Capítulo 47
Claudia tomó de la mano a Max y lo acercó a la otra chica.

—Max, ella es mi gran amiga Susana Williams.

Ambos estrecharon sus manos, mirándose fijo al rostro.

Maximiliano pudo darse cuenta que Susana tenía unos impresionantes ojos verdes que parecían casi irreales.

—Es un placer, Susana.

—El placer es mío.

Claudia sonrió pícara y con un tinte de triunfo en sus facciones, caminando en derredor a ellos hasta posicionarse a espaldas de la chica.

Un poco alejada de ella, le guiñó un ojo al recién llegado y se fue a prepararle su trago favorito.

***

Jefferson se encontraba bajo la ducha con las manos pegadas a los azulejos del baño del hotel, ojos cerrados y cabeza gacha, dejando que el agua le empapara al completo.

Eran las siete de la mañana del sábado. Debía salir de viaje a las diez en un vuelo sumanente corto hacia la capital. Su puesto de trabajo lo esperaba desde hace varios días.

Abrió los ojos para comprobar si el rastro de sucio que llevaba encima se había desvanecido p
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