PARTE 4

Busco irme por otro lado, porque no quiero problemas, ya suficiente con todos en la familia odiarme y tratarme mal, por ser una omega ahora para soportar a esta mujer.

—Voy hablar contigo—se me interpone en el camino.

—Por favor déjame pasar—me empuja con fuerza y me sostengo del borde para no caerme.

—¿Qué le pasa? —casi pierdo el equilibrio, pero logro enderezarme.

—Pasa que tengo que hablar contigo seriamente.

—Yo no quiero—trato de irme por la derecha, pero no me deja.

Es mas alta que yo, y es una Beta, se le nota, por el aire que destila.

—Pues muy mal por ti omega de porquería—alza el mentón y me quedo parada, no me queda de otra mas que escucharla—porque te voy a hablar claro, por muy esposa que vayas hacer de Greco ese hombre es mío.

Viene a marcar territorio.

—Yo solo voy a cumplir con un acuerdo que hay entre las familias, no pienso quitarle nada a nadie.

—Mantete alejada de Greco, porque amo a ese hombre.

Me trago todo lo que se me atora en la garganta.

—Tu loba también—me atrevo a preguntar.

—Eso a ti poca cosa no te importa—me responde de forma cortante—solo preocúpate por mantener una distancia de mi hombre, porque es mío.

Me toma del brazo enterrándome las uñas. Mi loba gruñe molesta y trata de salir, pero no la dejo, porque ella es más poderosa que nosotras.

—Me estas haciendo daño—me quejo cuando sus uñas se entierran—ten más cuidado porque si me doy cuenta de que te acercas a mi hombre, te mato.

—Suéltame—quiero soltarme, pero es fuerte agarrándome, demostrando la gran beta que es.

Lo reclama tanto como suyo que me dan ganas de gritarle que su lobo y la mía se pertenecen, están destinados, pero prefiero quedarme callada para no crear un conflicto mayor.

—Yo voy a ser su luna—me dice apretando mas y me remuevo del dolor—seré suya, porque Greco me ama a mí, no a ti, y no quiero que te acerques a ese hombre porque por él, te juro que soy capaz de hacer lo que sea.

Y en verdad le creo, porque su aura y esencia destilan maldad pura, Alyona es muy mala.

—Ya, suéltame.

—No hasta que me digas que lo entendiste.

—Lo entiendo—me duele mucho el brazo.

—Bien, ojalá no se te olvide porque te lo voy a recordar a las malas, m*****a poca cosa.

Sentencia empujándome y retrocedo alejándome de ella. me mira como poca cosa antes de entrar de nuevo a la casa. Vuelvo a romper en llanto cuando me deja sola y esto será mas difícil de lo que pensaba.

Respiro profundo, limpiándome las lágrimas, cuando decido ingresar a la mansión. Es algo a lo que le debo hacer frente, por mas que no quiera.

Entro a la casa, directamente a la sala donde se encuentra la familia, y veo como Alyona está acariciándole el pecho a mi mate.

No se como contengo las lágrimas, pero solo me limito acercarme al señor Gastón que al parecer es el único que no me desprecia.

—¿Te sientes bien Nina? —asiento a su pregunta.

—Solo me estoy acostumbrando a toda esta situación y a su familia que al parecer no les agrado lo suficiente.

—Se que para ti es difícil niña, pero al pasar los días te sentirás mas en calma y acostumbrándote a esta nueva vida.

—No creo que su familia me acepte—le digo—cuando soy una extraña, además de ser la hija del hombre con el cual han tenido conflictos por ciclos.

Trato de no mirar detrás de mí porque sé que Alyona está con greco pero la risita coqueta que la chica suelta hace que mire por encima de mi hombro descubriendo el motivo ya que greco mi mate está hablándole muy cerca de su oído.

Me lo va quiere emerger, pero la controlo los celos que siente en ese momento son demasiados y más porque me dice que estás sintiendo el deseo es un lobo por ella, clama su cercanía y nada mas es ver a Greco para que se descontrole.

—Es por eso este matrimonio, la guerra nunca deja algo bueno y por tal motivo decidimos unir nuestras familias para darle fin a esta enemistad que lleva siglos dejando temas inocentes de nuestras diferencias.

—pero su hijo no quiere—no miro más, duele verlo con otra.

—Yo sé que tú tampoco pero igual forma lo van a honrar porque es la única forma de acabar con este conflicto—me dice—mi hijo estuvo de acuerdo cuando se firmó este pacto y créeme que lo va a cumplir porque su palabra como alfa está en juego y eso dentro de nuestra familia es una falta grave que no se va a permitir.

Entiendo lo que me dice, sé más que nadie que la guerra no deja nada bueno porque yo fui víctima de esos enfrentamientos. En uno de ellos murieron mis familiares y por tal motivo mi padre me adoptó dándome una familia que al final no me quiere para nada.

Es triste saber eso pero llegó un momento en que me acostumbré a que me vieran como menos dentro del grupo familiar que se supone debería amarme aunque me tuviera la misma sangre o sea que me criaron desde que yo era una bebé.

Veo como greco deja su mano en la espalda baja de Alyona mientras se dirigen a la puerta de salida. No se que siento, pero algo se me atora en la garganta cuando ella se va sonriete.

Ella se la su luna.

Me duele saber eso.

Cruzo miradas con Giordiña que habla con su mama, Gamal esta apartado de todos, ese chico es muy raro, parece que no le importara nadie, se ve alejado e ensimismado con una diadema escuchando música.

Me siento tan desubicada, si en casa no me sentía parte de la familia, ahora si que menos. No se para que querían conocerme cuando realmente ni siquiera quieren dirigirme la palabra.

—Estoy muy cansada, el viaje fue largo, podría por favor permitirme descansar.

—Por favor, Nina, no tienes que pedir permiso.

—Gracias señor Gastón—le sonrió y me devuelve el gesto—es usted muy amable.

—No somos tus enemigos, yo comprendo mucho por lo que estas pasando—que cálido es—tranquila, todo va a mejorar.

—Gracias.

Miro a todos antes de irme, madre e hija me miran como cucarachas y Gamal creo que ni se da cuenta que yo existo. Bueno creo que no se da cuenta que todos aquí existimos.

Sigo mi camino saliendo de la sala y alcanzó las escaleras de caracol. No había notado cuando ingresé que hay fotos familiares en la pared. Me llama mucho la atención una que es de greco el cual está sentado en una base de piedra con un abrigo de piel sobre sus hombros.

Definitivamente es un hombre muy atractivo eso no se le puede negar, pero cruel y engreído al mismo tiempo.

Sigo de largo llegando a mi habitación donde me tiro a la cama con lágrimas en los ojos recordando las palabras de Alyona la cual lo reclama como suyo y me gritó que será su Luna.

Sí eso es así prefiero morir yo que vivir este calvario sabiendo que me mate prefiere a otra mujer. Pero si eso es cruel nada como sentir que te desprecia solo porque eres una loba omega.

Me quito la ropa, solo quiero descansar, por eso me pongo la pijama que traje de mi mansión, se que es tonto, pero extraño mi familia, mi casa, mi cama.

Mi teléfono suena y es la llamada de Matthias a quien le contesto.

—¿Cómo estás? —siempre esta al pendiente de mi.

—Bien, la cena estuvo peor de lo que esperaba.

—Te trataron mal—pregunta—muchos desgraciados, como los odios. Nina, no deberías aceptar eso, ven conmigo, sabes que tengo dinero, mi familia te quiere, y yo…

—No puedo Matthias, no puedo irme, debo cumplir con esto, aunque me duela porque si renuncio, se puede ocasionar una guerra entre las manadas y se supone que esta unión es para prevenirla.

Omito el hecho de decirle que encontré a mi mate, es precisamente con el hombre que me voy a casar para darle fin a una enemistad pero que me desprecia por ser una omega.

Matthias pertenece a la manada, sol naciente y somos amigos porque vamos a la misma universidad. Eso fue lo mejor que pudieron hacer mis padres adoptivos por mí, pagarme la mejor universidad y eso se lo agradezco.

—Cuando quieras puedes venir conmigo, sabes que me gustas y podrías venir como mi luna.

Si, el es un alfa, será alfa de su manada cuando su padre le entregue el poder. Se que le gusto, nos gustábamos, lo digo por mí, porque extrañamente mis sentimientos cambiaron de un momento a otro al encontrar a mi mate.

—Gracias, Matthias eres un gran amigo—sonríe—hablamos mañana.

—Te quiero mucho Nina—me recuerda.

—Te quiero Matt.

Cuelgo la llamada soltando un suspiro.

—¿Quién es matt? —volteo a mirar con la voz grave que me habla—¿y por qué lo quieres?

Los ojos azules de Greco me aniquilan mientras se acerca peligrosamente a mí.

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