Capitulo extra
Confesiones.
—No le sé… ¿Dímelo tú? Que seré capaz de hacer por ti —su seriedad y aquella expresión eran asfixiantes, me había dejado sin palabras y lo que había empezado como una pequeña picada por todas las que me había hecho, se convirtió en algo intenso y agobiante. Se lanzo a mi boca mordiéndome como un lobo hambriento.—Nikolay… espera —intente decir mientras me besaba con tanta avidez que me empujo hacia atrás p
PRESENTE ¡Sr!.... ¡Sr!.... ¡joder!... ¡Nikolay, Abre los malditos ojos! —mis parpados se levantaron alarmado viendo el panorama que teníamos, el fuego se llevaba todo a su paso, haciendo crujir la madera de las vigas del suelo y todo lo que conformaba aquella cabaña, el sudor recorría mi frente llena de hollín y tierra, las llamas ondeaban en una cámara lenta perfecta, parecía aquellas pinturas del recentismo, plagadas de detalles. Ares apareció en mi campo de visión rompiendo el bullicio de mi mente, que trataba de calmarme hasta en los peores momentos. Disparo hacia el pasillo para luego ocultarse en la cornisa del lugar, recargo su arma mientras los estridentes disparos de los camaradas de Tommaso resonaban, mi pecho est
El primer libro de nuestro querido Sr a llego a su fin, pero no temáis que su segundo libro esta a la vuelta de la esquina. Muchas gracias por leer la historia y apoyar el trabajo de esta humilde escritora, espero que hayan disfrutado de cada capítulo, y espero que hayan pasado un divertido momento en su casa. Esta saga de libros es una de mis favoritas, haberla escrito hace algunos meses me trae muchos recuerdos. El segundo libro del Sr, se llama crónicas del sr, está dirigido especialmente a la vida de Nikolay, aquel mafioso sumergido en sus pecados que se enamora de aquella chica sola y vulnerable, en esta historia me enfoque en su incursión en la mafia al lado de cerberos, el odio de aquella venganza y sus pecados mas oscuros, relataremos su niñes en las calles y como se forjo hasta la adultez, veremos su largo recorrido por la redención, y su metamorfosis a una integración a la sociedad, podrá el sr volver a los brazos de su amada, o solo será una leyenda mas en el mundo. Un sa
La fea del pueblo Cada día era igual, me levantaba antes de que el sol saliera y me cambiaba mi bata, me ponía uno de los únicos vestidos que guardaba en mi supuesto ropero, y un delantal sobre mi huesuda cadera. Lavo mi cara con agua recogida del río y en mi cajón saco un pequeño espejo roto que tengo como si fuera el tesoro más preciado. Me miro como si esperara a que algo en mí cambiara cada mañana que despierte. Mis cabellos eran cortos, llegado hasta mis mejillas, tanto que parecía un hombre de un color rubio opaco, tan seco y grueso como las ramas de un árbol viejo, sin olvidar mi color de piel, que era tan blanco como la leche desnatada. Mi delgada figura dejaba mucho que desear y no es porque yo quisiera, era porque casi no probaba bocado en esta casa. Saco esos pensamientos de mi cabeza, guardo el espejo y me apuro a bajar antes de que mi madre me golpeé como siempre lo hace por llegar tarde, a veces me imagino cuál será la escusa nueva para darme una golpisa. Voy al corral
El encuentro Cierro los ojos con fuerza mientras suelto lentamente el aire por mi boca, envuelvo mi costado con unas vendas viejas mientras aguanto el dolor, todo mi cuerpo tiene hematomas. Cuando ya está todo envuelto me pongo mi vestido con todo el cuidado posible y sin darme cuenta, suelto el aire que había aguantado, saco mi viejo espejo y me miro, tapo mi boca con impresión y mis lágrimas brotan como cascadas viendo como mi ojo está de un color morado casi echando a negro. Está un poco caído, soy un fenómeno horrible, guardo el espejo y aprovecho para sacar debajo de mi almohada unas pastillas para no quedarme embarazada, es algo que me regalo la boticaria después de que fuera a su tienda con lágrimas en mis ojos rogándole que no me permitiera traer a un hijo a este mundo. Esa fue la primera vez que mi padre me toco, estaba tan asustada, pero no era tonta, sabía que si no me protegía quedaría embarazada, solo rezo cada noche no tener ninguna enfermedad de trasmisión sexual, pero
MUERTE O VIDA Toma mi cabello con fuerza y mete su verga en mi boca, cierro mis ojos y dejo que él haga todo el trabajo mientras escucho sus relinchos, empieza a hundirse más en mi boca y las arcadas no se hacen de esperar haciendo que él se detenga. —¡Maldita estúpida! Ni una mamada sabes hacer bien —golpea mi cara tirándome, el sabor de la sangre recorrer mi boca, ese un sabor a metal tan desagradable. Y entonces en mi mente se enciende una alarma y el cuchillo que tome llega como un destello de esperanza, tomo el mango mientras él… me insulta una y otra vez, lo apretó fuertemente entre mis manos huesudas, pero todos esos pensamientos oscuros son descartados por una voz dentro de mi cabeza»Si lo atacas, ese hombre a fuera morirá «suelto el cuchillo y mis lágrimas caen el suelo de la fría cocina me vuelvo a levantar frente a él, tomo su pene y lo meto dentro de mi boca sintiendo como la bilis sube por mi garganta él me levanta con fuerza colocándome a centímetros de su cara. —No si
CADENAS Desapareció…. Esas fueron las palabras que salieron de mi boca al abrir el corral y no ver a ese hombre que noches anteriores me había amenazado… o advertido ya ni sé lo que significaba lo que me dijo. Le di tantas vueltas en la noche que hoy lo iba a enfrentar con las piernas temblorosas, él era la persona que iba a matarme, a liberarme de mis cadenas, pero ahora ya no estaba…. Una idea cruzó por mi cabeza, ¿y si estaba en el río como el primer día que lo encontré? Corro a la casa, y tomo la canasta para que mi madre no me descubra, pero cuando estoy a punto de salir me topo con ella. —Claus te espera en el bar, me pago por adelantado por ti —dice con frialdad entrando en casa. Un nudo se amarra en mi garganta, camino hasta el río y sin darme cuenta ya estoy corriendo y buscándolo por todas partes, mi respiración es agitada y mis lágrimas empiezan a nublar mi vista. Cuando llego al final del río mis esperanzas se desvanecen con él, me arrodillo lentamente y lloro hasta queda
JUSTICIA Su expresión es altiva y por lo visto se ve mejor que la última vez que lo vi, su ropa está pulcra llevando un traje color vino tinto y como lo supuse el día que lo encontré es mucho más alto que yo. Su presencia denota poder, uno del cual no entendía muy bien, un poco de barba en su quijada y esos ojos ámbar de mirada sagaz que hacen que tu piel se erice de terror, me quedo viéndolo sin poder creer lo que ven mis ojos… pensé que se había ido dice mi mente en constante bucle. —¡¿Qué hiciste Lucia?! Esto debe ser tu culpa, eres una… —no termina la frase, ya que es interrumpida por el hombre que tiene su cabeza en el piso, la presiona con fuerza y suelta. —¡Los muebles no hablan, así que calle su puta boca! —se sienta relajado en uno de los muebles viejos que hay, y sin importarle los gritos y sollozos de mi madre, pone sus pies encima de su cuerpo como si fuera alguna especie de reposapiés. Y entonces, como nunca había visto desde que tengo uso de razón, lágrimas genuinas br
VERDUGO—Traigan a las niñas —dice lanzando su cigarro al suelo, y luego pisándolo. Una mujer con traje y con mirada fría entra al lugar con un maletín plateado, lo deja al lado del Sr que no ha podido dejar a un lado su inmensa emoción. Él se acerca a la chica y le susurra algo en su oído, ella me mira sin ninguna expresión en su cara, se acerca hasta mí, y me empuja hacia la salida. Lo último que puede ver es al Sr sacar un cuchillo de mango elegante y a mi padre retroceder con apuro.—Mi Sr me pidió que curara tus heridas —dice para que mi atención se centre en ella. Un grito profund