Luciana se encontraba en su habitación, un poco asustada por como se habían dado las cosas. La tía Alexa había intentado golpearla, La tía Emely, la había defendido y ahora ella estaba asustada de qué sucedería a continuación. Solo rogaba porque todo saliera bien, no quería ser el centro del enojo de Alexa.La puerta de su habitación se abrió sin previo aviso, Luciana, se giró para toparse con una enojada Alexa.—Imagino lo feliz que estarás ¿No?— le dijo furiosa.—No sé de qué habla, tía.— intentó controlar el miedo que la recorría, no quería que ella estuviese enojada.—Por supuesto que lo haces, debes estar feliz de que la estúpida de Emely, llegara para defenderte. Pero les advierto que no se saldrán con la suya, tú harás lo que yo te diga— la niña la miró en silencio, evitando responder para que de esa manera no enfureciera más— Eres una mocosa malagradecida, todos éstos años he estado cuidando de ti, soportándote y ahora pretender traer a ésa para que te apoye. —Luciana mantenía
En cuanto Emely llegó a casa de Liliana, fue recibida con el mismo cariño de siempre.Liliana, se negó a acompañarlos, debido a que tenía un compromiso previo, así que solo unos minutos después de haber llegado, salió con Bruno y Luciana, en el auto. Bruno, iba de copiloto, mientras una feliz Luciana, iba en la parte trasera.—Esta muy bonito tu automóvil, tía Em.—Gracias, Cariño. Fue un pequeño gusto que quise darme. Me encantó desde el primer momento que lo vi.—Es un buen automóvil, funciona bastante bien.—Quizás quieras manejar muy pronto— sonrió sin apartar la mirada de la carretera. Sintió un intenso escalofrío recorriendo su espina dorsal, aprovechó la recta y desvío un momento su vista, Bruno claramente estaba admirando sus desnudas piernas, aquello la hizo ruborizarse un poco y concentrarse nuevamente en el camino.En cuanto llegaron al taller. Bruno, le indicó que se cambiaría para así poder checar el auto ella le agradeció y le dijo que estaría atenta al resultado de la r
La cena estaba resultando divertida para Luciana, y muy estresante para Alexa.—Y luego de eso paseamos por todo el centro comercial— decía Luciana animada— la tía Em, tiene un gusto exquisito, compramos tantas y tantas cosas, al principio yo no quería, me daba un poco de vergüenza, pero después que me acostumbré todo fue mejor. Me encantó el spa, nos dieron unos masajes deliciosos.—Parece que se divirtieron mucho.—Si, papá. Si vieras que la tía Em, se compró un vestido impresionante, y tiene muchos planes para trabajar y. . .—¿Podríamos hablar de otra cosa que no fuese esa mujer?— preguntó Alexa. — tenemos veinte minutos en la mesa y son veinte minutos hablando sobre ella.—Lo siento, yo. . . — comenzó Luciana.—Luciana está compartiendo con nosotros su experiencia de hoy— Bruno se encogió de hombros.—Tía— miró a Alexa— lo siento, mejor guardó silencio y. . .—No hace falta— intervino Bruno— una cena en completo silencio es muy aburrida, yo estoy muy agotado para hablar, y Alexa
Emely y Bruno, entraron al centro comercial, uno justo al lado de la otra, ella robaba miradas, con su hermoso look, caminaba con pasos firmes y decidido, dando muestra de la seguridad que sentía en sí misma. Las miradas femeninas iban directamente a Bruno, quién con su aura de misterio lograba despertar el interés en más de una mujer, solo que parecía no darse cuenta, o no darle mayor importancia.—¿Y bien?— le preguntó él— ¿Qué deseas comer?—Mmmm. . . no lo sé— dijo admirando el lugar— subamos al área de la feria, quizás allí decidamos por algo.—Bien— él asintió serio. Los diferentes olores que inundaban el lugar llegaban a ellos, logrando despertar el apetito de ambos.—No lo sé, podríamos comer casi que cualquier cosa, todo huele increíble. ¿Qué tal, una buena pizza, con mucho queso y pepperoni?—Suena bien. Iré a hacer el pedido, mientras, espérame en la mesa.—Bien— Bruno estaba resultando alguien muy agradable, era caballeroso aunque su rostro no expresaba mucho. Él, llegó a
Emely observó fijamente sus ojos, su boca muy cerca de la suya y quiso retroceder, pero se encontró con que su propio auto le impedía el escape, elevó sus manos y las colocó en el amplio pecho, Bruno colocó una mano en la puerta del auto, a la altura de sus caderas, y la otra en el techo del vehículo a la altura de su rostro.—Bruno. . .Pero no pudo decir nada más, él acortó el espacio que los separaba y tomó posesión de sus labios, ella abrió la boca por la sorpresa y se mantuvo inmóvil, lo que le permitió a él besarla a sus anchas, sus labios eran gruesos y evidentemente era muy hábil para besar, los párpados de Emely comenzaron a pesar y de a poco se fueron cerrando, gimió débilmente cuando la lengua de él se deslizó ávidamente dentro de su boca.Las manos de ella que se mantenían en el pecho, comenzaron un lento ascenso hasta encontrarse rodeando el masculino cuello. Las manos de él, también se movieron, la izquierda abandonó el auto y se colaron dentro de su chaqueta, abrazándos
Mateo, mantuvo sus ojos en ella, recorriéndola, analizándola, como queriendo comprobar si realmente era ella. Sintiendo el golpe del pasado contra su pecho.Emely, lo miró a los ojos, sintiendo una mezcla de extrañas sensaciones dentro de su ser, se juró que cuándo se encontrarán nuevamente, no sentiría nada, absolutamente nada, pero no era posible. Sobre todo sentía la indignación y una fuerte sensación de desprecio.Sintió una fuerte mano posarse en su hombro, no tuvo que ver para saber que era Bruno, brindándole apoyo.—Buenas noches— dijo Mateo.—Hija mía— Liliana, se puso en pie y fue hasta ella y la abrazó.—Qué bueno verte, madre. — le dedicó una linda sonrisa.—No imaginé verte después de tantos años— la voz de Mateo, mostraba asombro.—Cosas del destino— el tono dulce con el que le había hablado a Liliana, desapareció.— Mi amor— le habló a Luciana— te hemos traído un regalo.—La adolescente, la miró con ojos brillantes.—¿Qué es?— preguntó emocionada.—Debes descubrió tu misma
Emely, caminó con paso firme a la sala, sintiendo enojo pero disimulándolo.—Esos bocadillos están increíbles, madre, y el jugo delicioso, pero ya debo irme— le sonrió.—Pensé que te quedarías un poco más— le dijo con tristeza.—Quisiera, madre, pero no puedo, Lisbeth, me espera para ayudarla con detalles de su boda. No quiero que piense que la dejo sola para preparar el mejor día de su vida.— le regaló una dulce sonrisa.—Por supuesto que no, ve con ella y entrégale muchos saludos de mi parte, que me visite pronto.—Así lo haré, madre. Que descanses, Buenas noches— dijo hacía Mateo.—Buenas noches— le respondió. Ella, salió de casa y se quitó la chaqueta, si bien la noche ya había llegado, tenía un excesivo calor y lo adjudicó a su enfrentamiento con Alexa. Abrió la puerta del auto y arrojó la chaqueta y luego acomodó su cabello—¿Es tu auto?— la voz de Mateo, llegó hasta ella, Emely, tuvo que cerrar los ojos y contener su enojo.—Si.— respondió cortante.—Está precioso. Estos años te
—¿TE FUISTE DE COMPRAS CON ESA MUJER?—gritó Alexa fuera de si, con los ojos enormes.—Así es, y no es necesario que grites, estamos en la misma habitación — respondió desde la cama dónde estaba acostado y miraba a Alexa con cara inmutable.—¿Qué rayos pasa contigo, Bruno?— lo miraba enojada— ¿Por qué tienes que verte con esa mujer?, ¿Por qué?— sus ojos que brillaban de furia parecían más grandes de lo que ya eran.—Ya te he dicho que quería comprarle un regalo a Luciana y he ido para escogerlo con ella. Además, de conversar algunas cosas sobre Luciana.—Se te está metiendo por los ojos esa mujercita, ¿Cierto?— presionó los labios con fuerza— ¿Cierto, Bruno?—No digas tonterías, cariño. Ven a la cama a dormir, por favor, tengo sueño y mañana debo madrugar — se giró colocándose boca abajo, abrazándose a una almohada, Alexa se quedó un par de minutos allí observando su espalda, furiosa con Emely que estaba alterando tanto su vida.***********************************************Lisbeth,