El vapor proveniente de la ducha todavía se encuentra impregnando el aire para el momento en el que Dmitry sale del baño. Su cabello oscuro aún gotea, empapando la toalla que ahora usa para secarlo. Su torso desnudo, marcado por el ejercicio, brillaba ligeramente bajo la luz cálida de la habitación. Los tatuajes serpentean por sus brazos y cuello, pero ninguno destacaba tanto como el que ocupaba su pecho: unos ojos intensos y familiares, mirándolo siempre desde la altura de su corazón. Los ojos de Anastasia.Dmitry deja salir un suspiro pesado, uno que parecía cargar no solo con el cansancio del día, sino también con el peso del largo tiempo que lleva reprimiendo una gran cantidad de emociones.De hecho, en ese momento se permite perderse ningún recuerdo que lo persigue de manera constante.༺༻ HACIENDA ROMANOVSKAYA ༺༻ 17 AÑOS ATRÁS ༺༺Anastasia se encuentra frente a él, y por primera vez puede ver su mirada encendida por una mezcla de ira y algo más que Dmitry no alcanza a identific
No es sino hasta que termina de tomar un baño y arreglarse que Inna abre la puerta de su habitación. El aroma del café recién hecho invade el aire mientras ella se desplaza hacia la cocina, su idea era preparar el desayuno para los tres, pero es más que claro por el delicioso olor, que Arman se le adelantó. Sin embargo, al entrar, una escena inesperada la recibe.Arman está junto a la estufa, con una sartén en una mano y una espátula en la otra, volviendo panqueques con la destreza de quien ama estar en la cocina. Y contrario a lo que esperaba, pues pensó que la niña estaría dormida hasta más tarde, Layeska se encuentra sentada a la mesa, y observa a Arman con sus ojos brillantes mientras charla animadamente con él.—¡Y entonces papá dijo que yo era la única que tendría que cuidar a Luna! —dice la pequeña, refiriéndose a lo que Inna asume por el nombre que se trata de algún animal—, pero después él se encariño con ella y terminó siendo él quien la cuidaba— agrega y luego deja salir un
Grigori camina de un lado a otro en la habitación del como si fuera un animal enjaulado, con las manos cruzadas detrás de la espalda y el ceño profundamente fruncido. Sus pensamientos son un caos mientras intenta organizar las piezas de un rompecabezas que, por más que lo intente, no logra resolver debido a la gran cantidad de piezas que le faltan puntosSi dice que él no estuvo consciente todo este tiempo de que él encuentro con Arman en la cafetería aquella noche no había sido una casualidad, entonces sería el tonto más grande por querer negar lo obvio. Que después de tantos años manteniendo la distancia entre ellos, el peli castaño apareciera justo el día que tenía programada su reunión con la enfermera que le proporcionaría información crucial sobre el doctor Ivanov y su esposa, no había sido una simple coincidencia.Esa noche Arman tenía intenciones claras de detener esa conversación, aunque sus métodos fueran menos directos de lo habitual.Grigori se detiene por un momento frent
Inna se queda inmóvil frente a la pequeña Layeska, perdida en la sorpresa de aquella marca en forma de mariposa que adorna la espalda de la niña. Por su parte y ajena a las emociones que comienzan a arremolinarse dentro de Inna, Layeska espera pacientemente para que la pelinegra la ayude a cambiarse de vestido. Pero en ese momento, Inna no puede evitar quedarse perdida en su propio mundo, manteniendo una desordenada conversación con sus emociones y pensamientos. Sus ojos están clavados en la nada, reproduciendo aquella sutil forma. Es idéntica a la que comparten su padre, Lena y ella misma.El corazón de Inna late con fuerza. Su pecho se siente aprisionado y mil preguntas pasan por su cabeza.Una vez que coloca su vestido con algo de dificultad, Layeska se gira para mirarla, confundida por el silencio prolongado.—Inna… ¿estás bien? —pregunta la niña con voz preocupada, ya que nota como el rostro de Inna se encuentra un poco pálido y sus manos tiemblan suavemente.En un principio, Inn
Dmitry cuelga el teléfono y deja escapar un suspiro pesado mientras se reclina en la silla de su escritorio. Sus dedos tamborilean contra el reposabrazos, y sus ojos se pierden en el paisaje más allá de la ventana. En lo alto del paisaje, las montañas rodean la Romanovskaya, ahora vestidas con los ocres del otoño, mientras los viñedos se extienden en filas perfectamente alineadas que se confunden y pierden con el paisaje.Se supone que la calma del paisaje y a hacienda deberían reconfortarlo, pero en ese momento, en su mente no hay demasiado espacio para la tranquilidad.El recuerdo de su conversación con Grigori, dos horas antes, se infiltra nuevamente en su mente.Sabe que Inna no fue totalmente sincera con sus palabras al contarle lo que sabía o sus intereses, pero, aun así, no tenía problema con tener solo parte de la información, después de todo, pensó que le había dicho lo que necesitaba referente a lo que más le importaba, pero, después de esa llamada con Grigori, ahora tiene l
Mientras que el taxi avanza por las transitadas calles de Moscú siguiendo el ritmo pausado pero constante y ajetreado de la ciudad, incluso aquello se siente como una pasiva turbulencia que contrasta con el torbellino de pensamientos que invade la mente de Inna en ese momento. Su mirada está fija en el exterior de la ventana, donde los edificios y árboles de la ciudad se difuminan ligeramente en un borrón de formas y colores.A su lado, Layeska y Arman mantienen una conversación animada. La niña, con la emoción propia de su edad, relata anécdotas de su día a día: su juego favorito en la escuela, la vez que descubrió un gato escondido en el parque. Inna escucha la conversación, o al menos eso intenta. Pero poco a poco, las voces a su alrededor se vuelven lejanas, reemplazadas por el recuerdo que comienza a abrirse paso, y es así como ella entiende que aquel momento que pensó se había desvanecido para siempre, en realidad nunca la ha abandonado.Y es que intentar evitar que esa parte de
El sonido de la campanilla sobre la puerta anuncia la entrada de un nuevo cliente, mismo que es seguido por la entrada de Arman y Layeska a la cafetería. El lugar se encuentra decorado con tonos ocres y luces cálidas, impregnado por el aroma reconfortante a café recién molido, un lugar un poco atípico para llevar a una niña.Grigori se encuentra sentado en una mesa al fondo, junto a la ventana, mirando su teléfono mientras con su otra mano tamborilea los dedos sobre la mesa. Cuando oye la campanilla, rápidamente verifica la hora en l esquina derecha de su celular, y al ver que se ha cumplido e tiempo de espera para su cita, levanta la mirada hacia la puerta, y su expresión se endurece un poco al notar que Arman no está solo.—¡Tío Grigori! —exclama Layeska con entusiasmo al verlo, rompiendo el silencio del lugar.En su emoción, la niña se suelta de la mano de Arman y corre hacia él. Grigori, aunque sorprendido de verla allí, se esfuerza por sonreír. Levantándose, abre los brazos para
El sonido ronroneante del motor del auto llena el espacio exterior mientras que su interior se mueve suavemente mientras Inna toma la última curva del camino de tierra que conduce a su hacienda. Para esa hora del día, a la luz del sol se encuentra cerca de su punto más alto, pero debido al cambio de la estación, la luz que se filtra entre las copas de los árboles, baña el paisaje con tonos dorados, realzando la belleza del camino y los campos circundantes. El aire es fresco, y las ruedas del auto levantan pequeñas nubes de polvo a su paso que se disuelven rápidamente detrás de ella.Si lo piensa un poco, aún puede ver la sonrisa de Layeska en su mente. En el momento que se estacionó frente al instituto y bajo del auto para tomar la mano de Layeska y llevarla hasta la entrada, en ningún momento esa expresión pura y radiante que se había dibujado en su rostro se borró, por el contrario, cuando la abrazó y dejó un beso en su mejilla antes de que esta cruzara el portón de ingreso, no hizo