Lucca se quedó observándola decepcionado y pese a las palabras que profería la chica asegurando que ella no había tomado el collar, él no la creía y en vez de darle el beneficio de la duda se convirtió junto con los otros en su verdugo y no la defendió frente al ataque de los presentes.
—Pues, es evidente que tú eres una de las primeras sospechosas, que ahora resultas culpabl
Valeria fue escoltada hasta el frente del hotel, la rabia y humillación que sentía provocaron que las lágrimas corrieran descontroladamente por sus mejillas, alzó su mano y se limpió con su dorso, sentía su corazón encogido, no dejaba de evocar lo que había pasado, la desconfianza en el rostro de Lucca y sus duras palabras.Había sido una estúpida en confiar en él, la engañ&
Ambas mujeres se quedaron pensativas, evaluando cada elemento que pudiera aclarar la situación y luego Anastasia declaró con seguridad —Valeria, creo que no hay ninguna duda de que fue Fernanda quien hurtó ese collar.—Pienso igual, porque yo vi a Fernanda y a Lucrecia antes de la reunión que convocaron en el hotel, murmurando entre ellas, no me quitaban la vista de encima y no dejaban de burlarse y Fern
La noticia sobre el presunto hurto de Valeria en el Hotel Guayaquil Resort, fue objeto de reseña en la prensa, radio y televisión, dónde prácticamente sometieron a Valeria al escarnio público, luego de la audiencia fallida, fue llevada a un Centro de Privación de Libertad Femenino. La colocaron con mujeres delincuentes.El primer día en el Centro, Valeria se encontraba en su celda, leyendo un libro, cuando ll
Alexandra insistía en acercársele, pero Lucca la rechazaba incluso le mandó a prohibir la entrada a su habitación, porque su sexto sentido le decía que algo no estaba bien y que debía mantenerse alejada de ella lo máximo posible.Estaba en esas cavilaciones cuando llegó su mejor amigo Cristóbal a visitarlo —Hola amigo ¿C&oacut
Valeria se quedó por un momento petrificada al escuchar la terrible noticia, sintió que su mundo se derrumbaba, eso no podía ser verdad, se decía —¡Mi abuela no! Mi linda viejecita —exclamaba con dolor, se negaba a creer en ese desenlace de que la mujer que la crió con tanto amor y ternura desde los seis años, había muerto en Venezuela en su pueblo natal, en San Rafael de Tabay y sin ella poder estar a su lado, eso era como si la hubiesen apuñalado en el corazón. Era el dolor más desgarrador que ser humano alguno podía experimentar.
Valeria fue trasladada nuevamente al Centro Penitenciario, recordaba mucho a su abuela, ya casi no sonreía, y si comía lo hacía por deferencia a su hija no nacida y así pasaron un par de semanas, cuando recibió una visita, salió a la sala pensando que era una de sus amigas, pero se frenó al ver a la persona que la esperaba, no lo conocía, se trataba de un hombre como de treinta y cuatro años, alto, de buen porte, cabello castaño, ojos ambarinos, era atractivo; cuando él la vio se quedó mirando su prominente vientre con sorpresa, se le acercó saludándola —. Mucho gusto Valeria, es usted más atractiva de lo que me la habían descrito—. Le dijo con acento gaucho.
Pasó una semana y Lucca se encontraba con su fisioterapeuta, haciendo su rutina de ejercicios, había mejorado considerablemente, ya caminaba, daba pasos sin sostenerse, pero aún no eran muchas las distancias que podía recorrer, le había llegado feedback, de sus momentos con Valeria, aunque no había recordado todos los momentos si recordó lo más importante, la noche en que ella se entregó a él por primera vez, él había sido el único hombre con el cual ella había estado, y eso lo llenaba de una gran dicha, ella era solamente suya, y pronto estaría recuperado para verla. A lo mejor no sabía de su accidente y pensaría que él había sido capaz de abandonarla, pero cuando él regresara a G
Llegó al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, luego de haberse chequeado en migración y aduana, caminó al Aeropuerto Nacional donde tenía conexión en un vuelo con destino a El Vigía, estado Mérida, en aproximadamente dos horas, el aire condicionado del aeropuerto estaba dañado por eso el calor era sofocante, fue necesario dejar a Camilla en pañales y camiseta, porque estaba demasiado inquieta, se dirigió a la taquilla del banco y logró retirar efectivo, eso la sorp