Cristóbal se vistió con rapidez y salió corriendo a alcanzar a Anastasia, no quería que se fuera de esa manera, no lo había dejado hablar y se fue pensando lo peor, sin embargo, cuando llegó al frente del restaurante la vio montándose en un vehículo y comenzó a llamarla sin importar el bullicio que provocaba — ¡Anastasia! ¡Anastasia!
Por más que insistió llamándola la joven lo ignoró totalmente, por eso exclamó molesto —¡Maldición! ¿Por qué tiene que ser tan orgullosa?
Entró nuevamente al Restaurante, recorrió con la mirada el sitio y se dio cuenta de que no solo Anastasia había abandonado el lugar, sino que tampoco se encontraba Sebastián, sin embargo, lo que más aumentó su curiosidad, fue el hecho de que su acompañante Pamela aún se encon
Anastasia cuando salió de la habitación donde se había hospedado con sus amigas para asistir a la despedida de soltera de Valeria, esbozó una sonrisa dirigida a la pareja que salía de la habitación del frente, pero al observar en detalle que se trataba de Cristóbal y su prometida la sonrisa se le congeló en el rostro. Vio que el hombre sostenía a la mujer del brazo, eso provocó que la rabia bullera en su interior ante semejante descaro. Le dolía que solo la hubiese utilizado para follar y que enseguida volviera a los brazos de su prometida, lo miró con ganas de matarlo, lamentaba que con su mirada no lo pudiera fulminar en el acto, porque sin duda lo habría hecho.Fue inevitable escuchar la voz del hombre justificándose mientras la tomaba del brazo—Por favor Anastasia, no es lo que estás pensando déjame explicarteInmediatame
Después del momento de pasión que vivieron, cuando de nuevo pisaron tierra, Anastasia se sintió avergonzada y se preguntaba mentalmente «¿Qué estaba pensando para permitir que Cristóbal me tomará en el ascensor de este hotel? Estoy loca», sin embargo, no se atrevió a articular palabra, se comenzó a vestir en silencio, ambos lo hacían.Él puso a funcionar el ascensor, entretanto se quedaba pensativo, buscando unas palabras adecuadas para decirle, no quería que se volviera a alejar, no obstante se quedó sorprendido cuando el elevador llegó al piso para donde iban, ella salió disparada, corrió tras ella para atraparla.—Por favor Anastasia, no otra vez. Después de la boda, no volveré a ver a Melissa, ahora mismo me cambiaré de suite, pero tampoco puedo dejarla tirada independientemente que ya no
El hombre recorría la habitación del avión de un lugar a otro, no podía creer que se hubiese atrevido a sacarla de esa manera de la fiesta, para su buena suerte contó con la ayuda de sus amigas quienes se encargarían de justificar ante su familia su ausencia y de Lucca quien le había prestado su jet privado para llevar a cabo el plan que ellos diseñaron y que él aprobó sin poner ninguna objeción.Vio la chica moverse y segundos después sus ojos se fueron abriendo lentamente, comenzó a contar mentalmente, porque estaba seguro de que en pocos segundos allí ardería Troya. Y no se equivocó cuando Anastasia se terminó de despertar se levantó como si un resorte la hubiese impulsado y le brincó encima.—Eres un desgraciado, me drogaste y me secuestraste para traerme contigo ¿Cómo te atreves? &mdash
Era un caluroso día del mes de mayo, el sol como astro rey, refulgía en lo más alto del cielo de Guayaquil, y apenas eran las diez y media de la mañana, no quería imaginarse lo inclemente que sería al mediodía, los chorros de sudores le corrían por la espalda y entre el valle de sus senos atravesando el brasier y corriéndole hasta el ombligo; llevaba media hora esperando para abordar un autobús que la llevaría al norte de la ciudad y por más que pedía orientación, hasta ahora nadie le había podido informar con precisión el número del microbús y el sitio donde debía abordarlo.
Valeria escuchó el tono despectivo usado por el hombre y se molestó « ¿Quién carajo se creía él para tratarla de esa manera? ¿Acaso pensaba que porque era un hombre de dinero tenía derecho a comportarse groseramente?», pensó y de inmediato le manifestó su inconformidad, expresando unas duras palabras.—Si su audición es perfecta, debió haber escuchado de manera clara que educad
Lucca entró a su dormitorio y se cambió de ropa, no dejaba de pensar en la camarera, supo que se llamaba Valeria, desde que la vio la primera vez lo había cautivado su belleza, era alta, su piel parecía de porcelana, caderas redondeadas con un trasero bien proporcionado, pechos generosos, piernas largas y firmes, ojos verdosos y unos cabellos rojizos como el fuego que lo encendía cada vez que la miraba.No obstante, para evitar que esas sensaciones lograran c
Valeria estaba que echaba humo del enojo, no podía creer que estuviese reclamándole a ella e insultándola de esa manera por eso sin poder contenerse, le propinó una cachetada diciéndole —. Si es o no mi amante no es asunto tuyo, porque tú y yo no tenemos absolutamente nada. Y no tienes derecho a venir a reclamarme y armarme escenas de celos, por un tonto beso que me diste.
Lucca y Valeria se despidieron a las cinco de la madrugada, apenas se fue ella se quedó dormida inmediatamente, soñando con su creído argentino. Se levantó a las diez y media de la mañana, se lavó su rostro y se cepilló los dientes. Desayunó panquecas con mantequilla y queso y una taza de café con leche.Al terminar se puso a limpiar el apartamento, a las once y media ya estaba des