Al quedarse sola, Inna se queda sumida en sus pensamientos y emociones. Hay algo en la intensidad del beso, en la forma en que Dmitry la miró después, que la deja completamente desarmada.Al pensar en lo ocurrido siente un torbellino de sensaciones, una mezcla de rabia, confusión y, en el fondo, una chispa de esperanza que no se atreve a reconocer. Pero ahora, mientras está sola, esa chispa se convierte en una llama suave y cálida que comienza a envolverla por completo. Contrario de lo que pensaba que podría pasar cuando se vieran de nuevo, Dmitry no la mira con reproche, como ella esperaba, sino con algo mucho más profundo. En sus ojos hay una mezcla de emociones que no sabe identificar, pero que la ayudan a sentirse aún más cálida.Inna se permite perderse en el recuerdo de la mirada de Dmitry, en la forma en que la observó después del beso. Y lo que encontró allí le hizo sentir que aquello no fue un simple roce, ni un acto impulsivo. En sus ojos había algo más, algo que la hizo sen
Debido a la forma tan seria en la que Dmitry le pide que tome asiento, por un momento Inna siente que arruinó todo, sensación que se incrementa cuando un mercado silencio se instala entre ellos.Pasan algunos minutos mientras Inna y Dmitry permanecen sentados frente a frente. Ella estudia su rostro, notando un aire de seriedad que poco o nada tiene que ver con su ánimo habitual. Por su parte, Dmitry juguetea con su pulgar sobre el dorso de la mano de Inna, trazando círculos invisibles sobre su piel antes de dejar salir un pesado suspiro y luego sus palabras.—¿Sabes?... —comienza, su tono bajo, casi un susurro, algo no muy habitual en él—. Lo que voy a decirte, es algo que no suelo compartir. Hablar de mi pasado no es algonque pueda hacer con facilidad, pero siento que… contigo es diferente. Quiero que sepas la verdad sobre mí.Inna ladea la cabeza, visiblemente intrigada. Las palabras de Dmitry siempre dejan en claro que tienen un fuerte peso en ellas, pero esta vez, es claro que l
Nikolay recorre con pasos firmes el cuidado jardín de la casa de su padre, una vez que entra en la casa, es recibido por el frío ambiente que hay dentro de aquellas paredes. Las luces doradas de los candelabros iluminan las paredes revestidas con colores ocres y fríos, y el eco de sus zapatos resuena en el silencio opresivo de la casa mientras camina hasta el lugar donde sabe que encontrará a su progenitor.Al llegar a la biblioteca, abre la puerta después de dejar un par de ligeros toques sobre esta y efectivamente, allí encuentra a Alexey sentado en un sillón de cuero frente a la chimenea, con un periódico desplegado entre sus manos y una taza de té a su lado. Sin levantar la vista, el hombre mayor apenas si murmura un saludo. —Padre, necesitamos hablar —dice Nikolay, sin rodeos, cerrando la puerta detrás de él y caminando hasta detenerse en el sillón frente a él. Alexey frunce el ceño, pero no aparta la vista de las páginas impresas. —Espero que sea importante, Nikolay. Hoy no e
Cuando llegan junto al Jeep de Dmitry, Inna se detiene y lo mira fijamente mientras él abre la puerta del auto. La brisa nocturna acaricia su rostro, pero lo único que siente con claridad es el calor de su mano, aún firmemente entrelazada con la de Dmitry.En ese preciso momento, no sabe cómo actuar, ni qué palabras decir, pero lo que sí sabe es que se niega a soltarlo.Dmitry siente como el agarre de Inna sobre su mano se hace un poco más fuerte, acto que le deja en claro su vacilación, por lo que gira la cabeza hacia ella. Su mirada es suave, casi reconfortante, y una sonrisa se forma en sus labios mientras se asegura de que nadie esté observando. Da un paso hacia ella, reduciendo la distancia entre ambos, y su mano libre se alza para acariciar el rostro de Inna con una delicadeza que la hace contener el aliento.—Inna —murmura él con una sonrisa, ladeando la cabeza.Ella no responde de inmediato a su llamado. Sus ojos simplemente permanecen fijos en los de él, y aunque no dice una
El rostro de Nikolay se encuentra encendido de rabia. La puerta golpea contra la pared cuando irrumpe en la oficina del director del hospital, y el sonido resuena en la pequeña oficina. El médico levanta la vista de los papeles que revisa, pero antes de poder hablar, Nikolay lo interrumpe. —¡Quiero una explicación! —exige, su voz cargada de toda la furia que puede expresar.El médico se ajusta los lentes mientras observa con cautela al hombre frente a él, conoce bien a Nikolay y su carácter iracundo, así como hasta donde es capaz de llegar cuando se encuentra en ese estado.—Señor Morozov, si me permite explicarle…—¡Eso es lo que espero!, quiero que me explique ¿Cómo demonios permitieron que esto pasara? —grita Nikolay, avanzando hacia el escritorio, golpeando con sus manos sobre este. Su tono volviéndose aún más amenazante. El médico se aclara la garganta, incómodo y bastante asustado, pero trata de mantener la compostura. —Señor Morozov, le aseguro que… —¡No me asegures nad
༺ Abrau-Dyurso / Rusia. ༻ ༻ Siete Años Atrás. ༺ ¿Cómo es que todo esto había podido pasar? Anastasia apenas siente el frío metal de las esposas rodeando sus muñecas. Las luces de los flashes la ciegan una y otra vez, pero no de la manera que ella lo había soñado. El vestido de encaje blanco que eligió con tanto cuidado, que debía ser el símbolo de su felicidad, ahora está cubierto de manchas intensamente rojas. La sangre, la misma sangre que cubre sus manos, tiñe de carmesí la tela inmaculada. Su mente no puede procesar lo que está sucediendo; unas horas atrás, estaba riendo, emocionada por su nueva vida, por el futuro que iba a compartir con el hombre que amaba. Ahora, todo lo que queda es el eco sordo de su respiración entrecortada, su mirada vacía y el caos a su alrededor. —¡¿Señorita Ivanova?! ¡Anastasia! —grita uno de los periodistas mientras las cámaras estallan a su alrededor, como si el horror frente a ellos fuera solo otro espectáculo para cubrir. Ellos no ven lo que ella
El sonido monótono de los ventiladores en la sala de juicio apenas es audible sobre el murmullo de los asistentes. Es el quinto día del juicio, y la tensión se vuelve cada vez mayor a medida que impregna el aire como una tormenta a punto de estallar. Anastasia está sentada en el banquillo de los acusados, sus manos frías y temblorosas descansan sobre sus rodillas, y la marca roja de las esposas marca su piel, aunque ya no las lleva puestas.El traje negro que lleva es otorgado por la prisión, su corazón duele al pensar que en esos días su madre no se ha acercado a ella, ni siquiera ha asistido a las sesiones del juicio. Eso le deja en claro que, para su madre, ella es la culpable, y esa es la única sentencia que le marca.Hoy es el último día del juicio, el día en que Nikolay testificará. El hombre al que ama, al que alcanzó a darle el sí antes de que la tormenta comenzara. El único que puede salvarla de esta pesadilla. Anastasia había esperado este momento como un quien espera un sal
༻ Siete Años Después. ༺—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —pregunta mientras corta un trozo de la carne de su plato y la lleva a su boca.—Nuestros hombres ya confirmaron la información —responde con seguridad mientras mantiene su mirada fija en el pelinegro—. A estas horas ya el fúnebre debe estar llegando al pueblo.Tras esas palabras, el pelinegro se queda momentáneamente en silencio. Dejando de lado su plato de comida, extiende su mano y toma su copa, la observa un momento antes de dar un trago corto y degustar el sabor del vino.Cuando la noticia de que el viejo doctor había muerto, él sinceramente esperó por un momento que aquello no fuera más que un simple rumor. Por cinco largos años había estado buscando dónde se había metido aquel hombre y ahora que por fin había logrado dar con su paradero, se hallaba con la desagradable noticia de su muerte.—¿Quién queda que pueda ayudarnos a obtener la información que quiero? — pregunta de vuelta mientras extiende su mano para dej