El rostro de Nikolay se encuentra encendido de rabia. La puerta golpea contra la pared cuando irrumpe en la oficina del director del hospital, y el sonido resuena en la pequeña oficina. El médico levanta la vista de los papeles que revisa, pero antes de poder hablar, Nikolay lo interrumpe. —¡Quiero una explicación! —exige, su voz cargada de toda la furia que puede expresar.El médico se ajusta los lentes mientras observa con cautela al hombre frente a él, conoce bien a Nikolay y su carácter iracundo, así como hasta donde es capaz de llegar cuando se encuentra en ese estado.—Señor Morozov, si me permite explicarle…—¡Eso es lo que espero!, quiero que me explique ¿Cómo demonios permitieron que esto pasara? —grita Nikolay, avanzando hacia el escritorio, golpeando con sus manos sobre este. Su tono volviéndose aún más amenazante. El médico se aclara la garganta, incómodo y bastante asustado, pero trata de mantener la compostura. —Señor Morozov, le aseguro que… —¡No me asegures nad
Dentro de la estancia, la luz de la lámpara proyecta sus sombras contra las paredes de la sacristía. Mientras Artem sostiene un vaso con agua entre sus manos, sus dedos tiemblan ligeramente, pero intenta mantener la compostura y no dejarse arrastrar totalmente por el miedo mientras escucha la voz de Lena al otro lado de la habitación. Ella habla con su tono habitual, frío y calculador, carente de toda intención de siquiera escuchar o permitir que se le cuestione, pero dejando eso de lado, solamente presta atención a las palabras que pronuncia y que lo golpean como un rayo: Vera ha desaparecido.Perdiendo la fuerza de su cuerpo el vaso se le escapa de entre sus manos y cae al suelo con un estruendo que rompe el silencio solemne del lugar. Los fragmentos de vidrio se dispersan a sus pies, pero Artem no los mira, dejando aquel detalle totalmente carente de importancia. Todo su enfoque está en sus manos temblorosas, mismas que viajan hasta su rostro y pasan sobre este con fuerza buscand
Dmitry detiene la camioneta justo frente a la entrada principal de la casa. Observando el reloj en su muñeca nota que este Marca a las 8:00 en punto de la mañana, pero aún así no se ve a ninguno de los trabajadores caminando por los patios, por el contrario, estos se mantienen en un mercado silencio y tranquilidad que es inusual en la hacienda, después de todo a esa hora ya son varios los caballos que se encuentran en el redondel o siendo atendidos por los peones.Apagando el motor, Dmitry abre la puerta del conductor y baja para luego rodear la camioneta y abrir la puerta del copiloto a Layeska que no tarda mucho en también bajar y sonreír emocionada.Layeska, observa a través del patio y cuando su mirada se posa en el establo y nota la presencia de un par de peones, levanta su mano para saludarlos con total emoción, esto que es devuelto por los dos hombres antes de seguir alimentando a los caballos.—¿Dónde está todo el mundo? —Dmitry deja salir su pregunta en voz baja, más para sí
Los tres se encuentran en la sala de estar viendo una película, Inna se encuentra en el medio de sus dos mayores mientras en la pantalla se suceden las imágenes de “los cuentos rusos”. Inna se encuentra concentrada en acariciar los cabellos de Layeska mientras la niña pierde el interés en la tv y se incorpora para poder ver mejor a la mayor.—Inna, ¿cómo es Moscú? —pregunta con genuina curiosidad.Al escuchar su pregunta, Inna aparta la mirada de la televisión y la lleva a Layeska, encentrándose con los ojos brillantes de la niña fijos en ella, llenos de una ilusión contagiosa. Por un momento, Inna se queda en silencio, evaluando la intensidad de aquella mirada, como si en las palabras que fuesen a salir de su boca, la pequeña estuviera poniendo toda su ilusión.—¿Moscú?... —pregunta pues no entiende a que viene esa pregunta, pero al final sonríe levemente antes de responder—. Es una ciudad hermosa, llena de vida. Siempre está en movimiento, las calles están repletas de gente y eso la
༺ Abrau-Dyurso / Rusia. ༻ ༻ Siete Años Atrás. ༺ ¿Cómo es que todo esto había podido pasar? Anastasia apenas siente el frío metal de las esposas rodeando sus muñecas. Las luces de los flashes la ciegan una y otra vez, pero no de la manera que ella lo había soñado. El vestido de encaje blanco que eligió con tanto cuidado, que debía ser el símbolo de su felicidad, ahora está cubierto de manchas intensamente rojas. La sangre, la misma sangre que cubre sus manos, tiñe de carmesí la tela inmaculada. Su mente no puede procesar lo que está sucediendo; unas horas atrás, estaba riendo, emocionada por su nueva vida, por el futuro que iba a compartir con el hombre que amaba. Ahora, todo lo que queda es el eco sordo de su respiración entrecortada, su mirada vacía y el caos a su alrededor. —¡¿Señorita Ivanova?! ¡Anastasia! —grita uno de los periodistas mientras las cámaras estallan a su alrededor, como si el horror frente a ellos fuera solo otro espectáculo para cubrir. Ellos no ven lo que ella
El sonido monótono de los ventiladores en la sala de juicio apenas es audible sobre el murmullo de los asistentes. Es el quinto día del juicio, y la tensión se vuelve cada vez mayor a medida que impregna el aire como una tormenta a punto de estallar. Anastasia está sentada en el banquillo de los acusados, sus manos frías y temblorosas descansan sobre sus rodillas, y la marca roja de las esposas marca su piel, aunque ya no las lleva puestas.El traje negro que lleva es otorgado por la prisión, su corazón duele al pensar que en esos días su madre no se ha acercado a ella, ni siquiera ha asistido a las sesiones del juicio. Eso le deja en claro que, para su madre, ella es la culpable, y esa es la única sentencia que le marca.Hoy es el último día del juicio, el día en que Nikolay testificará. El hombre al que ama, al que alcanzó a darle el sí antes de que la tormenta comenzara. El único que puede salvarla de esta pesadilla. Anastasia había esperado este momento como un quien espera un sal
༻ Siete Años Después. ༺—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —pregunta mientras corta un trozo de la carne de su plato y la lleva a su boca.—Nuestros hombres ya confirmaron la información —responde con seguridad mientras mantiene su mirada fija en el pelinegro—. A estas horas ya el fúnebre debe estar llegando al pueblo.Tras esas palabras, el pelinegro se queda momentáneamente en silencio. Dejando de lado su plato de comida, extiende su mano y toma su copa, la observa un momento antes de dar un trago corto y degustar el sabor del vino.Cuando la noticia de que el viejo doctor había muerto, él sinceramente esperó por un momento que aquello no fuera más que un simple rumor. Por cinco largos años había estado buscando dónde se había metido aquel hombre y ahora que por fin había logrado dar con su paradero, se hallaba con la desagradable noticia de su muerte.—¿Quién queda que pueda ayudarnos a obtener la información que quiero? — pregunta de vuelta mientras extiende su mano para dej
—Uf ¿Ella es la viuda? ¡Es tan hermosa!—Ay ¿Por qué no me casé con una esposa así?—Con una mujer así, hasta yo me hubiese casado de nuevo.—Pobrecita, es tan joven.—Es claro que es una cazafortunas, el doctor tenía la edad para ser su abuelo… Nikolay, que hasta ese momento mantenía una expresión fría e imperturbable, ahora observa a la mujer con una mirada imposible de descifrar, mientras la joven a su lado se inquieta visiblemente al notar el interés de su prometido se encuentra mostrando ante la recién llegada. Es evidente que esa mujer a capturado su interés de una manera incorrecta.—Podrías disimular un poco, querido— susurra mientras se apega más a su brazo dando un ligero apretón a este.Pero una vez más, todo vuelve a quedar en silencio cuando un nuevo auto negro se detiene a una distancia prudente. Al abrirse la puerta, una figura alta y bien formada sale del vehículo, atrayendo todas las miradas y haciendo que algunos traguen grueso ante el miedo que les produce la sola