En la mañana siguiente ambos se encontraron en la puerta del elevador y solo se saludaron. Bajaron y fueron directamente a la fábrica.
El nuevo gerente había arreglado todos los detalles del traslado y en menos de cuarenta minutos ya se encontraban en las instalaciones de producción, fuera de la gran ciudad.
Los trabajadores estaban furiosos, por lo que mantuvieron una larga charla con promesas de mejorar sus beneficios laborales. El nuevo gerente, Aiko Kobayashi, solicitó al su departamento de prensa fotografías de cada momento y por último, una con los dueños de la compañía.
—Si no le molesta, señor Kobayashi, me gustaría revisar los contratos de todos los empleados de la fábrica. También me gustaría ir a la oficina central para revisar las estrategias de publicidad que manejan; me han dicho que tienen un excelente equipo de marketing —manifest&
Luck regresó a Londres al día siguiente de que Megan se marchara a Japón y fue directamente a casa de Natasha.—Megan tuvo que ir a Tokio por asuntos de trabajo —le informó de mala gana la pelirroja.—¿A Tokio? —indagó con incredulidad—. No me dijo nada al respecto… —musitó para sí mismo.—Fue algo de último minuto; Dina la envió de nuevo fuera del país ni bien pisó la ciudad. Además, Megan te llamó pero no respondiste. No tenía modo de avisarte.—Ya veo… —replicó molesto—. Mi móvil está en reparación, tal vez por ese motivo no pudo entrar la llamada.—Está molesta —le dijo Natasha entonces—. Tú y Bianca Evans, ¿tienes algo que decir al respecto?—Ese es un asunto mío y en todo cas
Megan salió del tocador y Derek ya no estaba. Se sentía un poco mejor luego de descargar su estómago y darse aquella ducha, pero de todos modos, pediría un café y unas pastillas para la resaca en recepción.Cuando se dispuso a llamar, vio su móvil en la cama y recordó que Derek le había dicho que la llamaban. Tomó el teléfono y fue al registro de llamadas, viendo el nombre de Luck.De inmediato volvió a marcar su número y al cuarto repique él contestó.—Hola… —dijo Megan en un susurro ya que él no habló—. ¿Cómo estás?—¿Cómo crees que me siento luego de que tu esposo respondiera a mi llamada? —le dijo él en un tono tosco que a Megan le dolió.Ella respiró hondo y tragó grueso para responderle:—Supongo que de la misma ma
Pasaron los días y la noche del lanzamiento de la nueva colección, que sería en el Rosewood London Palace, había llegado. Durante las últimas tres semanas, Megan no contestó las llamadas de Luck. Tampoco la había ido a buscar porque no estaba al tanto de que regresó a su casa y dada la llegada de la presentación de una nueva colección, pasaba más tiempo con el equipo de marketing en el salón de eventos y tiendas comerciales principales, por lo que tampoco se lo cruzó en la empresa.Derek había ido a recoger algunas pertenencias y conversaron sobre los términos del divorcio. Aunque tenía buena predisposición para el asunto, Megan notó que él no estaba de acuerdo con la separación y que le costaba asimilar que su relación había acabado. De todos modos, omitió los sentimientos del hombre que había amado con todo su corazón porque, si anteponía los deseos de Derek, dejaría de lado su felicidad.Sin embargo, esa noche debía ser su compañera y hacerlo tampoco le resultaba desagradable. Él e
Esos días estuvo demasiado atareada y con constantes mareos. Apenas se daba tiempo a comer, sin dejar de mencionar que su apetito era prácticamente nulo. Respiró profundo, observó el cielo estrellado y la luna llena que iluminaba sin inconvenientes aquel hermoso jardín. Por un momento, había estado feliz porque creyó que al fin todo lo malo acabaría y podría iniciar una nueva vida. Resopló, recordando que estaba irremediablemente enamorada de aquel hombre que llegó a su vida como un rayo de sol que daba esperanzas después de una tormenta.Sin embargo, no podía hacerse ilusiones con él porque le había demostrado que no sería capaz de soportar su situación, de comprenderla, de confiar en ella, y temía que la abandonase a medio camino. Prefería llevar sola su embarazo, a escucharlo dudar de si el bebé era suyo.Negó, emitiendo un lamentable suspiro.—¿Podemos hablar?Escuchó a su espalda y se tensó.Era la voz de Luck y sonaba algo irritado.—¿Qué haces aquí? —dijo Megan, volteando la ca
Al Rosewood London Palace, Luck llegó del brazo de Bianca Evans, a quien los paparazzis atacaron con preguntas sobre su relación con el empresario escocés.Luck poco y nada le había prestado atención al asunto y sus ojos azules se dedicaron a buscar a la mujer que lo había evitado por tres largas semanas. Si bien, hubiera sido fácil para él acorralarla en ese mismo sitio donde supo pasaba la mayor parte del tiempo, ultimando detalles para esa noche, por primera vez siguió el consejo de Adrián y esperó pacientemente a que llegara ese momento para disipar todas sus dudas en relación a Megan y la familia Casiragi.Cuando al fin su mirada la encontró, quedó obnubilado con la belleza de la mujer que lo había embrujado. Tenía puesto un vestido azul con finos tirantes y un profundo escote que dejaba ver su aterciopelada y blanca piel.—Además de talentosa, es hermosa. —Bianca lo sacó de sus pensamientos—. Te sugiero que cierres la boca y que disimules; su esposo no te quita la vista de encim
Desde la mañana en la que se había enterado de quién era en realidad, debió haber parado con ese tonto juego de liarse con ella para no resultar el completo iluso que estaba siendo en aquel momento.Después de la pasión que habían compartido, le pareció que ella fue sincera; lo había mirado a los ojos y respondido sin remordimientos que nunca le había mentido, cuando en ese instante le daba la espalda a cambio del puesto de presidente de la empresa de su esposo.Entonces, se arrepintió de haberla llevado a Milán sin esperar a conocerla mejor. Se lamentó por haberla conocido, por haberle hecho el amor en Edimburgo, en Milán y cometer el mismo error allí, perdiendo nuevamente el control con su sola cercanía.—Tiene que haber una explicación… —susurró Bianca a su lado.—Si quieres seguir haciéndote falsas ilusiones con ese hombre, adelante —le respondió—. Yo no pienso seguir siendo parte de este absurdo juego. Me largo… —masculló con la voz quebrada, dando media vuelta y caminando en dir
Esa noche, Luck decidió que no bebería para mitigar la presión que sentía en su pecho; emborracharse no le ayudaría en nada. Estaba exasperado y cansado por la última discusión que tuvo con Megan. Suspiró y se tumbó en la cama sin desvestirse, quedándose dormido al instante. A las pocas horas, se despertó con un terrible sentimiento de vacío. Se había enamorado de una mujer sin escrúpulos, que se le metió en el corazón y lo hirió de forma irreparable.No quería pensar en ella. Evocarla era como si le dieran un puñetazo en la boca del estómago, pero no lo podía evitar. Su fugaz relación con la nuera de su socia, se había terminado.Imaginársela reconciliada con su esposo, hizo que tomara la decisión de regresar a Edimburgo y, después de correr un buen rato para despejar su mente, llamó a Adrián. Mientras lo esperaba, se duchó e intentó trabajar, pero no pudo. Le era imposible concentrarse.—Al parecer, te has tomado con bastante calma lo de ayer —lo fastidió su amigo, bebiendo el caf
—¡Soy un imbécil!—Menos mal te has dado cuenta —refutó Adrián, rodando los ojos y resoplando con fastidio—. Siéntate, Luck.El susodicho hizo lo que le pidió y esperó pacientemente a que su amigo hablara.—Yo pienso que tú eres el problema y no los asuntos de esa mujer. Te vuelves inmaduro, inseguro y estúpido cuando se trata de ella y te desconozco. Nunca te había visto titubear tanto en una relación y cometer tantos errores. ¿Estás seguro de que Megan es la mujer indicada para ti? —cuestionó con toda la seriedad del mundo.Luck sonrió como un tonto, pensando en los besos de Megan, en su aliento erizándole los vellos de su piel. Sus ojos verdes que lo desarmaban por dentro y su seductora boca que, con un pequeño roce, lograba que le ardieran las entrañas. No pudo dejar de evocar sus pequeñas y suaves manos recorriendo su cuerpo que se quemaba bajo su tacto. Y su piel aterciopelada… ocuparía toda su vida besando su sedosa tez.Definitivamente, esa mujer se había adueñado de la mitad