Salgo de mi habitación, decidida a llegar a los calabozos. La noche es oscura y silenciosa, y puedo sentir la luna llena sobre mí. Camino con sigilo, evitando a los guardias que patrullan los pasillos. Mi corazón late con emoción y nerviosismo, sabiendo que estoy a punto de hacer algo peligroso.Llego a la entrada de los calabozos, un lugar sombrío y ominoso. Un lobo grande y feroz custodia la entrada, su mirada intensa y desconfiada. Me acerco a él, intentando parecer tranquila.—Necesito entrar —le digo, mi voz firme.El lobo me mira con escepticismo. Va a ser dificil, pero en verdad, requiero entrar, ya que tengo un buen presentimiento y es que me urge, acabar con Venco, antes de que el me acabe a mi.—¿Qué buscas aquí? —pregunta, su voz profunda y amenazante.Me tomo un momento para pensar, necesito convencerlo.—Perdí un collar —digo—. Un regalo de mi familia. Creo que podría estar aquí, en los calabozos.El lobo se ríe, su risa gutural y desagradable.—No creo que un collar sea
El miedo me pasma, la sombra me cubre y su mano en mi garganta me ahoga.—¿Qué estas haciendo aquí? —la voz, el olor, su presencia me dice exactamente de quien se trata.Mientras siendo su dureza en mi trasero. Me tiene de espalda contra su pecho y mi culo siente la potencia del miembro que me restriega. No se porque se pone asi cada que me ve y yo no entiendo porque mis pezones se ponen duros al captar lo que provoco. Es como si me gustara.Tengo que pensar rápidamente que decirle porque algo me dice que Venco no perdona la vida de nadie y se entera que lo llegaron a traicionar.—Queria conocer lo que es mio—gruñe con mi respuesta.Me lleva con un movimiento contra la pared del oscuro pasillo donde me toca abrir las palmas y abrir la boca en busca de equilibrio y aire para mis pulmones.Venco me quema, sinceramente asi debo llamar lo que me ocasiona, me quema, me pone arder y temo que esto se me salga de las manos.Estoy contra la pared, su cuerpo pegado al mío, su aliento cálido en
A la mañana siguiente, Me despierto confundida, la noche anterior aún fresca en mi mente, y no puedo dormir, los recuerdos de Venco y su toque aún me queman la piel. Mientras me levanto de la cama, intento sacudir la sensación de desconcierto que me rodea, pero es difícil ignorar la tensión que siento en mi cuerpo.Me dirijo al tocador, donde las empleadas ya están esperándome, listas para ayudarme a prepararme para el día. Me siento en la silla y ellas comienzan a peinarme, sus manos hábiles y suaves mientras trabajan en mi cabello. Decido hacerme una trenza larga, algo que me recuerda a mi infancia, cuando la vida era más simple.Mientras las empleadas trabajan en mi cabello, mi mente comienza a vagar, recordando la noche anterior y cómo Venco me hizo sentir. Me enfado conmigo misma por reaccionar de esa manera, ya que debo mantener el control y no dejar que mis emociones me dominen.Mi mirada se fija en el espejo, y pienso en mi plan, en cómo voy a hacer que ese hombre coopere conm
Me siento en frente del espejo, mirando mi reflejo mientras mi prima Lyra se acerca a mí.—Lyra, ¿puedes peinarme el cabello? Quiero que me lo dejes suelto —le pido, sonriendo.Lyra asiente y comienza a peinarme el cabello con suavidad.—¿Qué es lo que piensas hacer, Ocaso? —pregunta, mirándome con curiosidad.Me miro alrededor para asegurarme de que nadie esté escuchando.—Necesito conseguir la llave que tiene Venco para abrir las celdas —le digo en voz baja.Lyra se detiene en medio del peinado y me mira con preocupación.—Ocaso, tengo mucho miedo por ti. ¿Estás segura de que esto es necesario?Me tomo un momento para reflexionar antes de responder.—Sí, Lyra. No quiero casarme con Venco. Esto es por el bien de mí y de nuestra familia. No puedo permitir que me obliguen a hacer algo que no quiero.Lyra asiente lentamente y sigue peinándome el cabello.—Yo vi cómo te miraba cuando estábamos desayunando —dice, su voz apenas audible.Siento un escalofrío recorrer mi espalda al recordar
la Sala del Trono de la Luna, mi salón privado en el corazón del castillo. Mis hombres más leales, mis Lobos Alfa, están reunidos alrededor de mí, informándome sobre la seguridad del territorio.—Mi señor, hemos estado custodiando las afueras del territorio durante semanas —dice mi hombre de confianza—. No hemos visto señales de los lobos de Morax, tu peor enemigo. Parece que han desaparecido.No lo creo, los lobos de Morax le eran muy fiel a él, y sigo pensando que deben estar planeando algo muy grande si aun continúan escondidos. Me urge encontrarlos, y matarlos a todos.—¿Y eso te hace pensar que debemos bajar la guardia? —pregunto, mi voz baja y peligrosa.Mi hombre se encoge de hombros y no me gusta que tenga la guardia tan baja, que no se preocupe y piense que nuestro enemigo ya desistió de un nuevo ataque.—Mi señor, han pasado años sin que hayan hecho un movimiento. Es probable que hayan abandonado sus planes de venganza.Me río, un sonido bajo y amenazante.—No subestimes a
No respiroEstoy parado en mi habitación, aún tratando de procesar la sorpresa de ver a Ocaso sentada en una silla cerca de la ventana. Ella lleva una pijama transparente que deja poco a la imaginación, y su cabello blanco suelto cae como una cascada de seda sobre sus hombros. Su mirada es indomable, y puedo sentir la tensión en el aire.Mi cuerpo reacciona de inmediato, mi corazón late con fuerza y mi respiración se vuelve agitada. Trato de mantener la calma, pero es difícil cuando ella se levanta y se acerca a mí.—¿Qué haces aquí? —le pregunto, tratando de sonar firme, pero mi voz sale ronca y llena de emoción.Ella sonríe, y su mirada se vuelve aún más intensa.—Quería verte —dice, su voz suave y seductora.Me acaricia la cara, y su tacto es como un rayo de calor que me recorre todo el cuerpo. Luego, baja su mano y me acaricia el pecho, y puedo sentir mi corazón saliéndose de mi pecho.—Ocaso... —digo, tratando de resistirme, pero es demasiado tarde.Ella se acerca aún más, y su c
Me deslizo por los pasillos oscuros de las celdas, con mi corazón latiendo freneticamente sin saber que camino va a tomar todo esto. Me estoy jugando el todo por el todo, tomando lo que se me presente e ideando sobre la marcha. Pude ingresar con la misma excusa ya que no es el mismo lobo que está custodiando, por eso, la misma mentira funciono.Estoy enojada conmigo misma, intente con Venco pero no es un tipo fácil de manipular. Sigo, mi camino, Llego a la celda del prisionero enmascarado y me acerco a él, mi voz baja y urgente.—No he podido conseguir la llave —le digo, frustrada—. Venco la lleva siempre consigo, en su cuello. No he encontrado la manera de quitársela.El prisionero se mueve en la sombra, su máscara de cuero negro reflejando la luz de las antorchas. Su presencia me hace sentir un escalofrío en la espalda. El tiene algo, que no logro comprender, aun me pregunto porque me siento asi con el.Es raro lo que me hace sentir, no me gusta lo que emana, como esa frialdad, carg
Me siento frente al espejo, peinando mi cabello en dos trenzas mientras Lyra, mi prima, se sienta a mi lado, observándome con una mirada preocupada.—Ocaso, ¿no te parece extraño que ese preso tenga tanto conocimiento sobre el castillo y sobre la llave que abre todas las puertas? —pregunta Lyra, su voz llena de dudas—. ¿Cómo puede saber tantas cosas?Me detengo un momento, pensando en la pregunta. La verdad es que también me ha parecido raro, pero no tengo tiempo para investigar.—Sí, es extraño —admito—, pero no puedo permitir que eso me detenga ahora. Tengo que sacar a ese hombre para mañana o todos mis planes se derrumbarán.Lyra pone una mano en mi hombro, su contacto cálido y reconfortante.—Ocaso, por favor, reflexiona un momento. Analiza bien las cosas. ¿Estás segura de que puedes confiar en ese preso? ¿Qué sabes de él, realmente?Me vuelvo hacia ella, mirándola a los ojos. Lyra siempre ha sido mi confidente, mi amiga más cercana.—Lyra, no tengo otra opción —le explico—. Ese p