Una familia feliz

En la mansión Diamantis, el mayordomo Stabros se encargó de despedir a las dos mucamas y contratar a otras dos nuevas, les estaba explicando sus tareas cuando Romina salió de su habitación

— Señora Diamantis, ¿tuvo un buen descanso? — preguntó el hombre asiendo una leve reverencia

— Creo que sí, estaba demasiado agotada, tu jefe me tiene sin energías, Stabros ya te he dicho que no seas demasiado formal conmigo, muero de hambre, iré a la cocina a prepararme algo para comer

— ¿Prepararse algo ha dicho? ¿pero como se le ocurre? si el señor Diamantis se entera de que no la hemos atendido como es debido, nos despide a todos, usted solo pida lo que le apetezca y lo tendrá

— ¡Dios, me tratas como si fuera la esposa de un mafioso griego, hasta me haces sentir como la diosa griega de la mafia, eres tan amable, Stabros! pide que esté lista la comida también para los niños, sopa de verduras, una proteína, guisantes, y un rico postre, mientras tanto comeré frutas

— Enseguida señora Diamantis, se
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