Una cigüeña atarantada

Los abuelos se quedaron encantados a disfrutar de su nieta, ella se portó muy bien, el Boss la cargó y le decía palabras dulces, podía ver qué se parecía mucho a Nathan

La pequeña Elena abrió los ojos sorprendiendo a su abuelo, ella había estado dormida

— Vanessa, ven a ver, la nena tiene mis ojos, el mismo color de ojos de mi padre, Nathan y Nathaniel, son tan hermosos en su rostro, se ve adorable

— ¡Oh, por dios, que grandes ojos grises tiene usted, señorita, eres tan preciosa! — la reina estaba muy feliz, el Boss, reía como pocas veces, la llegada de un bebé Castrioli, era de lo más importante para la familia, y desde luego para él

— Papá, ¿en dónde estaban? los estaba buscando pero ustedes no estaban en casa, se fueron y no me llevaron, ya no soy el consentido de la casa desde que mamá está embarazada, ya no deberías embarazarla de nuevo, eso no me conviene — el niño se cruzó de brazos

— Eleazar, tu madre está en el hospital

— ¿Qué tiene ella? ¿está enferma? llévame con mamá, pa
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