El hombre recorría la habitación del avión de un lugar a otro, no podía creer que se hubiese atrevido a sacarla de esa manera de la fiesta, para su buena suerte contó con la ayuda de sus amigas quienes se encargarían de justificar ante su familia su ausencia y de Lucca quien le había prestado su jet privado para llevar a cabo el plan que ellos diseñaron y que él aprobó sin poner ninguna objeción.
Vio la chica moverse y segundos después sus ojos se fueron abriendo lentamente, comenzó a contar mentalmente, porque estaba seguro de que en pocos segundos allí ardería Troya. Y no se equivocó cuando Anastasia se terminó de despertar se levantó como si un resorte la hubiese impulsado y le brincó encima.
—Eres un desgraciado, me drogaste y me secuestraste para traerme contigo ¿Cómo te atreves? &mdash
Era un caluroso día del mes de mayo, el sol como astro rey, refulgía en lo más alto del cielo de Guayaquil, y apenas eran las diez y media de la mañana, no quería imaginarse lo inclemente que sería al mediodía, los chorros de sudores le corrían por la espalda y entre el valle de sus senos atravesando el brasier y corriéndole hasta el ombligo; llevaba media hora esperando para abordar un autobús que la llevaría al norte de la ciudad y por más que pedía orientación, hasta ahora nadie le había podido informar con precisión el número del microbús y el sitio donde debía abordarlo.
Valeria escuchó el tono despectivo usado por el hombre y se molestó « ¿Quién carajo se creía él para tratarla de esa manera? ¿Acaso pensaba que porque era un hombre de dinero tenía derecho a comportarse groseramente?», pensó y de inmediato le manifestó su inconformidad, expresando unas duras palabras.—Si su audición es perfecta, debió haber escuchado de manera clara que educad
Lucca entró a su dormitorio y se cambió de ropa, no dejaba de pensar en la camarera, supo que se llamaba Valeria, desde que la vio la primera vez lo había cautivado su belleza, era alta, su piel parecía de porcelana, caderas redondeadas con un trasero bien proporcionado, pechos generosos, piernas largas y firmes, ojos verdosos y unos cabellos rojizos como el fuego que lo encendía cada vez que la miraba.No obstante, para evitar que esas sensaciones lograran c
Valeria estaba que echaba humo del enojo, no podía creer que estuviese reclamándole a ella e insultándola de esa manera por eso sin poder contenerse, le propinó una cachetada diciéndole —. Si es o no mi amante no es asunto tuyo, porque tú y yo no tenemos absolutamente nada. Y no tienes derecho a venir a reclamarme y armarme escenas de celos, por un tonto beso que me diste.
Lucca y Valeria se despidieron a las cinco de la madrugada, apenas se fue ella se quedó dormida inmediatamente, soñando con su creído argentino. Se levantó a las diez y media de la mañana, se lavó su rostro y se cepilló los dientes. Desayunó panquecas con mantequilla y queso y una taza de café con leche.Al terminar se puso a limpiar el apartamento, a las once y media ya estaba des
Valeria con rabia terminó de limpiar la suite luego de cuarenta minutos, diciéndose que era una estúpida, que Laura bien se lo había dicho, los hombres como él, guapos y de dinero no quieren nada serio con una chica como ella, solamente buscan sexo para después desechar a sus conquistas, ese es todo el interés, pero con ella estaba totalmente equivocado si creía que iba a correr tras él por dinero, ella no estaba en venta.Lucca al darse cuenta de que había ofendido a Valeria y que ella había terminad
Valeria tenía una lucha interna, por una parte quería abandonarse a todas esas emociones que la abrumaban y por otro, sentía miedo, no quería dar una mala impresión a Lucca y que este terminara pensando lo que no es. Sin embargo, mientras esos pensamientos batallaban en su mente, Lucca tenía otras ideas y era la de lograr que ella cediera ante él.La tomó por el cuello y la acercó a su cuerpo, sosteniéndola comenzó a recorr
Lucca se despertó y estiró uno de sus brazos buscando a Valeria, tanteó el lado de la cama, pero no estaba a su lado, abrió los ojos se levantó y la buscó en el baño, en la sala, en el gimnasio privado y tampoco la encontró. Hizo un pequeño gesto de molestia porque le incomodó que se hubiese ido sin siquiera darle un beso de buenos días y sin avisarle.« Bueno,