Cuando Aaron me desabrocho la cremallera de mi vestido y este cayó al suelo, me miró muy serio al ver la marca en mi pecho, se separo enseguida de mi marchandose de la habitación. Yo cogi el vestido del suelo, lo deje encima del sofá que allí había, entre en el cuarto de baño y abri los grifos de la ducha ya que necesitaba relajarme, pues me suponía que acababa de perder al único hombre que me había respetado desde que nos vimos en su despacho. Después de ducharme, me sequé el cuerpo con la toalla que había colgada en la puerta, volví a la habitación, me puse el pijama tumbandome en la cama, quedándome enseguida dormida acariciando mi vientre con mis manos.

Me desperté al día siguiente con los rayos del sol entrando por los cristales de la terraza, viendo que el sitio donde debía dormir Aaron estaba vacío, me levanté de la cama, entre en el cuarto de baño para asearme y cuando volví a la habitación vi a Aaron entrar por la puerta.

— Vístete salimos dentro de una hora — me dijo muy ser