EMBARAZADA

SABRINA

Desde que mi hijo y sus amigos se fueron Lucia y yo siempre salimos a cenar o a tomar algunos tragos.

No me he atrevido a contarle a mi amiga lo que paso con su hijo y creo que es algo que jamás me atreveré a decirle.

Ya paso un mes desde esa noche y ahora cada que cierro los ojos recuerdo perfecta el impresionante cuerpo de Fabio, sobre el mío, mientras yo gemía de placer.

Cada noche recuerdo esa noche en donde sentí el mejor placer de mi vida. Pero también me mata el arrepentimiento por haber estado con Fabio, quien es tan solo un joven.

Le llevó dieciséis años, no sé cómo pude meterme en la cama con él, jamás pensé que el alcohol me llevará a cometer tal locura.

Pero lo hecho, hecho está y ya no lo puedo cambiar, ahora solamente me queda esperar a que pase el tiempo y olvidar, si es que eso es posible.

Hoy, como cada noche desde hace un mes, mi amiga Lucía, pasa por mí a la cafetería y nos vamos a cenar y a tomar unos tragos, como hoy es viernes haremos las dos cosas.

—Hola, ¿lista para irnos? —pregunta Lucía desde la puerta de mi oficina

—Por supuesto, vamos —respondí, tomé mi bolso y después de cerrar y despedir a los empleados nos fuimos a un restaurante

En el restaurante hablamos de nuestros hijos y la verdad yo no quería saber de Fabio, así podría olvidar todo lo que paso sin ningún problema.

Aunque el destino está en mi contra, por qué mi amiga solamente habla de su hijo, trate de ir al baño para dejar de escuchar sobre Fabio, no pude, me comencé a sentir mareada

—Lucía, yo —no pude seguir hablando, porque todo se volvió oscuro

Cuando desperté estaba en la habitación de un hospital, al mirar a mi alrededor me encontré con la mirada de mi amiga Lucía, quien se veía preocupada.

—Amiga, me asusté mucho, menos mal que despertaste —comentó Lucía, acercándose rápidamente a mí.

—¿Qué me paso? — pregunté mientras me sentaba en la cama

—Te desmayaste, el médico tomó unas muestras de tu sangre y esperamos los resultados —responde Lucía

—Espero que no sea nada grave —comente, terminando de sentarme en la cama.

Lucía y yo hablamos por un rato de como me saco del restaurante cargando y es que yo soy delgada y pequeña, si tengo un bonito cuerpo, pero no peso mucho, así que para Lucía una mujer de 42 años y un cuerpo músculos y atlético fue fácil cárgame hasta el auto, luego el médico ingreso.

—Señora Sabrina, que bueno verla despierta, ¿cómo se siente? — el médico con una gran sonría en el rostro

—Me siento bien doctor y creo que no fue nada grave, solamente un problema con mi presión arterial —hable tranquila

—En efecto, no tiene nada grave, pero si debe cuidarse y asistir a los controles mensuales —explicó el doctor

—¿Por qué debí asistir mensualmente? —pregunté sin entender lo que dice el médico

—Usted está embarazada señora Sabrina —la palabra embarazada se repetía en mi cabeza una y otra vez.

No podía creer lo que estaba escuchando embarazada y del mejor amigo de mi hijo, eso no me puede estar pasando a mí, yo no sabía qué hacer, estaba paralizada de la impresión.

El doctor dejó algunas recomendaciones y dijo que podía irme cuando quisiera, pero no sin antes hacer una cita con un obstetra.

Cuando el médico salí mis lágrimas iguales, mi amiga Lucía me abrazo y yo lloré con más fuerzas en sus brazos.

¿Cómo le digo que el bebé que espero es su nieto?, ¿cómo llamo a mi hijo y le digo que después de veinte años voy a tener otro hijo y que además el padre es su mejor amigo?

—Tranquila amiga, ¿cuéntame por qué lloras así?, acaso estás saliendo con un hombre casado y no me dijiste nada? —pregunto Lucía sorprendida al verme tan mal

—No es eso, es que solamente estuve con ese hombre una vez, fue en la despedida de nuestros hijos y no recuerdo nada, ni siquiera su nombre —mentí sintiendo un fuerte dolor en mi pecho, sentí que me ahogaba en mi propia mentira.

Como podría yo decirle a mi amiga que la haré abuela, que me acosté con su hijo, eso es algo que jamás le diré, si pude criar a mi hijo sola con quince años. Ahora con treinta y seis podré con este bebé en mi vientre.

Ahora lo que no se es como le contaré a mi hijo que va a tener un hermano menor y también tengo miedo de que Fabio recuerde todo y venga a reclamar a su hijo, no sé qué hacer, siento que voy a enloquecer.

—Tranquila Sabrina, sé que tú podrás con esto y más, si quieres te ayudo a buscar a ese hombre y que responda por su hijo —ofreció Lucía

—No es necesario, amiga, si pude cuidar de mi hijo con quince años, perfectamente puedo cuidar de este bebe sola ahora —respondí limpiando mis lágrimas

—Así se habla y yo te voy a apoyar, total estoy sola mi hijo en la universidad, al igual que el tuyo, juntas podemos cuidar de ese bebe hermoso que viene en camino —responde Lucía

—Gracias, amiga por apoyarme siempre —responde, respondí un poco abrumada.

Solamente espero que mi bebe no se parezca a su padre, ya que mis ojos son verdes y los de Fabio son grises con un toque de azul, mi cabello es rubio y el de Fabio es negro, yo soy pequeña y Fabio muy alto.

Así que si mi bebé se parece un poco a su padre podrían sospechar, pero eso es un tema del cual me ocuparé cuando mi bebé nazca.

Ahora está el tema de cómo decírselo a mi hijo, ¿cómo le digo que estoy embarazada?

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