La palma abierta recayó sobre mi mejilla partiéndome el labio. El golpe vino directamente de mi padre quien me exige cumplir con el contrato de matrimonio.
Soy una omega, que se tiene que casar con el alfa para darle fin a la enemistad, y nunca he visto al hombre con el cual voy a casarme.
—No quiero hacerlo papa—le rogué, pero mi padre no entiende razones—ese hombre es muy peligroso, me da miedo y no quiero hacerlo por favor no me obligues hacerlo.
Negó con la cabeza mientras sostenía un vaso de licor. Nunca he visto al alfa de la manada «aniquilación» el solo nombre me causa escalofríos y la fama que tiene de cruel también.
—Ya sabes lo que tienes que hacer Nina, lo hemos planeado, ahora no hay vuelta atrás—continuo—te casaras con el alfa de esa manada y ayudaras a tu padre.
Me limpio la sangre que brota de mi nariz con el dorso de mi mano mientras las lagrimas bajan por mi mejilla. No entiendo como mi padre me trata de esta manera y siempre a sido así, hasta con mis hermanos que me miran como si fuera poca cosa.
No sabía como convencerlo, por un tiempo dejo eso de lado pero vuelve a insistirme y quiere utilizar esa alianza para que yo, para que yo….
—Papa no quiero yo no
—Basta—arrojo el vaso contra la pared asustándome—o te hare entender a golpes.
Alza el brazo para golpearme otra vez y me encojo de miedo en el piso tratando de protegerme.
Cuando se ponía de esa forma me da mucho miedo, papa, Nikolái era un hombre muy violento. Me ha golpeado en varias ocasiones, cuando llegaba borracho a la casa, cuando desobedecía, le tengo mucho miedo a mi padre, por eso retrocedo cuando me mira con ganas de matarme.
—Padre.
—Agradéceme que yo te rescate de la miseria—me recuerda—tuve compasión de ti, si no fuera por mí, fueras una loba insignificante más, así que no me des escusas.
—No me vengas con esas estupideces—era desconocido para mi cuando se ponía asi—por fin llego el momento que tanto había esperado y tú vas a cumplir con el plan, ellos son unos desgraciados, nos han humillado reduciéndonos a nada y eso se debe pagar.
Entiendo, entiendo que en la batalla mi padre perdió y no ha podido perdonar ese acontecimiento, no se atreve a enfrentar al alfa de esa manada nuevamente, sabe lo poderoso que es, por eso ahora tiene otra estrategia y quiere que yo acabe con su enemigo.
Pero yo no quiero eso.
—Papa yo no quiero—volví a repetir, pero alzo la mano con intención de golpearme la cara—no me pegues más por favor.
Cuando iniciaba no paraba, dejándome días en la cama. Si no fuera por mi loba, Maya, no se qué sería de mí.
Se agacha, me acaricia la cara mientras la barbilla me tiembla por el miedo que le tengo.
—Entonces mi niña hermosa has lo que te pido—suavizo el tono de voz—Es la única forma en que tu padre se sentirá orgulloso de ti—sigue acariciándome mientras no dejo de llorar—te crie, de formé y eres lo que eres para cumplir un objetivo claro y es llevar a la ruina a toda la familia Komarov.
Esa familia de lobos son los más poderosos que existe, no hay otros que se le compare porque son los más prestigiosos, ricos e influyentes del mundo.
En algún momento de mi vida me llene de rencor y odio, pero las personas cambian, y tengo metas más claras, como cumplir mi sueño de ser doctora, por ejemplo, pero eso es algo que papa no entiende.
No quiero casarme con un desconocido. No cuando no es el hombre que amo, nunca lo he visto en mi vida, desde pequeña papa me dijo que tenía mi destino ya asegurado, que tenía que cumplir con algo muy grande, pero no pensé que fuera algo tan atroz, y de pequeña no me negaba, pero ahora, soy una mujer de 22 años, las cosas cambiaron y no me quiero vengar, mucho menos casarme con un hombre el cual no amo.
—¿Porque no quieres hacer lo que te pido, es por el imbécil de Matthias? —gruño asustándome—es un maldito mocoso que no te conviene Nina, no es tu destino, ni siquiera están destinados.
Papa quiere venganza, se inicio una guerra, la cual perdio, siempre ha existido enfrentamientos entre manadas por una cosa u otra, pero mi padre perdio una batalla y me ha utilizado a mi como su arma.
—El tampoco—le digo—ese alfa no lo conozco en cambio el me gusta papa—le confiese pensando que me entendería, pero conseguí todo lo contrario.
—Muy mal por ti—retrocedí cuando me miro con ojos furiosos y me tomo del brazo con fuerza levantándome, me causo mucho daño por lo que me queje, pero mi lamento no le valió nada—porque desde que te recogí de la calle como mi hija ya tenía tu destino labrado, hicimos un pacto y tú eres la moneda de cambio.
—Me lanzas como un cordero al matadero—le lloro— sabes bien, lo he escuchado, que odia a los inferiores a él, es arrogante, malo, y muy cruel, y aun así tú no tienes ningún tipo de consideración conmigo que soy tu hija.
—No importa que te odie, debe cumplir con el acuerdo y esa es tu ventaja—me suelta con fuerza y me sostengo del escritorio para no caerme.
Le mire, a los ojos, no teníamos nada de parecido, mis ojos eran grises, los suyos verdes, mi cabello era rojo mientras el suyo negro. Se que le debo mucho, quede huerfana, y no se que hubiese sido de mi, si el no tiene misericordia de recogerme, cuando mis padres murieron en la batalla, por eso me siento en deuda y si para conseguir su amor, debo hacer lo que me pide, lo hare.
—Si es lo que quieres, lo hare papa—quería hacerlo entrar en razón, pero no había vuelta atrás en esta situación y no quiere que me golpee más—si así me gano tu respeto y amor, lo hare.
Volteo a verme con una sonrisa y supe que le complació mis palabras. Retrocedí de todas maneras, le temo tanto que siempre pienso que me dará algún golpe.
—Vas a casarte, vas a ganarte la confianza, le tendrás un hijo y despues cuando tengas la oportunidad, vas a matarlo para quedarnos con todas las tierras.
Dijo con un brillo siniestro en los ojos que me congelo las extremidades. Salió dejándome sola, me limpio las lágrimas, le mejilla me duele, ya no sangro, pero si mi alma.
Sin embargo, salgo en busca de la ayuda de mi madre, a quien le lloro cuando me arrodillo a sus pies. esta sentada en la cama y dejo mi cabeza sobre sus piernas esperando una caricia de ella que no llega y me hace sentir tan sola.
—Mama, ayúdame por favor, no quiero.
Me empujo con fuerza, mirándome con un desagrado que me partió el alma. ella, al igual que mi padre y mis hermanos nunca me han tratado con amor, a veces siento que me ven como su eniga y yo solo quiero que me amen.
—Tu padre ya te dijo lo que tienes que hacer—me dijo dirigiéndose a la mesa de noche—así que cumple con sus demandas nada más.
Me ofrece un frasco pequeño que tomo sin saber que es. Es oscuro y en su interior alberga un liquido.
—¿Madre que es esto? —no entiendo nada.
—Tienes que alistarte, en un par de horas te iras de esta mansión y lleva ese frasco contigo—me dice tomando mi mentón para que la mire mientras estoy de rodillas a sus pies—úsala cuando tengas la oportunidad.
—¿Que es?—lloro mas porque me siento usada y decepcionada, nunca sentí amor por parte de ella, pero pensé que esta vez podría ayudarme.
—Veneno para matar al alfa.
NINA VOLKOVAObservo la mansión Komarov. Es tipo victoriana, con un jardín que parece un laberinto y respire profundo, baje del auto el cual era conducido por un mayordomo.«Vaya excentricismo»—Señorita no se preocupe, yo llevare sus maletas—me dijo el hombre amablemente, solo que yo no estaba acostumbrada a este tipo de atenciones.—Puedo hacerlo yo—siempre he cargado con cosas pesadas, en casa de mi padre lo hacia y ni mis hermanos lograban lo que yo sí.—No se preocupe—insiste—yo lo hago, es mi trabajo.No me gusta, pero no me queda más opciones. Avance a las escaleras que subo y la puerta principal se abrió. Una joven, con uniforme aparece sonriéndome y pensé que tenía en esta casa una cara amigable.No conozco a nadie, simplemente mi padre me envió a esta casa sin mar ordenes que de matar a mi esposo cuando tuviera la oportunidad.—Buenos días señorita—me saludo amablemente y le devolví el gesto de forma amigable.—Hola, soy Nina Volkova—le ofrecí la mano, pero me sorprendió que
NINALa fragancia que llega a mis fosas nasales me pone a temblar y no lo puedo creer, no lo entiendo, me hace sentir diferente, me hace sentir especial, me hace sentir suya.«Es nuestro Mate»La expresión de su rostro me dice lo mismo, se que siento lo mismo que yo y que su lobo interior esta tan desesperado por un acercamiento como lo pide mi loba. Maya, grita acercarme, pero la mirada fría y distante del alfa mantiene los pies clavados en el mismo lugar.Me odia, siento que me desprecia, puedo sentir su olor a desagrado puro que me hace cubrir mi desnudes con ambas manos.—Yo…No puedo hablar, su olor me tiene loca y su mirada furiosa me mantiene nerviosa. Solo me da para cubrir mis senos y mi zona intima de su mirada que me recorre de pies a cabeza.—No te preocupes, no me gustan las lobas inferiores como tu—paso Saliva con sus palabras y el tono de su voz—cúbrete.Es alto, de cabello largo hasta los hombros y una mirada azul que me vuelve pequeña y no solo por el color, es por es
Bajo las escaleras, Rachel me guía a la mesa, donde me acerco notando a seis personas sentadas que no reconozco.Tengo tanto miedo porque no quiero mas malos tratos, suficiente con las palabras llenas de desagrado por parte de Greco hace minutos.—Buenas noches.Hablo llamando la atención y mi estomago se contrae cuando una rubia y una chica de cabello castaño se cubren la nariz con mi llegada, haciéndome sentir mal.Las risitas de las chicas me hacen sentir pequeña. Sin embargo, en medio del momento donde tengo las mejillas calientes llena de vergüenza, un señor se pone de pie.—Niñas, por favor no sean tan groseras—dice el hombre de edad, muy parecido a Greco que esta en la cabecera de la mesa mirándome como cucaracha.No se como voy a seguir aquí, siento que no tengo la fuerza suficiente.—Nina, soy Gastón, padre de Greco—me ofrece la mano y me sorprendo porque parece no desagradarle que sea una omega—padre de Greco tu futuro esposo—apenas si miro a ese hombre, siento su mirada en
Busco irme por otro lado, porque no quiero problemas, ya suficiente con todos en la familia odiarme y tratarme mal, por ser una omega ahora para soportar a esta mujer.—Voy hablar contigo—se me interpone en el camino.—Por favor déjame pasar—me empuja con fuerza y me sostengo del borde para no caerme.—¿Qué le pasa? —casi pierdo el equilibrio, pero logro enderezarme.—Pasa que tengo que hablar contigo seriamente.—Yo no quiero—trato de irme por la derecha, pero no me deja.Es mas alta que yo, y es una Beta, se le nota, por el aire que destila.—Pues muy mal por ti omega de porquería—alza el mentón y me quedo parada, no me queda de otra mas que escucharla—porque te voy a hablar claro, por muy esposa que vayas hacer de Greco ese hombre es mío.Viene a marcar territorio.—Yo solo voy a cumplir con un acuerdo que hay entre las familias, no pienso quitarle nada a nadie.—Mantete alejada de Greco, porque amo a ese hombre.Me trago todo lo que se me atora en la garganta.—Tu loba también—me
NINA —¿Te hice una pregunta Nina? —se me atora la saliva en la garganta cuando queda a centímetros de mi cuerpo—contestas. Parpadeo varias veces, se ve mas enojado que nunca y su aroma a cambiado a una acida y pesada. Su aura es oscura intimidándome de tal manera que no soy capaz de hablar. —Tu loba te comió la lengua—ironiza y niego—entonces dime con quien rayos estás hablando. —No, yo—su aroma me aturde mucho—Matthias es solo un amigo mío con el cual estudio. —Y también quieres mucho—me recuerda lo que le dije—eso escuché que le dijiste. No se porque se ve tan enojado. —Si, yo lo quiero mucho, es una persona muy importante para mí, ha estado en mis peores momentos. Eleva una ceja reparando mi rostro y quiero bajar la cabeza, no mirarlo más, pero sus ojos me capturan mientras en mi interior mi loba mueve la cola emocionada. —Mañana vamos a cenar tu y yo—me dice rompiendo el momento con su tono de voz recio—tenemos algunas cosas que poner en orden antes de presentarte como tu
—Giordiña—vuelvo a hablarle—¿Qué pasa?—Necesitaba ver que tan poca cosa eres—me arden los ojos—y si, no vales nada. —No me conoces para que digas eso sobre mi—se ríe y en verdad me desagrada mucho que lo haga de esa manera- —No necesito conocer saber de ti o ser grandes amigas para saber qué eres una poca cosa que no vales absolutamente nada. Respiro profundo, y aunque no quiero llorar, no puedo evitar que mis fosas nasales me ardan. —Si no vas a decirme nada más, te agradecería que por favor me dejes sola, tengo que estudiar. —Si tengo mucho más que decirte. —No quiero escucharte—me doy la vuelta para irme, pero me toma de la mano. Ella es una loba beta, todos en esta familia lo son, muy fuertes, y por eso me ven como menos. —Pues estas en mi casa—me deja en el mismo lugar—y aquí hago lo que se me da la gana. —¿Qué quieres? —le digo para que termine esto rápido. —Vengo a decirte que voy a hacerte la vida imposible—habla y no tenía que decirlo—no estoy de acuerdo con ese ma
Miro en el espejo mi reflejo. Luzco un vestido de tirantes, ajustando a mi cuerpo y que hace destacar mis pechos. Tengo senos muy grandes, mas de los que quisiera tener. Es una parte de mi anotomía que no me gusta para nada, porque me hace ver muy voluptuosa. Por eso busco un abrigo, es de noche, hace frio en esta temporada, y aunque no lamentamos eso porque podemos soportar altas temperaturas, no quiero que note mis senos. Lista salgo de la casa, encontrándome con Giordiña que me mira mal. —Con esa forma de vestir le harás pasar vergüenza a mi hermano—me dice cuando llego al final de las escaleras—no te has visto en un espejo, con ese cabello suelto pareces un espantapájaros. No quiero que sus palabras me afecten, pero es difícil porque en este mundo lleno de oscuridad al cual pertenezco lo único que puedo es hundirme en mi propia miseria. —Hija, deja a Nina tranquila—aparece el señor Gastón—y no te preocupes, estas muy linda chica. —Gracias—le sonrió y la hija rueda los ojos.
Me atraganto con mi propia saliva porque me siento contra la espada y la pared. —No se de que estas hablando Greco—le hablo despacio. —Hablemos claro Nina, porque luces inocente, tímida y vulnerable, pero se muy bien que no eres le haces creer al todo. —Estas equivocado Greco—intento explicarle, pero su mirada me cohíbe demasiado. —Podrás engañar a todos, menos a mí—dice y sus palabras me lastiman—no me creo tu carita de niña buena. —Entonces para que quieraes casarte conmigo—le digo cansada de todo—déjame a un lado y ya, como lo hace todo el mundo. —Soy un hombre de palabra. —Y yo no soy una mentirosa—le digo—no se que pretendes, pero no tengo nada en contra tuya, solo estoy aquí, frente a ti, aguantándome tus insultos solo por cumplir con un acuerdo. Le digo con ganas de llorar. Pero contengo todo lo que quiere emerger, El dolor que siento en este momento no se lo deseo a nadie. Duele hasta respirar. Lo quiero, desde ya, asi como es, pero yo para el no soy suficiente. —No