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Capítulo 5. Has perdido un proyecto millonario

Justo en ese momento, cuando ella se estaba cuestionando en sí esperar que Benjamín resolviera su problema, llegó Iván Alayón, con una amplia sonrisa, y comenzó a saludar al señor Smith.

—Señor Smith, no sé si me recuerda… yo soy Iván Alayón, primo de Lyon, un familiar del asistente principal del patriarca de los Grey, mucho gusto —saludó, extendiendo la mano—. Es un placer coincidir con una persona de su importancia —halagó al hombre y este se hinchó de orgullo—. No sabía que estaba en la ciudad, de haberlo sabido le habría dado el recibimiento que se merece, aunque puedo muy bien invitarlo a comer después que se desocupe de aquí —como lo vio serio frunció el ceño y lo interrogó— ¿Qué sucede? ¿Tiene algún problema? Si puedo ayudarlo, no dude en pedírmelo, estamos para servirle —pronunció con una expresión servil, que causó un poco de molestia en Ana Sofía, porque no le gustaba, adular a la gente, sin embargo, apretó la boca, para no dejar salir lo que pensaba. 

—Señor Alayón, no recuerdo haberlo visto nunca. Y sí, estoy un poco liado, creí que los Celedón eran una familia sería… pero ahora, al estar frente a esta situación, he comprobado su ineficiencia, seguro el éxito que han tenido se lo deben a las generaciones pasadas, porque estas… —hizo un gesto despectivo hacia Ana Sofía y sus hermanos—… dejan mucho que desear, me abruman de tan decepciónate que son… lo mejor será que me vaya y no cierre ningún negocio con ellos, si apenas en esta fase, donde están interesados en firmar no demuestran seriedad, que pasará cuando ya estén contratados, lo sucedido es una clara muestra de lo poco confiable que son. Esta señora —mencionó señalando a Ana Sofía con una expresión despectiva—… no supo manejar el programa, ejecutó mal un comando y dañó todo el proyecto, no voy a darle ninguna oportunidad. Será mejor que me vaya, no pienso seguir perdiendo el tiempo con esta gente, pensé que eran diferentes.

—Por favor, señor Smith, voy a pedirle un favor, la señora Ana Sofía es mi amiga, ¿Podría darle una oportunidad de hacer su presentación?

—Señor Alayón, no entendió que la exposición se interrumpió por un mal manejo del programa y ya no tengo tiempo que perder en este lugar, no es el único sitio donde estaré, tengo otros compromisos que cumplir, petición de la familia Grey y no puedo dejarlos en mal.

—No se preocupe, señor Smith, como le dije soy bastante cercano a los Grey, me encargaré de llamarlos y pedir una prórroga.

El hombre se retiró a hacer una llamada, y contactó a su familiar.

—Aló, Lyon, querido primo, necesito un favor tuyo, urgente… estoy interesado en ganarme la confianza de una distinguida dama, miembr0 de una de las familias más selectas de la ciudad… sabes que mis finanzas no están del todo bien, requiero inyectar un sustancioso capital y mis ojos están puestos en ella —se justificó frente a su primo.

—¿Quién es ella? ¿Acaso la conozco? —interrogó su interlocutor con curiosidad.

—Es la hija de Genaro Celedón.

—¡La desfigurada! ¡Estás loco hombre! Dicen que su rostro quedó deforme a consecuencia de un accidente, además, está casada, mejor te aconsejo buscar otra, hay mujeres de familias pudientes y con hijas menos feas.

—Mira, escuché que Celedón va a darle el poder a unos de sus hijos incluyéndola a ella, si la designa como CEO de su empresa, su esposo tendrá mucho poder incluso en la ciudad y en cuanto a su esposo actual… existe el divorcio y si no se puede también pueden ocurrir los accidentes… y quedar viuda… por eso quiero saber ¿Cómo estás con tu contacto dentro de la familia Grey? —interrogó, sin dejar de ocultar su ansiedad, pues veía allí la oportunidad de lograr obtener por lo menos el agradecimiento de Ana Sofía.

—Tendría que llamar a mi primo, porque es él quien conoce a alguien, que a su vez es amigo del ayudante de la mano derecha de la familia Grey. Dame media hora para contactarlo y te aviso —Habló la persona cortando la llamada, sin dejarlo replicar.

Iván se sintió frustrado, no podía esperar más tiempo, porque Smith se iría, y si no lograba resolver esta situación, la mujer no iba a confiar en él, apretó su boca en un gesto de molestia cuando vio la pantalla de la presentación reanudarse y esta vez una sonrisa de satisfacción surgió en su rostro, no sabía quién ni cómo se solucionó, pero esa era su oportunidad de hacerles creer a todos el poder que tenía frente a los Grey y con una sonrisa de satisfacción caminó hacia donde estaba el grupo quienes miraban sorprendidos la pantalla.

Por su parte, Benjamín logró reparar todos los archivos y poner en funcionamiento el programa desarrollado por su esposa, ante la curiosa mirada de su hijo, quien lo observaba como su supiera lo que su padre estaba haciendo.

—¿Viste pequeño? Y así es como el dúo, padre e hijo Grey, logran solucionar el problema de mamá, para que ella salga bien parada y nadie pueda cuestionar su profesionalismo —pronunció alegre mientras el pequeño Alejandro aplaudía emocionado a su padre—. Vamos a informarles que todo está listo, sin decir que fuimos nosotros… sabes que debemos mantener bajo perfil, ninguno debe saber de dónde venimos mi pequeño —señaló guiñándole el ojo al niño.

Lo tomó del asiento, se salió del sistema de las Empresas Grey, y borró todo rastro de que ingresó, para luego caminar dónde estaban los otros, lo que no esperó fue ver de nuevo a Iván Alayón, presumiendo ante los presentes, atribuyéndose la solución que había dado él, no obstante, se mantuvo alejado observando, estudiando la conveniencia o no de decir que fue quien solucionó el problema o mantenerse bajo perfil y enseguida las palabras de su madre llegaron a su mente de manera clara «Benjamín, procura siempre mantenerte bajo perfil, es preferible que la gente te subestime y te mire con desprecio, al exponer tu verdadera identidad, porque eso va a despertar la atención de la gente hacia ti y por ende de los enemigos, debes aprender a controlar tu carácter, tus emociones», esas palabras lo hicieron mantenerse al margen y dejar que los acontecimientos siguieran su curso, observó en silencio a Alayón.

—¡Ya está solucionado! Llamé a mi primo y él se encargó de ordenar al personal de la empresa y a control remoto restauraron el archivo —. La mirada de todos se voltearon a él sorprendido, incluso con admiración, mas eso no fue limitante para él y no perdió oportunidad para aprovecharse y enamorar a la mujer—. Señorita Celedón, para mí es un placer poderla ayudar, sabe cuáles son mis sentimientos … y que por usted soy capaz de mover cielo y tierra tan solo para complacerla, y no dejar que nada, ni nadie, la pueda perturbar —pronunció el hombre con aparente caballerosidad, mientras tomaba la mano de Ana Sofía y la besaba en su dorso.

Ana Sofía respiró profundo y retiró su mano, se encontraba en una disyuntiva, porque aunque el hombre no era para nada de su agrado, no podía hacerle un desplante después de haberla ayudado, por lo cual sonrió con amabilidad.

—De verdad, señor Alayón, que cuenta usted con mi absoluta gratitud, si necesita algo de mí, no dude en pedírmelo y con gusto, si está a mi alcance, cuente con ello —respondió con cortesía.

—Por supuesto, señorita Ana Sofía, usted tiene muchas cosas… que no solo necesito, sino también deseo —pronunció con doble sentido, causando un ligero rubor en el rostro de la chica.

Todos creyeron que fue quien solucionó y la escala de aceptación de los presentes hacia él, se elevó.

—Entiendo todas sus gestiones, sin embargo, también lamento mucho, no poder continuar viendo la presentación, tengo un compromiso con un cliente potencial y en verdad no puedo quedarme por más tiempo, todo está cronometrado.

El señor Smith, se despidió ante la tristeza de Ana Sofía y la sonrisa de satisfacción de sus hermanos, ella se recostó de la gran mesa, con un suspiro de frustración, al mismo tiempo que se pasaba la mano por la cabeza.

—Lo siento hermanita, así el señor Alayón te haya ayudado, no pudiste hacer nada. Has perdido un proyecto millonario y eso mi padre no te lo va a perdonar, quizás hoy mismo termines fuera de la empresa y de la casa de los Celedón. De verdad que me causa lástima tu situación, porque no sé qué será de tu vida y la de tu hijo, sin empleo, sin un techo y con un marido inútil… yo, siendo tú, estudiaría la posibilidad de divorciarte y ver la propuesta del señor Alayón —pronunció Montes justo en el momento cuando llegó Genaro Celedón.

—¿Cómo van? ¿Terminaste la presentación? —interrogó el hombre. Sus hermanos no perdieron oportunidad de acusarla.

—¡Ay papá! Solamente a ti se te ocurre confiar en Ana Sofía, a ella se le está pegando lo inútil de su marido… Corrió a Smith y perdió la cuenta —mencionó Horario, mientras el rostro de Genaro se teñía, de Carmesí producto de la cólera.

—Dime Ana Sofía, ¿Acaso fuiste capaz de perder esa negociación? —la muchacha se quedó en silencio sin pronunciar palabra y su padre repitió —. Te hice una pregunta, ¡¡¡Respóndela!!! —exclamó con violencia haciendo saltar a todos con su grito.

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