CAPÍTULO 3. ATRACCIÓN

Lucca entró a su dormitorio y se cambió de ropa, no dejaba de pensar en la camarera, supo que se llamaba Valeria, desde que la vio la primera vez lo había cautivado su belleza, era alta, su piel parecía de porcelana, caderas redondeadas con un trasero bien proporcionado, pechos generosos, piernas largas y firmes, ojos verdosos y unos cabellos rojizos como el fuego que lo encendía cada vez que la miraba.

No obstante, para evitar que esas sensaciones lograran controlarlo, no perdía oportunidad de provocarla, no quería que se viera su interés por ella, porque de hecho no se parecía en nada a las mujeres con las cuales estaba acostumbrado a salir. La mayoría de sus conquistas no sólo eran bellas, también eran mujeres de buena cuna, se vestían con las mejores marcas y usaban los más finos maquillajes, además de ser de familias adineradas cuyos padres deseaban unir fortuna con la de los Rocco.

Por otra parte, no podía imaginarse la cara que pondría su padre si se enteraba que andaba interesado en una mujer carente de medios de fortuna, es que por lo mínimo se infartaría si supiera que le gustaba una simple camarera, con lo snob que era muy capaz de desheredarlo. Claro, que tampoco la quería para casarse «Tal vez pueda usarla para pasar un buen rato, seguramente era una chica muy caliente, porque decían que las pelirrojas lo eran, aunque nunca había estado con una». Pensó con una  media sonrisa mientras se miraba al espejo.

Sabía que él no le era indiferente, su presencia la ponía nerviosa, no es por creído sino por sincero, pero es que tenía un imán para atraer al sexo opuesto, hasta ahora ninguna se le había resistido y esta sencilla joven no sería la excepción. Seguro estaba deseosa por dinero y comprar cosas buenas, la mayoría de las mujeres que nunca habían tenido nada eran interesadas, él estaba dispuesto a darle todo lo que quisiera a cambio de tenerla en su cama, pensó satisfecho de su plan.

Llegaron a su mente los recuerdos del momento en que ingresó a limpiar su suite, ella había tomado las previsiones necesarias en esos casos, pero casualmente él venía pensando en ella, cuando se la encontró en la suite, tuvo que echarla porque no confiaba en sus reacciones, poco le faltó para abalanzarse sobre ella, estaba realmente ansioso por tenerla y lo sorprendente es que nunca le había pasado, en querer poseer a una mujer con solo mirarla.

Por otra parte, lo sucedido hacía un momento, estaba claro que había sido un simple accidente y que él tenía la mayor parte de la culpa por lo sucedido, estaba distraído, casualmente pensando en ella y no se dio cuenta que venía caminando deprisa,  cuando literalmente le dio un baño de agua fría que lo volvió a su estado natural bajándole la calentura, sin embargo, no pudo evitar lanzarle esos improperios que desencadenaron en la bofetada que ella le propinó ¡Por Dios! pegaba duro la condenada piba, se lo tenía bien merecido, sus ojos lanzaban dardos de fuego por la ira que se acumuló en ella al momento de haberlo abofeteado.

Lucca se regañó, no entendía porque no podía controlar sus emociones frente a esa chica, parecía un muchacho inexperimentado. Debía cambiar su estrategia si deseaba tener alguna oportunidad para estar con ella, porque como se estaba comportando no era la forma idónea, es más se estaba pasando un poco de majadero, se dijo. Debía cortejarla, halagarla y hacerla sentir la mujer más especial del mundo,  de esa forma las mujeres siempre terminaban cediendo. Pero no, él siempre tendía a comportarse irracional con ella, en cuanto la tenía frente a sí. «Debo cambiar de actitud y hacer que todo funcione a mi favor», pensó con una sonrisa mientras se dirigía al ascensor.

Camino al ascensor, escuchó un ruido en el área donde estaba el dispensador de hielo y agua, y al acercarse vio a un huésped ebrio, tocando e intentando besar a Valeria, mientras ella forcejaba para impedirlo, intentando zafarse, a la vez que le decía con voz firme.

—Señor  por favor, ¡Haga el favor de soltarme! —el hombre hacía caso omiso a sus palabras y seguí insistiendo en tocarla— ¡Suélteme infeliz!— exclamaba la chica angustiada y luchando para impedir que el hombre la tocara. Cuando Lucca observó la escena, no se pudo controlar y cegado por la rabia llegó y se lo quitó de encima halándolo por un brazo y propinándole un puñetazo en la nariz que de inmediato empezó a sangrar, mientras le decía desbordando de furia — ¡Soltála bastardo infeliz! no la oíste, no volvas a propasarte con ella, porque la próxima vez te rompo los dientes. ¿Has entendido?

—Si disculpe señor Rocco, no sé lo que me pasó, no volverá a suceder—.Dijo el hombre asustado ante la reacción de Lucca.

.— Por supuesto que no va a volver a suceder, porque me voy a encargar que no volvás a pisar éste hotel en toda tú desgraciada vida— le replicó Lucca con desdén.

El hombre se retiró mientras Valeria permanecía pálida a un lado, Él le tomó su faz y empezó a acariciarle la mejilla, diciéndole — ¿Te encontrás bien? — Ella asintió con la cabeza, mientras lágrimas le corrían por su rostro, sin pronunciar palabra.

—Tranquila, ya todo pasó y no volverá a  suceder, porque juro que ese hombre no estará más aquí para molestarte — le dijo mientras con sus dedos empezó a limpiar las lágrimas que surcaban el rostro de la joven.

Inmediatamente sacó un pañuelo de un bolsillo interno de su chaqueta y le enjuagó las lágrimas. Luego de un momento le dijo  —Tenés muchas pecas ¿Por qué no te las había visto?

En principio ella frunció el ceño pensando si él había puesto tanto interés en ella como para divisar sus pecas, sin embargo, omitió ese pensamiento y respondió con sinceridad —. Porque me las cubro, ¡Son horrorosas!—Expresó ella con una fina voz.

— No, ¡Son hermosas! son muchas y me gustan, te dan un aire de chica traviesa, —pronunció sonriendo mientras acariciaba sus pequeñas pecas, pero ella retrocedía para evitar el contacto.

Valeria le respondió con una media sonrisa y un poco avergonzada —Gracias por auxiliarme. Y discúlpame la bofetada que te di hace un momento.

—No fue nada. Y me merecía esa cachetada por haberte ofendido ¡Lo siento Valeria!­ —Le volvió a acariciar su mejilla, pero esta vez con el dorso de su mano y ya sin pensar en lo que hacía y sin poder controlarse acercó sus labios a los de ella y con una extrema ternura, tomó sus labios y empezó a besarla, con mucha suavidad al principio y cuando transcurrieron unos segundos, ella abrió sus labios dándole acceso a su boca, él introdujo su lengua en la boca de la chica y el beso lo hizo más exigente. Ambos respondieron con una pasión desbordante, él sintió una ola de calor que iba recorriendo todo su cuerpo, poniéndolo duro, estaba a punto de perder el control, por eso se separó,  no quería asustarla, ambos respiraban entrecortadamente.

Valeria se soltó de sus brazos y salió corriendo hacia el ascensor de servicio, sin mirar atrás.

Lucca se pasó la mano por los cabellos diciéndose, «Volví a errar con esta mujer, ¡Dios! porque no puedo hacer las cosas al derecho con ella. ¿Cómo no me detuve a pensar?» Momentos antes ella había estado a punto de ser abusada por ese borracho y aunque evitó que la situación pasara a mayores, ella aún estaba nerviosa cuando vino él y se le tiró encima.

—Sos un bruto — se recriminó —. Huyó de ti aterrorizada del susto — pronunció en un tono lastimero.

Valeria llegó al área de descanso del personal de camareras muy agitada, y con las mejillas encendidas, Laura la observó y le preguntó —¿Qué te ha sucedido Valeria?

—Un huésped pasado de copas, intentó besarme a la fuerza, yo intenté alejarlo de mí, pero era más fuerte y en ese momento llegó el señor Lucca e intervino justo en el momento oportuno —le contó a su amiga casi sin aliento.

—Valeria debes reportar el incidente para evitar problemas a futuro. Y puedan revisar las cámaras para que vean lo que sucedió—. Expresó Laura. Al decir eso Valeria se puso pálida y soltó—¡No puedo hacer eso!

—¿Por qué? Es el procedimiento establecido Valeria, debes cumplirlo —cuestionó su amiga.

—No puedo Laura—. Y allí le contó lo que había pasado con Lucca Rocco, desde que por accidente le arrojó una jarra con hielo, hasta lo sucedido momentos antes.

Laura la miró con reproche y le espetó—. Valeria debes ser prudente y cuidar tú trabajo, en tres meses has logrado que te ascendieran, hay personas que se tardan años para lograrlo. No te involucres con el señor Rocco, los hombres de dinero no quieren una relación seria con mujeres como nosotras, buscan es divertirse, por favor, no arriesgues tu estabilidad laboral y hasta mental por alguien que solo quiere jugar y pasar un rato, si en la gerencia del hotel descubren lo que está pasando, te van a despedir de inmediato y necesitas ese dinero para ayudar a tu familia en Venezuela. Deja de jugar con fuego amiga.

—No creas que he premeditado esta situación Laura, sólo ha surgido, son sensaciones que no puedo controlar, cuando lo veo mis pulsaciones se aceleran, se me seca la boca y siento mariposas en el estómago, se debilitan mis piernas; es cierto he perdido el control un par de veces, porque también tiene la capacidad de hacerme enfadar con prontitud y de que mi cerebro deje de coordinar mis acciones. Pero no he buscado que los hechos se den de esta manera y para evitar que se lleven a cabo tus augurios, voy a pedir cambio a una de las plantas inferiores.

— Lo siento Valeria María, por ser tu amiga estoy obligada a mostrarte la realidad tal y como es y no la que quieres imaginar.

— Sí lo sé. Gracias por tu sinceridad—. Le dijo mientras recogía sus cosas para cambiarse e irse a su apartamento, porque había concluido su jornada laboral.

Llegó a su apartamento pasada las nueve de la noche, porque de regreso había ido a enviar un dinero a Venezuela, además decidió conocer a Santiago de Guayaquil, una hermosa ciudad, cálida y no lo decía por el clima que también lo era, sino porque la mayoría de su gente eran sensibles, solidarios, amables. Paseó por la Avenida 9 de octubre, se dirigió al malecón donde divisó el imponente Guayas, y pudo observar la gran obra de ingeniería que había sido, un ejemplo mundial, incluso fue declarado como "un espacio público saludable" por la Organización Mundial de la Salud.

En el malecón,  se puede disfrutar desde grandes monumentos como el Hemiciclo de la Rotonda conocido como el Monumento a Bolívar y San Martín, creado en conmemoración de la célebre entrevista que tuvieron en estos libertadores en el año 1822, con el objeto de decidir  el destino de la provincia Libre de Guayaquil y de la independencia sudamericana.

También no pudo dejar de visualizar las plazas, fuentes y plazoletas con hermosos jardines en donde destacan flores de diversos colores, amarillas, rojas, naranjas, fucsia y una diversidad de especies vegetales, que le hacían recordar las flores y lo hermoso del paisaje de su tierra. Siguió mirando lo magnífico y concurrido del lugar, desde el circuito lúdico para el disfrute de los niños, área de ejercicios, zona de restaurantes, cine, centro comercial, bares, entre otros. Terminó agotada luego del recorrido y ya al final se fue al supermercado donde hizo las compras de lo que le faltaban.

Al abrir la puerta del apartamento, se encontró a sus compañeras Anastasia y Simone con unos amigos, tomándose unas copas y comiendo pasapalos — Buenas noches a todos. —Les dijo con una sonrisa. Saludo que todos respondieron. Anastasia se levantó y se fue con ella a la cocina donde le calentó la comida en el microondas y se la sirvió en la mesa, mientras le preguntaba cómo había sido su día, estuvieron charlando e intercambiaron impresiones. Luego de cenar, Valeria se fue a su habitación, se bañó y vistió.

Estando ya lista, se dirigió a la sala donde estaban reunidos charlando y tomando unas botellas de vino. Se sentó a conversar con el grupo y en eso se le acercó Esteban, un chico amigo de Anastasia, quien empezó a conversar con ella de sus estudios, su vida en Venezuela, charlaron por un par de horas, le dijo que era una chica muy atractiva, que si le aceptaba una invitación al cine o a cenar para el día siguiente, ella le dijo que no había problemas que un día de esto lo podía acompañar. Al acabarse las botellas él le pidió que lo acompañara a comprar otras y ella aceptó.

Cuando venían caminando de regreso, en una amena conversación, Valeria se tropezó y Esteban la tomó de la cintura para que no se cayera, en eso apareció Lucca, muy apuesto con una camisa blanca con los primeros botones abiertos, que permitían vislumbrar el inicio de sus pectorales y un vaquero ajustado, su cabello se veía húmedo y sus ojos negros como carbón echaban chispas del enfado. Tomándola del brazo la apartó de Esteban y éste molesto lo empujó, Y Lucca aún mas enfurecido le lanzó un golpe que lo tiró en la acera, y allí los dos hombres se enfrascaron en una pelea, hasta que ella logró separarlos — ¡Ya basta!— espetó —. Por favor Esteban déjame a solas con él— pidió al hombre.

Lucca con tono agrio y una mirada fría le preguntó —. ¿Quién es él? ¿Es tú amante? Eres demasiado atrevida Valeria, ¿cómo puedes estar  coqueteando conmigo, mientras tienes un amante?

            

“Odio todo lo que se interpone entre tu cuerpo y el mío, así sea el aire.” Película Juana la Loca.

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