La educación del niño ruso

El día en el que Dylan se mudó de la mansión llegó, ella regresaba a su casa, no era tan pequeña pero no tenía comparación con la mansión del Hades, que era enorme, lujosa y muy elegante

— Te vamos a extrañar mucho, Dylan, pero sabemos que necesitas tu espacio y comenzar a decorar la habitación del bebé, y hacer un cálido hogar para él — Romina, despedía a su amiga

— Tía Dylan, ¿vendrás a visitarnos a los mellizos? — Daniela, preguntaba a la pelirroja

— Por supuesto, sigo siendo la mano derecha de tu padre, estaré seguido aquí en la mansión Diamantis

— Dylan, estaré trabajando con Emilio Hernández y Ray, quiero que te concentres solamente en tu embarazo, que tengas los cuidados necesarios y reposes, el bebé tiene que lograrse, así que tienes que poner de tu parte, no puedes andar de aquí para allá como acostumbras hacer

— Voy a estar bien, este bebé va a ser aguerrido, como su ma...

— Aguerrido como su padre — Lenín, en perfecto griego pero con acento ruso, apareció en la ecuación

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