Nikolay recorre con pasos firmes el cuidado jardín de la casa de su padre, una vez que entra en la casa, es recibido por el frío ambiente que hay dentro de aquellas paredes. Las luces doradas de los candelabros iluminan las paredes revestidas con colores ocres y fríos, y el eco de sus zapatos resuena en el silencio opresivo de la casa mientras camina hasta el lugar donde sabe que encontrará a su progenitor.Al llegar a la biblioteca, abre la puerta después de dejar un par de ligeros toques sobre esta y efectivamente, allí encuentra a Alexey sentado en un sillón de cuero frente a la chimenea, con un periódico desplegado entre sus manos y una taza de té a su lado. Sin levantar la vista, el hombre mayor apenas si murmura un saludo. —Padre, necesitamos hablar —dice Nikolay, sin rodeos, cerrando la puerta detrás de él y caminando hasta detenerse en el sillón frente a él. Alexey frunce el ceño, pero no aparta la vista de las páginas impresas. —Espero que sea importante, Nikolay. Hoy no e
Cuando llegan junto al Jeep de Dmitry, Inna se detiene y lo mira fijamente mientras él abre la puerta del auto. La brisa nocturna acaricia su rostro, pero lo único que siente con claridad es el calor de su mano, aún firmemente entrelazada con la de Dmitry.En ese preciso momento, no sabe cómo actuar, ni qué palabras decir, pero lo que sí sabe es que se niega a soltarlo.Dmitry siente como el agarre de Inna sobre su mano se hace un poco más fuerte, acto que le deja en claro su vacilación, por lo que gira la cabeza hacia ella. Su mirada es suave, casi reconfortante, y una sonrisa se forma en sus labios mientras se asegura de que nadie esté observando. Da un paso hacia ella, reduciendo la distancia entre ambos, y su mano libre se alza para acariciar el rostro de Inna con una delicadeza que la hace contener el aliento.—Inna —murmura él con una sonrisa, ladeando la cabeza.Ella no responde de inmediato a su llamado. Sus ojos simplemente permanecen fijos en los de él, y aunque no dice una
El rostro de Nikolay se encuentra encendido de rabia. La puerta golpea contra la pared cuando irrumpe en la oficina del director del hospital, y el sonido resuena en la pequeña oficina. El médico levanta la vista de los papeles que revisa, pero antes de poder hablar, Nikolay lo interrumpe. —¡Quiero una explicación! —exige, su voz cargada de toda la furia que puede expresar.El médico se ajusta los lentes mientras observa con cautela al hombre frente a él, conoce bien a Nikolay y su carácter iracundo, así como hasta donde es capaz de llegar cuando se encuentra en ese estado.—Señor Morozov, si me permite explicarle…—¡Eso es lo que espero!, quiero que me explique ¿Cómo demonios permitieron que esto pasara? —grita Nikolay, avanzando hacia el escritorio, golpeando con sus manos sobre este. Su tono volviéndose aún más amenazante. El médico se aclara la garganta, incómodo y bastante asustado, pero trata de mantener la compostura. —Señor Morozov, le aseguro que… —¡No me asegures nad
Dentro de la estancia, la luz de la lámpara proyecta sus sombras contra las paredes de la sacristía. Mientras Artem sostiene un vaso con agua entre sus manos, sus dedos tiemblan ligeramente, pero intenta mantener la compostura y no dejarse arrastrar totalmente por el miedo mientras escucha la voz de Lena al otro lado de la habitación. Ella habla con su tono habitual, frío y calculador, carente de toda intención de siquiera escuchar o permitir que se le cuestione, pero dejando eso de lado, solamente presta atención a las palabras que pronuncia y que lo golpean como un rayo: Vera ha desaparecido.Perdiendo la fuerza de su cuerpo el vaso se le escapa de entre sus manos y cae al suelo con un estruendo que rompe el silencio solemne del lugar. Los fragmentos de vidrio se dispersan a sus pies, pero Artem no los mira, dejando aquel detalle totalmente carente de importancia. Todo su enfoque está en sus manos temblorosas, mismas que viajan hasta su rostro y pasan sobre este con fuerza buscand
Dmitry detiene la camioneta justo frente a la entrada principal de la casa. Observando el reloj en su muñeca nota que este Marca a las 8:00 en punto de la mañana, pero aún así no se ve a ninguno de los trabajadores caminando por los patios, por el contrario, estos se mantienen en un mercado silencio y tranquilidad que es inusual en la hacienda, después de todo a esa hora ya son varios los caballos que se encuentran en el redondel o siendo atendidos por los peones.Apagando el motor, Dmitry abre la puerta del conductor y baja para luego rodear la camioneta y abrir la puerta del copiloto a Layeska que no tarda mucho en también bajar y sonreír emocionada.Layeska, observa a través del patio y cuando su mirada se posa en el establo y nota la presencia de un par de peones, levanta su mano para saludarlos con total emoción, esto que es devuelto por los dos hombres antes de seguir alimentando a los caballos.—¿Dónde está todo el mundo? —Dmitry deja salir su pregunta en voz baja, más para sí m
Los tres se encuentran en la sala de estar viendo una película, Inna se encuentra en el medio de sus dos mayores mientras en la pantalla se suceden las imágenes de “los cuentos rusos”. Inna se encuentra concentrada en acariciar los cabellos de Layeska mientras la niña pierde el interés en la tv y se incorpora para poder ver mejor a la mayor.—Inna, ¿cómo es Moscú? —pregunta con genuina curiosidad.Al escuchar su pregunta, Inna aparta la mirada de la televisión y la lleva a Layeska, encentrándose con los ojos brillantes de la niña fijos en ella, llenos de una ilusión contagiosa. Por un momento, Inna se queda en silencio, evaluando la intensidad de aquella mirada, como si en las palabras que fuesen a salir de su boca, la pequeña estuviera poniendo toda su ilusión.—¿Moscú?... —pregunta pues no entiende a que viene esa pregunta, pero al final sonríe levemente antes de responder—. Es una ciudad hermosa, llena de vida. Siempre está en movimiento, las calles están repletas de gente y eso la
Layeska apenas si puede contener su emoción mientras observa por la ventana del taxi. A medida que el auto se desplaza a lo largo de la ciudad, sus ojos brillan mientras tratan de captar cada detalle del paisaje que se despliega ante ella. Los altos edificios se alzan imponentes, las calles bulliciosas están llenas de vida, y los parques que se vislumbran a la distancia parecen invitarla a correr y jugar.—¡Es justo como me dijiste, Inna! —exclama la niña, volteando hacia ella con una sonrisa que ilumina todo su rostro.Inna, sentada a su lado, sonríe con calidez para luego acariciar suavemente el cabello de la pequeña.—Te dije que Moscú es un lugar muy hermoso, me alegra ver que te gusta y es lo que esperabas —responde, sin apartar la vista del entusiasmo de Layeska.A medida que avanzan por las caóticas calles, los edificios modernos comienzan a dar paso a grandes casonas que bordean una zona más tranquila. Layeska observa asombrada, imaginando que esas casas podrían pertenecer a p
Cerrando la puerta tras de ella, Inna baja a Layeska y le dedica una sonrisa mientras la mira fijamente, encontrándose con la mirada llena de inocencia de Layeska.—¿Pasa algo? — pregunta con total inocencia, no porque realmente note algo, sino por reflejo de su propia curiosidad infantil—. Creo que mi tío Grigori conoce a tu amigo— agrega mientras ve hacia la puerta cerrada tras de Inna.—Sí, eso parece…—responde mientras al igual que Layeska dirige su mirada hacia la puerta cerrada.Dejando salir un suspiro, prefiere, por el momento, llevarse a Layeska y deja que Arman arregle sus asuntos, ya después podría hablar con él obtener una explicación.—Bien ¿qué opinas de ir a comer helado? —pregunta mientras regresa su mirada hacia Layeska.—¡Vamos!༺༻ SHCHEPKINA ST ༺༺—¿Entonces es viable creer que el nuevo tratamiento podría tener algo que ver? —pregunta el doctor mientras observa fijamente a la doctora, y aunque su rostro se muestra sereno, su aura es la de alguien preocupado.—Podr