Venco, y nuestros ojos se encuentran en un momento de tensión.—¿Pero qué es eso? —pregunto, mi voz llena de sorpresa y preocupación.Venco se acerca más, su mirada fija en la mía. Tomo su cuello con suavidad, pero con firmeza, atrayéndome hacia él. Siento su corazón latir con fuerza contra mi pecho.—Ese es el corazón del hombre que te mandó a eliminar —dice, su voz baja y intensa—. Y es la muestra de lo mucho que me importas.Su boca se posa sobre la mía, y me besa con pasión y fuerza. Me rindo a su beso, mi cuerpo respondiendo al suyo con igual intensidad. Puedo sentir su calor, su respiración agitada.Me lleva contra la pared, su cuerpo presionando el mío. Puedo sentir su corazón latir con fuerza, su deseo creciendo sin control. Su mano se desliza por mi cintura, sujetándome con firmeza.—Eres mía —susurra en mi oído—. Solo mía.Me lleva a la cama, nuestro beso sin cesar. Su mano aprisiona mi
Estoy sentada en la sala de la casa de la madre de Venco, rodeada de mujeres que parecen emocionadas por mi próximo matrimonio. La madre de Venco, una mujer autoritaria y decidida, sonríe mientras habla de los detalles de la boda.La esposa de mi tío, una mujer amable pero sumisa, asiente a todo lo que dice la madre de Venco. Mi tío, un hombre fuerte y silencioso, observa desde el fondo de la habitación. Su hija, Lira, una joven curiosa y vivaz, me mira con interés.La madre de Venco me muestra los diseños de las invitaciones y me pide que elija el color de las flores. Yo sonrío y asiento, fingiendo entusiasmo. En realidad, estoy pensando en cómo utilizar este matrimonio para vengarme de Venco.No quiero casarme con él, pero si puedo utilizar esta situación para mi beneficio, lo haré. La madre de Venco cree que estoy haciendo lo correcto, que estoy siguiendo la tradición. Pero yo tengo otros planes.Miro a Lira, que me sonríe inocentemente. Ella no sabe lo que está pasando. La madre d
Salgo de mi habitación, decidida a llegar a los calabozos. La noche es oscura y silenciosa, y puedo sentir la luna llena sobre mí. Camino con sigilo, evitando a los guardias que patrullan los pasillos. Mi corazón late con emoción y nerviosismo, sabiendo que estoy a punto de hacer algo peligroso.Llego a la entrada de los calabozos, un lugar sombrío y ominoso. Un lobo grande y feroz custodia la entrada, su mirada intensa y desconfiada. Me acerco a él, intentando parecer tranquila.—Necesito entrar —le digo, mi voz firme.El lobo me mira con escepticismo. Va a ser dificil, pero en verdad, requiero entrar, ya que tengo un buen presentimiento y es que me urge, acabar con Venco, antes de que el me acabe a mi.—¿Qué buscas aquí? —pregunta, su voz profunda y amenazante.Me tomo un momento para pensar, necesito convencerlo.—Perdí un collar —digo—. Un regalo de mi familia. Creo que podría estar aquí, en los calabozos.El lobo se ríe, su risa gutural y desagradable.—No creo que un collar sea
El miedo me pasma, la sombra me cubre y su mano en mi garganta me ahoga.—¿Qué estas haciendo aquí? —la voz, el olor, su presencia me dice exactamente de quien se trata.Mientras siendo su dureza en mi trasero. Me tiene de espalda contra su pecho y mi culo siente la potencia del miembro que me restriega. No se porque se pone asi cada que me ve y yo no entiendo porque mis pezones se ponen duros al captar lo que provoco. Es como si me gustara.Tengo que pensar rápidamente que decirle porque algo me dice que Venco no perdona la vida de nadie y se entera que lo llegaron a traicionar.—Queria conocer lo que es mio—gruñe con mi respuesta.Me lleva con un movimiento contra la pared del oscuro pasillo donde me toca abrir las palmas y abrir la boca en busca de equilibrio y aire para mis pulmones.Venco me quema, sinceramente asi debo llamar lo que me ocasiona, me quema, me pone arder y temo que esto se me salga de las manos.Estoy contra la pared, su cuerpo pegado al mío, su aliento cálido en
A la mañana siguiente, Me despierto confundida, la noche anterior aún fresca en mi mente, y no puedo dormir, los recuerdos de Venco y su toque aún me queman la piel. Mientras me levanto de la cama, intento sacudir la sensación de desconcierto que me rodea, pero es difícil ignorar la tensión que siento en mi cuerpo.Me dirijo al tocador, donde las empleadas ya están esperándome, listas para ayudarme a prepararme para el día. Me siento en la silla y ellas comienzan a peinarme, sus manos hábiles y suaves mientras trabajan en mi cabello. Decido hacerme una trenza larga, algo que me recuerda a mi infancia, cuando la vida era más simple.Mientras las empleadas trabajan en mi cabello, mi mente comienza a vagar, recordando la noche anterior y cómo Venco me hizo sentir. Me enfado conmigo misma por reaccionar de esa manera, ya que debo mantener el control y no dejar que mis emociones me dominen.Mi mirada se fija en el espejo, y pienso en mi plan, en cómo voy a hacer que ese hombre coopere conm
Me siento en frente del espejo, mirando mi reflejo mientras mi prima Lyra se acerca a mí.—Lyra, ¿puedes peinarme el cabello? Quiero que me lo dejes suelto —le pido, sonriendo.Lyra asiente y comienza a peinarme el cabello con suavidad.—¿Qué es lo que piensas hacer, Ocaso? —pregunta, mirándome con curiosidad.Me miro alrededor para asegurarme de que nadie esté escuchando.—Necesito conseguir la llave que tiene Venco para abrir las celdas —le digo en voz baja.Lyra se detiene en medio del peinado y me mira con preocupación.—Ocaso, tengo mucho miedo por ti. ¿Estás segura de que esto es necesario?Me tomo un momento para reflexionar antes de responder.—Sí, Lyra. No quiero casarme con Venco. Esto es por el bien de mí y de nuestra familia. No puedo permitir que me obliguen a hacer algo que no quiero.Lyra asiente lentamente y sigue peinándome el cabello.—Yo vi cómo te miraba cuando estábamos desayunando —dice, su voz apenas audible.Siento un escalofrío recorrer mi espalda al recordar
la Sala del Trono de la Luna, mi salón privado en el corazón del castillo. Mis hombres más leales, mis Lobos Alfa, están reunidos alrededor de mí, informándome sobre la seguridad del territorio.—Mi señor, hemos estado custodiando las afueras del territorio durante semanas —dice mi hombre de confianza—. No hemos visto señales de los lobos de Morax, tu peor enemigo. Parece que han desaparecido.No lo creo, los lobos de Morax le eran muy fiel a él, y sigo pensando que deben estar planeando algo muy grande si aun continúan escondidos. Me urge encontrarlos, y matarlos a todos.—¿Y eso te hace pensar que debemos bajar la guardia? —pregunto, mi voz baja y peligrosa.Mi hombre se encoge de hombros y no me gusta que tenga la guardia tan baja, que no se preocupe y piense que nuestro enemigo ya desistió de un nuevo ataque.—Mi señor, han pasado años sin que hayan hecho un movimiento. Es probable que hayan abandonado sus planes de venganza.Me río, un sonido bajo y amenazante.—No subestimes a