KIERAN:Con cuidado, me dejé caer en el sillón, sentándome con ambos niños en mis piernas. Sus fragilidades se sentían aún más evidentes, pero lo que me preocupaba eran sus palabras. Tenía que saber, aunque cada frase que pudieran compartir fuera como un puñal clavándose más profundamente. Con voz baja, intenté calmarlos mientras les preguntaba todo lo que habían visto. Una a una, sus pequeñas y confusas palabras comenzaron a trazar un cuadro aterrador.Me hablaron de todo, pero principalmente de un hombre alto y delgado, vestido de negro, con ojos brillantes como brasas, que movía las manos en círculos frente a Clara y a mi Luna, mientras ellas se retorcían como si lucharan contra algo invisible que las controlaba. Luego, ambos me describieron con detalle cómo aquel ser extendía sus manos y tomaba algo luminoso, arrancándolo de sus vientres. La delicadeza con la que lo narraban no hacía sino amplificar el horror al imaginarlo. —El brujo los miraba como si fueran joyas, papá —dijo mi
KIERAN:La mención de Sarah hizo que mi estómago se revolviera. ¡Esa traidora! Pero mantuve mi rostro impasible mientras el anciano continuaba. —Están muy bien pertrechados de todo lo necesario —siguió informando—. Podemos aguantar muchos años allí y nadie nos encontraría. El anciano mayor dio un paso al frente. Su mirada penetrante se clavó en la mía, y la fuerza de su presencia llenó la habitación. —Creemos, mi Alfa, que en la situación actual debemos desaparecer todos sin dejar rastro —dijo con firmeza, la resolución de años de experiencia impregnando cada sílaba—. El consejo en pleno opina que es lo mejor. Por nuestra Luna, los cachorros y por todos nosotros. No estamos escapando. Es una retirada estratégica. Recorrí con la mirada a cada uno de los
KIERAN:Sin decir palabra, uno de los guerreros levantó el brazo, señalando hacia el cielo con una mano temblorosa. Seguí su mirada, sintiendo cómo el aire se volvía más pesado, cada molécula cargada de tensión, como si el bosque contuviera la respiración en espera de que algo irremediable sucediera. Entonces lo vi. Una luz plateada se extendía sobre nosotros, brillando con un fulgor inusual con las energías de la noche. Al principio, pensé que era una ilusión, tal vez algún truco del enemigo para desorientarnos, pero nada en esa luz tenía el desorden de algo creado para confundir. Se movía con una precisión casi viva, dibujando un perímetro perfecto a nuestro alrededor. La barrera se alzaba, creciendo lentamente hacia el cielo como una cúpula irrompible, envolviendo todo el territorio de la manada. El r
CHANDRA:No podía creer que mi hermano Vorn le hubiera creído a Vikra. ¿Cómo podía confiar en ese inútil que nunca ha servido para nada? Ahora tendría que retrasar mis planes; el ataque debía ser pospuesto. Sin embargo, algo podía adelantarse: lo del rapto de los cachorros. Pero tenía que ser meticulosa, tenía que estar perfectamente planeado.Escogí a varios de mis guerreros más leales para acompañarme y realizar una visita estratégica a la manada del alfa Theron. Necesitaba ver con mis propios ojos lo que estaba ocurriendo en ese dominio y confirmar si era cierto lo que había contado mi hermano menor. Si en verdad los cachorros del alfa poseían un poder tan grande, podían convertirse en piezas cruciales para ejecutar el plan más ambicioso de mi vida: convertirme en la alfa más poderosa de todos los tiempos.
KIERAN:Recorrí todo mi territorio a máxima velocidad, buscando con desesperación el más mínimo rastro de las tres lobas lunares. Cada rincón fue revisado; cada sombra, interrogada por mis instintos de lobo, pero tanto la noche como el destino parecían decididos a ocultarlas de mi alcance. Cuando regresé a la plaza de la manada, frente a mi casa, los rostros tensos de mis guerreros me dijeron todo lo que necesitaba saber antes de hablar. Se habían reunido allí, con los mismos resultados frustrantes que yo había obtenido.—Mi Alfa —dijo, esforzándose por mantener su voz firme y clara—. Demetrios, el guardián del puesto del norte, informó que Chandra quiso entrar. Ese fue el permiso que mandó a pedir antes.Mi mirada se afiló al escuchar su nombre y me acerqué un paso más, exigiendo con mi sola pr
CLARIS:Abrí los ojos esperando ver a mi alfa junto a mí, pero, en su lugar, me encontré en medio de Clara y Elena. Mi corazón latió desorientado, como si el tiempo hubiera jugado conmigo, arrancándome de la realidad que conocía. ¿Qué había pasado? En mi mente, los fragmentos de una visión borrosa me guiaban, como destellos perdidos entre la oscuridad que luego me engulló. La sensación era tan confusa como inquietante. Sin pensar demasiado, tomé una mano de cada una y cerré los ojos nuevamente, buscando consuelo en el silencio, en el deseo de dormir un poco más, aunque la inquietud permanecía viva en mi pecho.Mientras intentaba hundirme en el sueño, mi alma clamaba con profunda desesperación. Deseé con todo mi ser que la manada estuviera protegida, fuera cual fuera la amenaza que acechaba desde las sombras. Había
CHANDRA:Vi cómo Sarah se retiraba junto al brujo y las brujas. Mi instinto, más afinado que nunca, me llevó a enviar a algunos de mis guerreros a seguirlos con suma discreción. Había algo en ellos, un aire inquietante, que dejaba claro que no debíamos perderlos de vista. Sin embargo, mi mente tenía otros asuntos apremiantes. Regresé a los límites del territorio de la manada Nox Venators para analizar lo que realmente sucedía allí.Cuando llegué a donde deberían estar los guardianes, lo que me recibió fue la soledad. No estaban, y el aire se sentía pesado, cargado de un silencio opresivo que me erizó la piel. Miré a mi alrededor, buscando alguna señal de vida. Pero no la había. Algo insólito estaba ocurriendo con la manada de Kieran que desafiaba toda lógica conocida. Entonces, dirigí mis pasos hacia la barr
ALFA KIERAN THERON:El olor me golpeó como una descarga eléctrica, enviando escalofríos por mi columna vertebral. Mi piel se erizó al reconocerlo: era mi propia esencia, pero más dulce, más intensa, entrelazada con algo más que no podía identificar. Imposible. Esto solo ocurría cuando... ¡No! Después de cientos de años esperando, ¿por qué ahora? Mis músculos se tensaron por instinto y, antes de poder procesarlo conscientemente, ya estaba corriendo. El aroma me guió más allá de los límites de la manada, hacia una vieja casa de piedra y madera en las afueras del pueblo. El edificio, rodeado de pinos centenarios, había sido ocupado recientemente por tres humanas. Podía oler sus esencias entremezcladas con el aroma a pintura fresca y cajas de cartón. Mi lobo Atka se agitaba en mi interior, desesperado por irrumpir en la casa, pero tres siglos de control me mantuvieron anclado al suelo. No podía simplemente entrar y asustar a los humanos. ¿Cómo era posible que mi esencia estuviera allí?