Dentro de la estancia, la luz de la lámpara proyecta sus sombras contra las paredes de la sacristía. Mientras Artem sostiene un vaso con agua entre sus manos, sus dedos tiemblan ligeramente, pero intenta mantener la compostura y no dejarse arrastrar totalmente por el miedo mientras escucha la voz de Lena al otro lado de la habitación. Ella habla con su tono habitual, frío y calculador, carente de toda intención de siquiera escuchar o permitir que se le cuestione, pero dejando eso de lado, solamente presta atención a las palabras que pronuncia y que lo golpean como un rayo: Vera ha desaparecido.Perdiendo la fuerza de su cuerpo el vaso se le escapa de entre sus manos y cae al suelo con un estruendo que rompe el silencio solemne del lugar. Los fragmentos de vidrio se dispersan a sus pies, pero Artem no los mira, dejando aquel detalle totalmente carente de importancia. Todo su enfoque está en sus manos temblorosas, mismas que viajan hasta su rostro y pasan sobre este con fuerza buscand
Dmitry detiene la camioneta justo frente a la entrada principal de la casa. Observando el reloj en su muñeca nota que este Marca a las 8:00 en punto de la mañana, pero aún así no se ve a ninguno de los trabajadores caminando por los patios, por el contrario, estos se mantienen en un mercado silencio y tranquilidad que es inusual en la hacienda, después de todo a esa hora ya son varios los caballos que se encuentran en el redondel o siendo atendidos por los peones.Apagando el motor, Dmitry abre la puerta del conductor y baja para luego rodear la camioneta y abrir la puerta del copiloto a Layeska que no tarda mucho en también bajar y sonreír emocionada.Layeska, observa a través del patio y cuando su mirada se posa en el establo y nota la presencia de un par de peones, levanta su mano para saludarlos con total emoción, esto que es devuelto por los dos hombres antes de seguir alimentando a los caballos.—¿Dónde está todo el mundo? —Dmitry deja salir su pregunta en voz baja, más para sí m
Los tres se encuentran en la sala de estar viendo una película, Inna se encuentra en el medio de sus dos mayores mientras en la pantalla se suceden las imágenes de “los cuentos rusos”. Inna se encuentra concentrada en acariciar los cabellos de Layeska mientras la niña pierde el interés en la tv y se incorpora para poder ver mejor a la mayor.—Inna, ¿cómo es Moscú? —pregunta con genuina curiosidad.Al escuchar su pregunta, Inna aparta la mirada de la televisión y la lleva a Layeska, encentrándose con los ojos brillantes de la niña fijos en ella, llenos de una ilusión contagiosa. Por un momento, Inna se queda en silencio, evaluando la intensidad de aquella mirada, como si en las palabras que fuesen a salir de su boca, la pequeña estuviera poniendo toda su ilusión.—¿Moscú?... —pregunta pues no entiende a que viene esa pregunta, pero al final sonríe levemente antes de responder—. Es una ciudad hermosa, llena de vida. Siempre está en movimiento, las calles están repletas de gente y eso la
Layeska apenas si puede contener su emoción mientras observa por la ventana del taxi. A medida que el auto se desplaza a lo largo de la ciudad, sus ojos brillan mientras tratan de captar cada detalle del paisaje que se despliega ante ella. Los altos edificios se alzan imponentes, las calles bulliciosas están llenas de vida, y los parques que se vislumbran a la distancia parecen invitarla a correr y jugar.—¡Es justo como me dijiste, Inna! —exclama la niña, volteando hacia ella con una sonrisa que ilumina todo su rostro.Inna, sentada a su lado, sonríe con calidez para luego acariciar suavemente el cabello de la pequeña.—Te dije que Moscú es un lugar muy hermoso, me alegra ver que te gusta y es lo que esperabas —responde, sin apartar la vista del entusiasmo de Layeska.A medida que avanzan por las caóticas calles, los edificios modernos comienzan a dar paso a grandes casonas que bordean una zona más tranquila. Layeska observa asombrada, imaginando que esas casas podrían pertenecer a p
Cerrando la puerta tras de ella, Inna baja a Layeska y le dedica una sonrisa mientras la mira fijamente, encontrándose con la mirada llena de inocencia de Layeska.—¿Pasa algo? — pregunta con total inocencia, no porque realmente note algo, sino por reflejo de su propia curiosidad infantil—. Creo que mi tío Grigori conoce a tu amigo— agrega mientras ve hacia la puerta cerrada tras de Inna.—Sí, eso parece…—responde mientras al igual que Layeska dirige su mirada hacia la puerta cerrada.Dejando salir un suspiro, prefiere, por el momento, llevarse a Layeska y deja que Arman arregle sus asuntos, ya después podría hablar con él obtener una explicación.—Bien ¿qué opinas de ir a comer helado? —pregunta mientras regresa su mirada hacia Layeska.—¡Vamos!༺༻ SHCHEPKINA ST ༺༺—¿Entonces es viable creer que el nuevo tratamiento podría tener algo que ver? —pregunta el doctor mientras observa fijamente a la doctora, y aunque su rostro se muestra sereno, su aura es la de alguien preocupado.—Podr
Para el momento en que Inna y Layeska regresan al departamento de Arman, la noche ya había caído. Al insertar la llave en la cerradura, Inna por un momento duda sobre si ingresar o no al departamento pues la invade la duda sobre sí Grigori todavía seguirá presente en el lugar.Dudosa, apenas si reacciona al familiar sonido del clic de la cerradura al girar. Al abrir la puerta, son recibidas por el silencio dentro del lugar, al cerrar la puerta y caminar por el pequeño pasillo hasta la sala, se encuentran únicamente con la presencia de Arman, Inna solo necesita darle una mirada rápida para notar el cansancio mercado en su rostro. Su ropa se muestra algo desordenada, y su expresión parece un poco más sombría que de costumbre, como si las horas recientes hubieran sido especialmente complicadas.—Pensé que tardarías un poco menos —murmura él mientras se aparta de la ventana y toma asiento en el sofá principal.—Llevé a Layeska para que pudiera conocer un poco de la ciudad, después el tiemp
El vapor proveniente de la ducha todavía se encuentra impregnando el aire para el momento en el que Dmitry sale del baño. Su cabello oscuro aún gotea, empapando la toalla que ahora usa para secarlo. Su torso desnudo, marcado por el ejercicio, brillaba ligeramente bajo la luz cálida de la habitación. Los tatuajes serpentean por sus brazos y cuello, pero ninguno destacaba tanto como el que ocupaba su pecho: unos ojos intensos y familiares, mirándolo siempre desde la altura de su corazón. Los ojos de Anastasia.Dmitry deja salir un suspiro pesado, uno que parecía cargar no solo con el cansancio del día, sino también con el peso del largo tiempo que lleva reprimiendo una gran cantidad de emociones.De hecho, en ese momento se permite perderse ningún recuerdo que lo persigue de manera constante.༺༻ HACIENDA ROMANOVSKAYA ༺༻ 17 AÑOS ATRÁS ༺༺Anastasia se encuentra frente a él, y por primera vez puede ver su mirada encendida por una mezcla de ira y algo más que Dmitry no alcanza a identific
No es sino hasta que termina de tomar un baño y arreglarse que Inna abre la puerta de su habitación. El aroma del café recién hecho invade el aire mientras ella se desplaza hacia la cocina, su idea era preparar el desayuno para los tres, pero es más que claro por el delicioso olor, que Arman se le adelantó. Sin embargo, al entrar, una escena inesperada la recibe.Arman está junto a la estufa, con una sartén en una mano y una espátula en la otra, volviendo panqueques con la destreza de quien ama estar en la cocina. Y contrario a lo que esperaba, pues pensó que la niña estaría dormida hasta más tarde, Layeska se encuentra sentada a la mesa, y observa a Arman con sus ojos brillantes mientras charla animadamente con él.—¡Y entonces papá dijo que yo era la única que tendría que cuidar a Luna! —dice la pequeña, refiriéndose a lo que Inna asume por el nombre que se trata de algún animal—, pero después él se encariño con ella y terminó siendo él quien la cuidaba— agrega y luego deja salir un